De manos de Elaine Vilar Madruga nos llega Un globo rojo en tu ventana. Una novela dirigida al público infanto-juvenil que habla de la importancia del diálogo, la amistad, el amor y la valentía
Elaine Vilar nos ha acostumbrado a su marcha rápida. Un título tras otro. Un proyecto terminado por uno que empieza. Es una máquina de escribir, humana, que no hace reverencias al cansancio. Nos sorprende su tenacidad y, sobre todo, la superación notoria en cada entrega.
La joven autora es fértil y sobresaliente, cualidades que escasas veces se conjugan. Es también muy versátil y capaz de hablar muchas lenguas en perfecto español.
Esta vez nos alegra con Un globo rojo en tu ventana, obra que ha conseguido lanzar, como primera y única cubana en hacerlo, a través de la editora mexicana Edebé. «Ha sido un trabajo maravilloso donde ha primado el respeto y el diálogo. Un lujo ser parte de un catálogo tan prestigioso en el mundo de la literatura infantil y juvenil. ¡Un salto para mí!, con vértigo y adrenalina», confiesa Vilar.
Un globo rojo… es una publicación reciente, escrita hace cinco años. Es de esos textos que resiste y agradece las evasivas que le llevaron hacia la estación correcta.
(…) Todo tiene un plan perfecto y su tiempo exacto (…) soy de las que confía en el calibre de la historia más que en el relativo éxito regional de un texto en los concursos del momento. Y un día recibí un e-mail de Edebé México comentándome que ellos estaban interesados en la obra (…), apunta.
Dedicada a niños y jóvenes, la propuesta edifica conceptos puntuales sobre la capacidad sanadora de la amistad o el poder «ave fénix», como refiere la creadora, que tienen los amigos. Va también del amor y «sobre cómo es posible sobrevivir incluso a aquello que parece ser capaz de destruirnos. Habla de la capacidad de adaptación y el valor de los seres humanos, y defiende a capa y espada los nuevos comienzos».
La novela abraza los días en que Anita, la pequeña protagonista, vive el divorcio de sus padres y maneja, como puede, la depresión y el alcoholismo de la madre. Entonces descubre a Diana, una escritora que regresa a Cuba después de varios años, e intenta reconectar con las raíces de su infancia tras la irreparable pérdida de su hija Hope.
A decir de la propia Elaine estamos frente a:
Una niña curiosa que cierto día descubre que se ha mudado una pareja desconocida a la casa abandonada de la cuadra: un hombre alto que no sabe hablar español y una mujer algo triste que se oculta tras las altas rejas de la casa y que no desea hacer amigos. Pero Anita no se rinde y comienza a escribirle cartas a esa “amiga desconocida”, con la esperanza de llegar a conocerla. Atrapada por el carisma de la niña, Diana comienza a responder las cartas y así empieza una amistad por correspondencia donde ambas se contarán sus secretos más profundos y silenciados. Pronto, Diana descubrirá que Anita le es imprescindible y Anita, que Diana se ha convertido en su mejor amiga en todo el mundo.
Los personajes de Un globo rojo… tienen referentes en la vida real que echaron a andar esta ficción en el imaginario de la autora. «En mis años como profesora de guitarra para niños y adolescentes tuve a alumnos muy queridos», afirma Vilar. Esta novela «es, de alguna manera, mi recuerdo hecho literatura de esos estudiantes que marcaron mi vida».
Una de mis estudiantes se llamaba Anita, igual que la niña protagonista. Era pequeñita, de apenas seis años. Diana, la escritora, tiene mucho de mí, de mi forma de ver el mundo (…) no es mi alter ego ni mi proyección, pero sin dudas hay mucho de Elaine en ella.
Es la historia de cómo los amigos se convierten también en familia y de cómo es posible la amistad entre adultos y niños a un nivel de igualdad de intelecto y de espíritu. Además, tangencialmente, se aborda el tema de los niños con capacidades especiales (por ejemplo, los niños con Síndrome de Down, ya que Hope, la hija de Diana, lo fue), la pérdida y el renacimiento de la esperanza. A través de la amistad todo es posible, y la amistad es como un globo rojo que dejamos siempre en el corazón de las personas que queremos, a pesar de la distancia, el tiempo, la soledad o las tristezas.
No es la primera vez que esta escritora llena cuartillas para el público infanto-juvenil. Sin embargo, no podemos encasillarla en este tipo de literatura. Vilar Madruga escribe cuanto le apetece, aquello que «enlaza a mi corazón con hilos rojos, escribo sobre historias que están contenidas en mi experiencia o en mi imaginación».
«Me gusta contarles a los niños la realidad del mundo, sus luces, sus sombras», destaca Elaine, «no omitirles sino incluirles, hacerlos cómplices y partícipes, que sepan que su lugar en el mundo es, y será siempre, un lugar de transformación. Que conozcan que ellos pueden transformarlo todo y que nunca se conformen con menos que la libertad. Si construyéramos el mundo a imagen y semejanza de los niños, ¡qué buen mundo sería!».
También reconoce en ella una admiración por los lectores más chicos, a menudo subestimados, en sus competencias interpretativas, por las voces creadoras.
Creo que los niños tienen esa libertad que admiro y que en ocasiones extraño (…) Cuando pierdo ese camino de la infancia, voy a la página en blanco y comienzo a escribir sobre un niño en busca de su historia, y esa historia de inmediato aparece (…) Le pongo voz, le pongo palabras, le pongo todo lo que soy. ¡Y entonces se hace la magia!
La conmovedora historia de Un globo rojo… cuenta además con el valor agregado de una ilustración exquisita, que estuvo a cargo de Gaby Zermeño. La cubierta «muestra a Anita como una niña mestiza, ¡qué alegría que los libros tengan como protagonistas a niños mestizos, a la pluralidad racial que somos, a ese ajiaco maravilloso de variedades! Un detalle como ese, que no debería ser excepción, me marcó muchísimo y me llenó de felicidad», resalta Vilar.
La invitación queda hecha a un viaje de amigos, amor y valentía. A disfrutar mientras aprendemos y meditamos. Entre tanto, su autora solo espera «que este libro, como todos los otros que les he escrito, les sirva para valorar lo hermoso e increíble que es vivir en un mundo plural y diferente, lleno de colores y de arcoiris».
Tomado de Juventud Rebelde
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Muy bonita e interesante la historia. ¡Felicitaciones!