Llegamos a diciembre y comparten espacio en nuestro espíritu los deseos de ser feliz y la necesidad de pasar balance de angustias y alegrías. La poesía susurra nuevamente su luz en nuestros ojos. El clima es otro, se mezclan, por los apremios del diario vivir, una especie de paz inefable y las tensiones que empañaron ciertas jornadas del año. En general hay más fraternidad entre las personas y salimos a la calle con deseos de estrenar el tiempo. Diciembre es un mes de apoteosis y a ningún poeta le es indiferente.
Gertrudis Gómez de Avellaneda, en su texto titulado «Al sol», le reclama a un día de diciembre: ¡Reina en el cielo, Sol! reina e inflama / con tu almo fuero mi cansado pecho: / sin luz, sin brío, comprimido, estrecho, / un rayo anhela de tu ardiente llama.[1]
Con mayor claridad apologética, Rosalía de Castro relata:
En mi pequeño huerto
Brilla la sonrosada margarita,
Tan fecunda y humilde,
Como agreste y sencilla.
(…)
Cuando llega diciembre y las lluvias abundan,
Ellas con las acacias tornan a florecer,
Tan puras y tan frescas y tan llenas de aroma
Como aquellas que un tiempo con fervor adoré.
Como antes dije, a ese diciembre de quienes practican la filosofía perspectiva no le faltan los de espíritu retrospectivo, que lo sienten como un momento para sumirse en las grisuras del invierno y pasar balance de fiascos e incertidumbres recientes. Una mirada al ayer inmediato los conduce a planteamientos ontológicos y dubitativos, como este de Pablo Neruda: ¿Y cómo se llama ese mes / que está entre diciembre y enero? / ¿con qué derecho numeraron / las doce uvas del racimo?
Por su parte Federico García Lorca, gracias a su descomunal vigor metafórico y en extremo musical, nos ofrece imágenes que marchan en los dos sentidos. De esa forma en «¡La sombra de mi alma!», escrito en Madrid, en diciembre de 1919, nos dice:
he llegado a la línea donde cesa
la nostalgia,
y la gota de llanto se trasforma,
alabastro de espíritu.
(¡La sombra de mi alma!)
El copo del dolor
se acaba,
pero queda la razón y la sustancia
de mi viejo mediodía de labios,
de mi viejo mediodía
de miradas.
Antes, en «Canción menor» (Granada, diciembre de 1918) había expresado:
Y veo secarse los lirios
al contacto de mi voz
manchada de luz sangrienta,
y en mi lírica canción
llevo galas de payaso
empolvado. El amor
bello y lindo se ha escondido
bajo una araña. El sol
como otra araña me oculta
con sus patas de oro. No
conseguiré mi ventura,
pues soy como el mismo amor,
cuyas flechas son de llanto,
y el carcaj el corazón.
Daré todo a los demás
y lloraré mi pasión
como niño abandonado
en cuento que se borró.
Hemos llegado a este diciembre en Cuba exhibiendo la perspectiva del control de la pandemia Covid/19, con casi toda la población vacunada y una disminución sostenida de los contagios y los fallecimientos causados por la enfermedad. Pero ha sido un año de demasiadas muertes, de angustias económicas, de amenazas de desestabilización, de violencia contra nuestra historia y nuestras esperanzas. Mucha gente notable, conocida y querida pasó por el susto de padecer por el maldito virus, y algunos murieron; otros menos notables también sucumbieron, y duele igual; algunos muy admirados han dicho palabras lamentables en el tono de unos medios masivos que nos demonizan como nación. El último mes de 2021 no nos deja un balance muy grato, no obstante, recibiremos el 2022 con la poesía lista para rescatarnos de la oscuridad.
Siempre que llegue diciembre, por socorrido que parezca, haremos planes: los libros que escribiremos, los que leeremos, la mejoría de la economía del país y el hogar, los nuevos y viejos cariños, el mar como bálsamo para el verano, algún viaje feliz a cualquier rincón desconocido, un buen paisaje para meditar y destilar versos… Iniciaremos el enero que nos aguarda con todas las epifanías pospuestas en los propósitos, porque, como dijera también Neruda: Es hoy: todo el ayer se fue cayendo / entre dedos de luz y ojos de sueño, / mañana llegará con pasos verdes: / nadie detiene el río de la aurora.[2]
(Santa Clara, 2 de diciembre de 2021)
[1] Gertrudis Gómez de Avellaneda: «Al sol»: [en línea, disponible en https://www.buscapalabra.com/poemas.html?palabras=diciembre&cortos, fecha de consulta, 2 de diciembre de 2021](todos los textos citados en el presente artículo, exceptuando el último, se consultaron de la misma fuente y en la misma fecha).
[2] Pablo Neruda:Cien sonetos de amor, [en línea, disponible en https://www.poemas-del-alma.com/soneto-xlix.htm, fecha de consulta, 2 de diciembre de 2021].
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