Texto leído en el Encuentro de Traductores y Editores, durante la FILH 2024
La publicación de traducciones es una empresa en la que necesariamente se unen los esfuerzos de traductores y editores; por eso viene al caso abordar el tema en estos encuentros que viene convocando cada año la Feria Internacional del Libro de La Habana (FILH). Mis apuntes son un intento de aproximación a la labor de editoriales que se han destacado en este sentido.
En su texto Industria editorial cubana: evolución y desarrollo[i], la investigadora Jacqueline Laguardia Martínez afirma que no se puede hablar de un movimiento editorial en el país hasta la creación de la Imprenta Nacional de Cuba, en 1959. Existían, sí, algunas imprentas que publicaban una pequeña parte de la producción literaria nacional, pero los autores cubanos tenían que recurrir, en su mayoría, a editoriales extranjeras para publicar sus obras. Bibliotecas y lectores se veían en la necesidad de importar libros desde otros países (España, México, Argentina). En ese panorama eran casi nulas las expectativas de publicación de traducciones.
Una excepción interesante, anterior a la etapa republicana, es el libro Estudios poéticos, de los hermanos Francisco y Antonio Sellén (La Habana, Imprenta del Tiempo, 1863), una de las primeras o tal vez la primera colección de traducciones publicadas en Cuba. Según refiere Francisco Díaz Solar en Las letras alemanas en el siglo XIX cubano[ii], la colección incluye poemas de autores de lengua alemana como Heine, Schiller, Goethe, Nikolaus Lenau y otros, traducidos al español por los Sellén; y hasta donde he podido saber, es la única de la época que se publicó en el país. La otra gran recopilación cubana de poesía de lengua alemana traducida al español en el XIX, Ecos del Rin[iii], apareció en 1881 en Nueva York, donde había aparecido también, en 1875, el Intermezzo lírico de Heine, traducido por Francisco Sellén.
Pero volvamos a la Imprenta Nacional y su sucesor, el Instituto del Libro (ICL), fundado en 1967 para promover la cultura y divulgar la literatura cubana y universal. Como parte del Instituto surgieron, entre otras, las editoriales Arte y Literatura en 1968, Letras Cubanas en 1977 y José Martí en 1983. La Casa de las Américas había establecido en 1960 su propia editorial, que en 1997 pasaría a llamarse Fondo Editorial Casa de las Américas. También con independencia del Instituto del Libro se creó en 1980 la Casa Editora Abril, y dentro de ella se inauguró a finales de los 90 la Colección Sur, que daría lugar a SurEditores. Todos estos sellos han publicado numerosas traducciones.
Con más de 55 años popularizando la literatura universal, Arte y Literatura ha pasado por distintas etapas. Las primeras dos décadas fueron de grandes tiradas (varios miles de ejemplares), en colecciones que tuvieron gran éxito, como Huracán, Dragón y Cocuyo. Aunque las traducciones constituyen gran parte del volumen total de sus ediciones, esta editorial publica también las literaturas de España y América Latina, con libros escritos originalmente en español; en sus primeros años, aparecían bajo este sello las obras de autores nacionales, pues hasta que inició su camino autónomo en 1977, Letras Cubanas fue una colección de la editorial Arte y Literatura.
En la colección Huracán se publicaron clásicos como Tolstoi (La guerra y la paz, Ana Karenina), Balzac (Papá Goriot), Flaubert (Madame Bovary), Charlotte y Emily Brontë (Jane Eyre, Cumbres Borrascosas) y Thomas Mann (Los Buddenbrook, en la excelente traducción de Francisco Payaróls), entre tantos otros. No siempre aparecía en esas ediciones el crédito del traductor o la traductora; muchas veces las traducciones eran tomadas de ediciones extranjeras en las que no aparecía dicho crédito. Esto vale también para otras colecciones, como Dragón y Cocuyo.
