En uno de los barrios marginales de Nueva Orleans, en una familia muy pobre, nacía Louis Armstrong, negro como un pedazo de nostalgia.
Se trata de una de las figuras más innovadoras de la historia del jazz. Su voz, grave y rota, sería el eco de las difíciles situaciones de su infancia, donde el abandono y el infortunio prevalecerían como una estrella de David colgada al cuello. Notas al margen de la lluvia es el libro que escribiera José Manuel Santiesteban Ruiz influenciado por historias como estas.
Hoy cuando escucho niños llorando,
cuando los veo crecer,
pienso en tus trece años:
vendedor de carbón,
repartidor de leche,
estibador de barcos bananeros…
Ediciones La Luz tuvo a bien publicarlo en la colección Analekta, en 2021, y con ello regalarnos un cuaderno, como se dice «para leer de una sentada». Aquí la familia se convierte en la imagen central. Una familia que, a duras penas, intenta dibujar el difícil panorama de vivir en un país donde Dios cabalga desnudo por las calles.
En momentos de meditación
lo cotidiano puede volverse
una entidad difícil de comprender.
Inverosímil como explicarle a un niño
que por muy bien que se porte
no podrá tener todo lo que quiera
en la vida.
José Manuel usa imágenes limpias, casi con ingenuidad como el niño que mira curioso el paisaje y lo describe tal cual:
Cuando era un muchacho,
ocasionalmente,
iba de pesquería con mi abuelo
en una pequeña chalana
y sentía en el interior de su gorra
un olor,
no desagradable para mi,
una mezcla de salitre con sudor
y tela tostada por las insolaciones.
Estás, de pronto, en alta mar, a merced de las olas, pescando los recuerdos de la infancia y he aquí que aparece esa voz que repite una y otra vez «maldita la poesía» sin comprender que la poesía es un puerto invisible del que no se regresa nunca.
Injuria mi mujer
por el pan que se me quema
en los primeros claros de la mañana.
Saco los ojos del libro de Gastón Baquero
acabo de comprender
por primera vez la palabra inocente.
«¡Maldita la poesía¡»
Blasfema otra vez
y ahora es ella la inocente,
con sus ojos enrojecidos
ignora que he encontrado
lo único con que puedo comprarla.
Hay momentos en que, tratando de encontrar el fuego primigenio, olvidamos que la misión trascendental de la vida es ser feliz. Aquí están los versos de José Manuel para recordarlo. Para decirnos que, a pesar de todo, una familia unida puede construir los muros de su felicidad.
Mi familia,
atemperada con la sencillez
de un hogar humilde,
se ha propuesto
como misión trascendental en la vida
ser feliz al menor costo posible.
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