
En recuerdo del nacimiento del profesor e historiador cubano Antonio Bachiller y Morales, el 7 de junio se celebra el Día del bibliotecario cubano. Al escuchar esto, más de uno pensará en la Biblioteca Nacional o quizá en alguna biblioteca de barrio que haya visitado. Pensará en la archiconocida rutina de llegar al recinto, mostrar la tarjeta y solicitar su libro en papel, a lo cual seguirá el prolongado escrutinio en los anaqueles.
Tal vez, pocos sepan que hay otros modos de pensar y utilizar la biblioteca, que las personas con discapacidad pueden acceder a sus servicios si existen las condiciones apropiadas y que el formato digital no derivará en la extinción del libro impreso, ni de las bibliotecas capaces de reinventarse en el nuevo escenario.
Te cuento, lector, que en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí existe la sala para Personas con Discapacidad Frank Emilio Flynn, sobre la cual te hablaremos en esta entrevista que Cubaliteraria realizó a Marlenis Oliva Ponce, una de las especialistas que trabaja en dicho departamento.

¿En qué circunstancias se crea la sala Frank Emilio?
Nuestra sala fue creada el 9 de febrero de 2001. Anteriormente existía una pequeña área especial que ofrecía algunos servicios a personas con discapacidad, pero se ubicaba en un espacio muy reducido. El proyecto de la sala que conocemos hoy comenzó a gestarse en 1999, a través de un convenio entre la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE), la Asociación Nacional del Ciego (ANCI) y la Biblioteca Nacional.
La idea se concreta en 2001 con la inauguración de una sala moderna, equipada con la tecnología necesaria para garantizar que las personas con discapacidad pudieran acceder a la información.
Fue algo realmente novedoso en aquel entonces, porque coincidió con la llegada a Cuba de las herramientas tiflotecnológicas, de modo que los usuarios con discapacidad vieron cómo mejoraba su autonomía con el manejo de estas ayudas para consultar información en la sala.
Desde el comienzo se abogó por la convivencia entre el papel y lo digital. En la sala se puede consultar abundante material bibliográfico en braille, tinta, audio, video y también en formatos digitales como word, pdf y epub.

¿Qué servicios ofrece la sala?
En sus inicios, la sala se concibió para atender a personas con discapacidad visual, pero con el paso de los años hemos diversificado los servicios y en la actualidad acogemos a personas con dificultades motrices, con discapacidad auditiva y más recientemente, usuarios con discapacidad intelectual.
Ofrecemos varios servicios: transcripción de documentos de braille a tinta y viceversa; el servicio de lectura en voz alta, que normalmente es requerido por personas con discapacidad visual que nos llevan documentos en tinta a cuya información no pueden acceder, y la digitalización de documentos, solicitada especialmente por estudiantes universitarios que acuden con materiales impresos y prefieren consultarlos por sí mismos, pues requieren una lectura meditada.

También brindamos la generación de audiolibros con voz sintética, a partir de la conversión de textos en formato epub, pdf o word al formato mp3; procuramos siempre que el libro en audio quede con la división capitular original, para que el usuario pueda navegar de manera fluida. Algunos prefieren leer de este modo; otros no poseen teléfono móvil ni computadora, pero sí cuentan con algún reproductor al cual conectan la memoria con el audiolibro copiado.
Además, contamos con un servicio de consulta y referencia, que se puede solicitar tanto por correo electrónico o teléfono/WhatsApp, como de manera presencial. El usuario solicita algún material que se encuentra en la sala de referencias y mediateca, por ejemplo, y nosotras contactamos con el departamento en cuestión o realizamos la búsqueda en persona.
Debo agregar que los usuarios pueden utilizar personalmente los equipos de la sala en todo momento, ya sean las computadoras, los magnificadores de caracteres o las máquinas para escribir en braille.

