
Descubrir la obra de Ofelia Rodríguez Acosta y de las líderes del movimiento feminista que desde principios del siglo XX lucharon por redefinir la nación cubana desde la perspectiva del género significa una revelación iluminadora.
Ofelia Rodríguez Acosta tuvo gran relevancia entre los años 1920-1940 —cruciales en la formación del imaginario de la nacionalidad cubana—, con sus novelas El triunfo de la débil presa (1925), La vida manda (1928) y Sonata interrumpida (1940), entre otras, y con sus múltiples ensayos y crónicas de viaje.[1] Nacida en Artemisa en 1902 fue una prolífica novelista, periodista (especialmente para Bohemia, donde tenía a su cargo una sección) y destacada activista feminista revolucionaria.
Según la investigadora Zaida Capote, Ofelia participó activamente en la lucha contra el dictador Gerardo Machado y se sabe que estuvo en la manifestación contra el asesinato del estudiante revolucionario Rafael Trejo en 1930. Fundó y dirigió la revista Espartana en 1927 y fue bibliotecaria del Club Femenino de Cuba en 1925.
Defendió en sus obras la teoría de la superioridad del amor libre frente a la moral católica; sostuvo la idea de que las tragedias de la mujer se debían a las normas sociales restrictivas de su libertad y abogó por la liberación de la mujer de la dependencia económica y social de los hombres, que debía empezar por la liberación de las mentes femeninas. Se le considera una feminista socialista (Stoner, 2003, 97-102). Fue lo que en la época se consideraba como una mujer con «vida independiente», ya que nunca se casó y logró mantenerse económicamente por su trabajo como escritora dentro de la clase media alta cubana.
Esta denominación en su época era un eufemismo para las mujeres que se sospechaban como lesbianas (Bejel, 2001, p. 47). Tuvo que luchar no sólo para defender sus ideales feministas, sino también para defenderse de lo que Ambrosio Fornet llama «la distribución sexista de “roles autorales”» en la Cuba de ayer y de hoy, que la llevó en los años 40 a radicarse en México, al menos por un tiempo (1994, p. 71).
Sus obras pueden leerse como un reto a la imagen de la naciente nación cubana que, desde los primeros momentos, se basó en la idea de la familia heterosexual como la unidad social y económica básica de la sociedad. Como señala K. Lynn Stoner, en la Cuba de principios del siglo XX, «La administración de bienes y la propiedad, la responsabilidad familiar, el estatus social y la influencia política, todas estas cuestiones se basaban en la organización y las reglas familiares». (2003, pp. 65-66).
Las mujeres protagonistas de las novelas de Rodríguez Acosta desafían esta centralidad de la familia como núcleo de la nación, a través del rechazo al matrimonio tradicional, de la aceptación de la existencia de mujeres homosexuales exitosas, de la participación política independiente de la mujer, sobre todo en el contexto de la lucha contra la dictadura de Machado y por el sufragio femenino. Pueden considerarse sus obras como esfuerzos pioneros en el desarrollo de una novela explícitamente feminista en América Latina (Menéndez, 1997, p. 178). Como es característico de esta época en la literatura cubana, su estilo sigue el del realismo social con reminiscencias del modernismo en su lenguaje (sobre todo en la primera novela).
Aunque no hay una gran experimentación formal, el lenguaje es muy detallista y en ocasiones muy sensual, combinando en todos los casos el diálogo con un narrador omnisciente, incorporando reflexiones filosóficas, sociológicas y de crítica literaria como parte de la trama, además de sueños y pesadillas. Hay alusiones a personajes de la política cubana de la época, descripciones de la ciudad de La Habana, de sus calles, e incluso, de sus barrios marginales, así como de las costumbres sociales tanto de los más pobres como de la clase media baja y alta.
Su muerte, un enigma
La polémica sobre la vida y obra de Ofelia de la Concepción Rodríguez Acosta continúa, en particular porque hay muchos datos biográficos desconocidos, hasta el punto de que algunos autores como Lynn K. Stoner afirman que murió en México en un manicomio (2003, p. 143). Emilio Bejel por su parte, informa que no se sabe si murió en México o en Cuba, pero que en cualquier caso murió en un asilo para enfermos mentales (2001, p. 48), cuando en realidad todo parece indicar que regresó a la isla después de 1959, tras haber vivido y trabajado en México desde los años 40 y murió en Cuba en 1975, en el Asilo Santovenia (EcuRed, 2011), un asilo de monjas para ancianos desamparados (pero no para enfermos mentales).[2]
De acuerdo con Zaida Capote, existe un certificado de defunción del hospital Dr. Salvador Allende en el que consta que murió de una bronconeumonía el 28 de junio de 1975.
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Con información de Marisela Fleites-Lear: «Transgresiones cubanas: Ofelia Rodríguez Acosta y la mujer/nación independiente y lésbica)», Revista Semestral de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica, 41 (2): 35-51, julio-diciembre, 2015. ISSN: 0377-628X.
Bibliografía
- Bejel, E.: Gay Cuban Nation, University of Chicago Press Chicago, 2001.
- Capote-Cruz, Z.: Escritores olvidados de la República: Ofelia Rodríguez Acosta, Fundación Alejo Carpentier, 2011, p. 2. En http://www.fundacioncarpentier.cult.cu/ [Consulta 20 abril de 2015].
- Fornet, A.: «Las máscaras del tiempo en la novela de la revolución cubana», en Revista de crítica literaria latinoamericana, 20 (39), 61-79, 1994.
- Stoner, K. L.: De la casa a la calle. El movimiento cubano de la mujer en favor de la reforma legal (1898-1940), Editorial Colibrí, Madrid, 2003.
- «Ofelia de la Concepción Rodríguez Acosta García», En:
http://www.ecured. cu/index.php/Ofelia_de_la_Concepci%C3%B3n_Rodr%C3%ADguez_Acosta_ Garc%C3%ADa [Consulta 2 de abril de 2015].
[1] Entre su vasta bibliografía se encuentran también Evocaciones (crónicas) (La Habana, 1922); Dolientes (La Habana, Hermes, 1931); La tragedia social de la mujer (La Habana, Editorial Génesis, 1932); En la noche del mundo (La Habana, La Verónica, 1940); Europa era así. Crónica de viaje (México, D.F. Eds. Botas, 1941); La dama del arcón (México, Eds. Estela, 1949); Diez mandamientos cívicos (cinco éticos y cinco estéticos) (La Habana, Imp. Barandiarán, 1951); Hágase la luz. La novela de un filósofo (México, Impresora Gálvez, 1953); La muerte pura de Martí (México, Imprenta de F. F. Franco, 1955); Algunos cuentos (de ayer y de hoy) (México, B. Costa Amic, 1957); etc. (ver EcuRed). En el sitio de la red Hojas de prensa para la historia de Cuba, dedicado a esta autora pueden leerse recortes de periódico de la época que nos dan una idea de su trascendencia (ver http://hojassdeprensa.blogspot. com/2012/01/ofelia-rodriguez-acosta-1902-1975-una.html).
[2] Ver http://semanarioaccion.com/asilo-santovenia/
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