La colección Dragón se creó para la edición de policiacos y obras de ciencia ficción. Entre los policiacos aparecieron libros de autores como Arthur Conan Doyle, Agatha Christie, Maurice Leblanc, Georges Simenon, Raymond Chandler, Dashiell Hammet y Yulian Semionov, mientras que en la ciencia ficción se publicaron el Frankenstein de Mary Wollstonecraft Shelley, La guerra de las salamandras, de Karel Čapek, y muchos más.
Mediante la colección Cocuyo se dieron a conocer títulos y autores de las más diversas nacionalidades, entre ellos El viejo y el mar, de Ernest Hemingway; El barón rampante, de Ítalo Calvino; El vino del estío, de Ray Bradbury; El extranjero, de Albert Camus, y una importante representación de las literaturas africanas, que tal vez constituya el mayor mérito de esta colección, y en la que se incluyeron obras de Chinua Achebe, Mongo Beti, Mohammed Dib, Nadine Gordimer, Ferdinand Oyono, Tayeb Salih y Amos Tutuola. Las versiones al español de esos libros fueron realizadas por traductores cubanos como Virgilio Piñera, José Rodríguez Feo, María Teresa Ortega, Pedro de Arce, Mario Díaz Godoy y Lidia Pedreira, en su mayoría miembros del Departamento de Traducciones del ICL.
Como expresa la doctora Rocío Anguiano, de la Universidad de Valladolid, en su tesis titulada La recepción de la literatura africana de expresión francesa traducida al español en Cuba: traducción, adaptación, reescritura:
…la editorial Arte y Literatura asume la tarea de difundir no solo las literaturas de Occidente, sino también las periféricas, con un especial énfasis en las del llamado Tercer Mundo. En este contexto, es significativo el trabajo realizado con los autores de África y Asia, en general, muy poco difundidos en lengua española. Así, en el caso del continente asiático, el catálogo de la editorial incluye obras de Vietnam, Mongolia, Corea y Filipinas, además de las de Japón, China y la India, y, en el de África, como ya hemos visto, figuran textos de un número considerable de etnias y países, la mayoría de ellos traducidos por primera vez al castellano.
(p. 397, texto en PDF facilitado por su autora.)
Para las editoriales cubanas, la década de 1990 trajo consigo una reducción drástica de las tiradas y del número de libros publicados. Arte y Literatura no fue una excepción; sin embargo, en esa década y hasta 2001 se publicaron bajo este sello varios títulos de literatura austríaca: la novela Buzo en la sombra, de André Heller, así como la trilogía de novelas de Marie-Thérèse Kerschbaumer que incluye La extraña, La partida y Lejos (traducciones de Olga Sánchez Guevara), y el poemario Hojas volantes, de Julian Schutting (traducción de Francisco Díaz Solar y Jorge Yglesias). La edición de las novelas de Kerschbaumer y Heller corrió a cargo de Isabel Fernández López, cuya respetuosa y esmerada labor es justo recordar aquí. Y una vez más vale mencionar a Evaristo García y Víctor Malagón, editores de probada experiencia que mucho tuvieron que ver con la traducción y los traductores.
En esa misma década de 1990, varios colegas comenzamos a colaborar con la Casa Editora Abril, donde el poeta Alex Pausides asumió el trabajo editorial de Poemas,[iv] de Marie-Thérèse Kerschbaumer, y Nueve cantos al amor terrenal,[v] de la misma autora. Pausides fue también el editor del poemario El manto de mis palabras,[vi] de Mechthild Podzeit-Lütjen, ya bajo el sello de la Colección Sur, punto de partida de la editorial SurEditores, cuyo catálogo actual abarca unos 400 títulos en los que se destacan autores como Pablo Neruda, Rafael Alberti, Anna Ajmatova, Wislawa Symborska, Nazim Hikmet, Mahmud Darwish y Leopold Sedar Senghor.