¿Qué nos puedes comentar de la experiencia con los usuarios? ¿Hay alguno que recuerdes en particular?
La afluencia de usuarios ha disminuido bastante en los últimos años. Sin embargo, muchos conservan el vínculo con la sala y nos consultan a distancia.
Un caso particular es el de nuestra usuaria Lidia Soca, que nos visita con mucha frecuencia. Es una persona con limitaciones físico-motoras, de modo que necesita de la atención personalizada que le brindamos. Nos ha dicho que con nosotras se siente en familia.
La recuerdo siempre porque hemos aprendido mucho de ella; es escritora, de modo que suele investigar y solicitar mucho material de archivo para estudiar las distintas épocas en que ambienta sus relatos y en esa búsqueda también nos retroalimentamos. Cuando no investiga, asiste para leer o trabajar sobre algún proyecto ya iniciado y aprovechar las ventajas de un espacio tranquilo y acogedor como este.
Es usual que la BNCJM trascienda las funciones típicas de la biblioteca y promueva actividades que, no obstante, se enmarcan dentro del hecho artístico. ¿Desarrolla la sala Frank Emilio algún evento de esta clase?
Efectivamente. Tenemos nuestro espacio «Coincidencia Diversa», donde realizamos conversatorios y peñas culturales. Además, visitamos los talleres donde trabajan algunas personas con discapacidad, para acercarlos al hábito de la lectura.
El pasado año desarrollamos un evento que me pareció increíble, la Semana de Equiparación de Oportunidades. Organizamos actividades con las cuatro asociaciones que aglutinan a las personas con discapacidad en el país. Participaron en exposiciones y eventos donde mostraron sus inquietudes y habilidades artísticas, con resultados admirables.
En un inicio creímos que la afluencia sería mínima a causa de la situación del transporte, pero gracias a la colaboración entre las asociaciones acudió un nutrido público y la jornada fue más que provechosa.

¿En tu opinión, qué impacto ha tenido el libro digital en el desarrollo de las personas con discapacidad?
Para las personas ciegas, como es mi caso, te puedo decir que el impacto ha sido sumamente significativo. Las nuevas tecnologías nos han ayudado a penetrar de lleno en el mundo de los libros, que antes nos llegaba de forma limitada. El costo de producción del libro en braille era y sigue siendo bastante alto; los ejemplares, al ser de gran tamaño, no siempre resultan fáciles de trasladar y almacenar, por lo que se hace insostenible ofrecer un catálogo extenso y actualizado de libros en este sistema.
La posibilidad de leer en formato electrónico nos acerca en igualdad de condiciones y oportunidades a una persona vidente, basta con poseer un dispositivo de lectura (móvil, PC o e-reader), instalar una aplicación de lectura en voz alta y saber manejarla. La estandarización de los distintos formatos ha facilitado la creación de programas accesibles para los usuarios con discapacidad visual, de modo que podemos leer casi cualquier libro que nos encontremos en la red, sin ayuda de otras personas.
¿En qué medida ha impactado la llegada de Internet en el funcionamiento de la sala?
El impacto ha sido notable en la afluencia de usuarios. Ya te comentaba que ha disminuido, pero además de los factores cotidianos que todos conocemos, incide la llegada de Internet. Muchas personas asumen que en la red de redes encontrarán lo que necesitan. Sin embargo, nos hemos reinventado y actualmente usamos el potencial de Internet no solo para lograr una comunicación más ágil con nuestros usuarios, también para descargar materiales.
Acumulamos todo lo que hallamos de literatura cubana e internacional en formato digital, y así fungimos como un repositorio offline para aquellas personas que carecen de destreza en el uso de Internet, que no tienen buena conectividad en su lugar de residencia o, simplemente, no encuentran el material que buscan en el vasto universo que es la world wide web. A la par, y fieles a la tradición bibliotecológica, efectuamos el correspondiente trabajo de procesamiento del material digital.
Debo mencionar, además, que hemos comenzado a usar el potencial de las redes sociales para el trabajo de promoción de la lectura. La sala cuenta con una página en Facebook, donde mantenemos una sección llamada «Pinceladas Culturales». Allí ofrecemos pequeñas biografías de autores reconocidos y enfatizamos en sus obras más destacadas, para avivar el interés de posibles lectores.
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