Norman Mailer irrumpió en La Habana el 14 de diciembre de 1989. Nunca antes había estado en Cuba, declaró. Con todo y ser un escritor famoso… llegó en condición de cineasta, para la presentación durante las jornadas del festival de cine cubano de su más reciente filme, Los hombres duros no bailan. Su presencia ganó titulares y el visitante ofreció una extensa entrevista el día 19, de la cual recogió la periodista Rosa Elvira Peláez los siguientes apuntes, ciertamente interesantes:
La literatura es una ocupación muy solitaria. Cuando se comienza a escribir es porque uno tiene pensamientos profundos, pero al ir envejeciendo uno se hace más gregario y la dirección de cine es una de las actividades más gregarias que conozco, es como ser bienvenido en una pequeña ciudad. Dirigir películas a mi edad, 66 años, es algo nuevo que puedo hacer y realizarme. Es enormemente agradable para mí. Y escribo porque es lo que mejor hago y me encanta.
Más adelante agregó:
El cine comunica con la gente en formas mucho más diferentes que la novela. Para mí la película ha existido desde la memoria hasta los sueños mismos. Por ejemplo, pensamos a Humphrey Bogart y tenemos una imagen instantánea de él, es como alguien que vive junto a nosotros.
No abundan en el siglo XX los autores que alcanzaran la notoriedad de Mailer, ni tan polémicos, irreverentes e influyentes literariamente como él, y acaso tampoco tan premiados, porque ganó dos premios Pulitzer, uno por su ensayo Los ejércitos de la noche, en 1968, y el otro por la novela La canción del verdugo, en 1980. Si de periodistas se trata fue uno de los más reconocidos, en particular por la cobertura que dio a los debates durante las convenciones nacionales de los partidos Republicano y Demócrata de los Estados Unidos, en los años 1960, 1964, 1968, 1972, 1992 y 1996. Escritor de intelecto brillante y hacer multifacético, Mailer se movió por los géneros de la novela, la biografía (una de ellas, de Marilyn Monroe), el ensayo, los guiones cinematográficos e incursionó hasta en la realización como cineasta.
Si su actividad literaria resultó intensa, también lo fue su vida. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió con las tropas norteamericanas en el Pacífico Sur y de tales experiencias escribió el libro Los desnudos y los muertos (The Naked and the Dead), de 1948, considerada una de sus mejores novelas y también una de las más importantes del período de la posguerra.
El periodismo y la producción literaria de Norman Mailer tienen, en general, un marcado sesgo político, criticó el sistema político de la nación norteamericana, su violencia, la confusión de la sociedad, y hasta se le arrestó por corto tiempo durante 1967 por su participación en las demostraciones contra la presencia de las tropas de Estados Unidos en Vietnam.
Ilustra hasta dónde se le conoció en las diversas esferas de la vida nacional e internacional el hecho de que su nombre se cite en numerosas canciones (incluida una de John Lennon), que apareciera en varios documentales y se le mencione en alguna que otra película.
Mailer nació en New Jersey el 31 de enero de 1923 y murió en Nueva York el 10 de noviembre de 2007, a los 84 años.
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Crónica incluida en el libro La Habana, un buen lugar para escribir, de Leonardo Depestre Catony, publicado por Cubaliteraria Ediciones Digitales.
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