SurEditores ha publicado importantes antologías poéticas, como Poesía contra la guerra en la literatura alemana, del barroco hasta nuestros días,[vii] que incluye, entre otros, a Schiller, Hölderlin, Georg Trakl y Hermann Hesse; Poesía y prosa del expresionismo alemán; [viii] Quince poetas rusos[ix] y Poesía en tiempos convulsos[x], que reúne poetas germanófonos del período entreguerras en el siglo XX. Las traducciones desde el alemán estuvieron a cargo de varios especialistas cubanos; la selección y traducciones de los poetas rusos corresponden a Verónica Spasskaya y Omar Pérez.
Como parte de la editorial Letras Cubanas funcionó durante algún tiempo el sello Torre de Letras, en el que se editaron, con factura artesanal y en número limitado, traducciones de poesía realizadas por colegas cubanos. Esas versiones habían surgido al calor de las tertulias literarias dirigidas por la poeta Reina María Rodríguez, que encontraron espacio en la llamada Torre de Letras (Palacio del Segundo Cabo, entonces sede del ICL). William Blake, Novalis, Heine, Ernst Jandl y Friederike Mayröcker, Henri Michaux, Paulo Leminsky, John Kinsella, son algunos de los autores cuyas obras traducidas aparecieron bajo este sello.
La editorial José Martí se creó con el fin de llevar la literatura cubana a otras lenguas y divulgarla internacionalmente, y de ese empeño surgieron ediciones de importantes obras cubanas en distintos idiomas. Por su parte, el Fondo Editorial Casa de las Américas cuenta con un amplio catálogo de traducciones de literatura brasileña y de los países del Caribe, entre las que podemos citar las novelas de Jorge Amado y Machado de Assis, y la poesía del martiniqueño Edouard Glissant traducida por la poeta Nancy Morejón.
Algunas editoriales de provincia han incursionado en la publicación de traducciones, como Vigía, en Matanzas; Oriente, en Santiago de Cuba, y Ácana, en Camagüey, donde se han publicado, entre otros títulos traducidos, El peor de la manada. Poemas de Joachim Du Bellay, y La Vida Nueva de Dante Alighieri, ambos en versión de Jesús David Curbelo, así como Poesía de Robert Frost, en versión de Isabel Serrano.
La editorial Cubaliteraria también ha publicado numerosas traducciones en formato de e-book; la más reciente es la de El alienista, de Joaquim Maria Machado de Assis, noveleta traducida del portugués brasileño por quien escribe estos apuntes. El portal web de Cubaliteraria mantiene desde hace casi veinte años una sección dedicada a la publicación de traducciones y temas relacionados.
En la edición de traducciones han influido positivamente las ferias del libro, pues cada año se publican obras literarias del país invitado, y cuando este no es hispanófono se hace preciso traducir esas obras. Entre los países no hispanófonos invitados de honor se cuentan Italia, Francia, Alemania, Brasil, Rusia, países del Caribe, Angola, India y Canadá, y de todos ellos hemos podido contar con libros traducidos y publicados en Cuba.
Muchas gracias.
[i][i] Jacqueline Laguardia Martínez, “Industria editorial cubana: evolución y desarrollo”, en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0252-8584201400 (Consultado el 16-01-2024).
[ii] Díaz Solar, Francisco, Las letras alemanas en el siglo XIX cubano (Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2004), p. 45
[iii] Ibid., p. 167. Selección de Francisco Sellén, con traducciones suyas y de su hermano Antonio.
[iv] 1997, traducción de Olga Sánchez Guevara
[v] 2000, traducción de Jorge Yglesias
[vi] 2000, traducción de Olga Sánchez Guevara
[vii] 2005 y 2013, selección de Dietmar Geissendorf y Francisco Díaz Solar
[viii] 2009, selección de Francisco Díaz Solar y Orestes Sandoval López
[ix] 2010; incluye a Pushkin, Pasternak, Anna Ajmátova y otros.
[x] 2017, selección de Francisco Díaz Solar
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