El 11 de noviembre de este año, 2021, se celebra el bicentenario del natalicio de una gloria de las letras rusas y universales, por la trascendencia de cada obra literaria que escribió. Cada vez que se habla de Fiódor Mijáilovich Dostoievski se piensa en una literatura profunda, quizás densa, apta solamente para aquellos que poseen un bagaje acumulado, necesario para entender su arte. Sin embargo, aunque un estudioso de humanidades pueda aprovechar al máximo cada lectura de este autor y hallarle un sinfín de interpretaciones, su universalidad radica en que también puede ser disfrutada por cualquier amante de la literatura. Incluso, por los más jóvenes.
De adolescente conocí sus Noches blancas, considerada por algunos entendidos una novela iniciática, y luego, de un tirón El jugador, Crimen y castigo, Los hermanos Karamázov, El idiota… porque es inevitable buscar más, después de conocer una sola obra suya. No es una excepción El pequeño héroe, delicada pieza incluida por la editorial Gente Nueva en su Biblioteca Juvenil en el año 2004. Con minuciosa edición de Amanda Calaña Carbonell y corrección de Ileana María Rodríguez, se publica en pequeño formato, tipo bolsilibro, portable y muy práctico para disfrutar en cualquier lugar donde nos encontremos. La cubierta fue realizada por Raúl Martínez Hernández y su diseño corresponde a Armando Quintana Gutiérrez dentro de la concepción de María Elena Cicard Quintana. La composición es de Nydia Fernández Pérez. Su interior goza de una tipografía agradable, clara y benevolente. La imagen pensativa de un niño de rasgos caucásicos sobre un fondo neutro e inexpresivo sorprende e invita a entrar en el texto, al percibir su pasmosa tranquilidad y actitud meditativa en contraste abierto con un título que presagiaría atrevidas y riesgosas acciones del protagonista. Un enigma que acompañará hasta el clímax de la obra, donde la ternura y la nobleza del jovencito definirán el núcleo de su verdadera heroicidad ética.
Dostoievski narra en primera persona del singular, cual si de un diario se tratara, o de un secreto, recuerdo o conversación privada que quisiera compartir con sus lectores, en tanto interlocutores. El tono intimista, nostálgico por momentos, invita a compartir la vivencia, nos acerca a un momento puntual en el cual, un niño de diez años se enamora por primera vez, y todo lo que implica para él ese sentimiento devastador y abrumador al mismo tiempo.
Los personajes se presentan apenas con sus iniciales, sin embargo, no es difícil seguirles el rastro. El comportamiento de cada uno propicia una trama plagada de equívocos, dolor, humillaciones, vergüenzas personales y todo tipo de emociones y sentimientos contradictorios que acompañan a la mayoría de los seres humanos, una vez que sufren su primer colpo di fulmine, al decir de los italianos: ese golpe de rayo demoledor que hace conocer la primera intensidad amorosa. El autor la describe en detalle, con todos sus altibajos psicológicos, presentes en el diseño de este carácter protagónico: un preadolescente discreto y tímido que pasa un tiempo, por compromiso, en casa de un familiar muy favorecido por la fortuna y, por consiguiente, rodeado de las más variopintas amistades, entre adultos mayores que él y niños menores, a quienes no se adapta. Esa soledad y extrañeza serán el prólogo y quizás el motivo indirecto donde se cocine su primera experiencia amatoria.
Siendo una obra del siglo XIX, y a pesar de adscribirse su autor al realismo crítico en la mayoría de sus creaciones, no escapa esta de un cierto apego al romanticismo al presentar el conflicto íntimo como universal, pues aunque menciona lugares precisos, no abunda en su descripción, ni esta determina la cadena de sucesos ni las peripecias descritas. Los asuntos que trata pueden haber ocurrido en cualquier lugar del mundo y cualquier época. El personaje-autor protagonizará peligrosas carreras de caballos indomables, actuaciones teatrales malintencionadas, encubrimientos de mensajes, recogida de prendas abandonadas, espionaje de malvados y un sinnúmero de tensionales momentos donde la conducta limpia y valiente del muchacho desembocará en lecciones importantes acerca del verdadero concepto del amor, muy alejado de egoísmos narcisistas, absurdos sometimientos y caprichos ridículos. La inmersión detallada y profunda en el sentir de cada participante del conflicto, el enfoque merecido en sus reacciones y la actualidad de ese lenguaje, acerca al lector y le introduce en un ambiente que contrapone, mediante la dramaturgia apenas, los disímiles comportamientos que atraen o alejan al protagonista de la resolución, la cual no coincide para nada con ese happy end de los cuentos clásicos infantiles, pero produce a la vez enorme satisfacción y agradecimiento por haber transitado esas letras y por el enriquecimiento espiritual aportado.
Ubicado por los estudiosos dentro de la literatura dostoievskiana cercana al existencialismo y el romanticismo, El pequeño héroe no se aleja, sin embargo, del sitio esencialísimo en el cual ubica Dostoievski los valores morales en toda su creación, en tanto definiciones humanas vitales que impelen a tomar una u otra dirección en la vida, y que parten, más que de una educación exquisita, de una esencia humana per se. El lenguaje puede definirse como impresionista y personal, apela a emociones y sensaciones desde el uso mayoritario de ciertos verbos ‒noté, sentí‒ y la mención de vergüenzas, pensamientos, conjeturas, congojas y pesadumbres. Consecuentemente con la agitada vida del autor, sufriente de males nerviosos como la epilepsia y de vivencias tan dolorosas como la pérdida sucesiva de sus padres siendo adolescente y de dos hijos en su adultez, es inevitable no percibir su extrema sensibilidad y sutileza, a la vez de no verificarlas como excesivas o grotescas, sino como ingredientes natural de la diégesis.
Les invitamos desde estas páginas a celebrar el llamado Año Dostoievski en honor a los doscientos de su nacimiento ‒nombramiento muy certero, ya que además el 9 de febrero se conmemoran ciento cuarenta años de su deceso‒ con la lectura de El pequeño héroe, un relato que encantará a chicos y grandes y los acercará a la magna creación de un genio de la literatura de todos los tiempos.
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