Cierto es que las ediciones de la Feria del Libro centran sus miras en las publicaciones y hacen énfasis en la lectura. Sin embargo, otras ramas de la cultura tienen también su espacio en esta fiesta. Si leer es crecer, como reza el lema de este evento, de seguro escuchar buena música, y más, buenas letras, también aporta su granito de saber y sentir a la cultura personal. Por eso dedicamos una nota a la presentación del disco Atrapasueños, del trovador Tony Ávila, en la sala con que el sello EGREM se integra al recinto ferial de la Cabaña.
Porque justamente los buenos textos, el decir con sentimiento, y dirigido a sacudir el músculo de las reflexiones, son una de las constantes en la producción de este compositor. En esta ocasión, la propuesta se trata de un álbum doble (en formato de CD y de DVD) con un concierto en vivo, acompañado de un formato sinfónico. En el encuentro que sostuviera con la prensa y el público, Ávila detalló el surgimiento y desarrollo de las ideas que terminan en este fonograma.
Una de las novedades es que, además de su grupo habitual, hubo un formato sinfónico ocasional que acompañó al trovador. En una suerte de ventú (como nombran los músicos a los grupos casuales para determinada presentación) fue Irving Frontela quien asumió la dirección musical y de la orquesta en vivo. La participación de la inmensa Beatriz Márquez y del Coro Diminuto, también tuvieron el agradecimiento de Tony Ávila.
«Imaginen, yo que soy un vendedor de maní, con esta voz, poder cantar con la Musicalísima, que es toda una institución de la música. Pero, bueno, hice mi mejor esfuerzo y algo salió», bromeó el artista. «La canción con Beatriz es muy especial porque se trata de Daruma. Ese es un pequeño muñeco que regalan los japoneses en señal de respeto. Entonces, uno le dibuja el interior de uno de los ojos, para pedir un deseo. Cuando se cumple, se le dibuja el otro ojo y así quien lo regaló sabe que el presente cumplió su cometido. Por todo eso, el tema resulta doblemente especial al poder hacerlo con esa tremenda cantante».
Otros invitados de lujo fueron Juan Carlos y Samuel Formell, en una canción titulada Cirugía y que terminó siendo un homenaje al Vanvanero Mayor, Juan Formell. «En vivo nos salió un coro, el público ayudó, yo improvisé algo, y ahí está el homenaje. Además, quiero dejar un aplauso para Samuel, para el maestro César Pupy Pedroso (que se autoinvitó, pero muy bien…) y a los músicos de Van Van que hasta retrasaron un viaje por quedarse el día del concierto. También a Lazarito Valdés que es otro de los invitados. Esos gestos y ese cariño de esos artistas consagrados, merecen todo mi agradecimiento».
Del disco, sin adelantar mucho, quedaría decir que sigue a la altura de la intensidad y peculiar sabor reflexivo que hasta ahora el trovador pone en sus obras. Aunque, volvió a aclarar Tony Ávila, no es un autor exclusivo de guarachas, pues una amplia producción de otros géneros y temáticas lo avalan, estas siguen siendo las más populares y conocidas. «La gente me mira y ve una choza; por suerte ahora ven también una casa», dijo en alusión a sus temas La choza de Chicha y Chacho y Micasa.cu, muy difundidos ambos en video clips. En este disco, además la ya citada Cirugía, aparce Censuricidio, de pegajosísimo, simpático, y a la vez profundo y serio coro. Una versión «con todos los hierros» de su ya imprescindible Micasa.cu, a la hora del cierre, se cuenta también entre los mejores momentos del álbum.
Si (debates aparte) desde que al connotado compositor norteamericano Bob Dylan le fuera otorgado el Premio Nobel de Literatura, la canción quedó ligada para siempre al mundo de los libros, aquí en nuestro patio y sin permiso de nadie, nuestros trovadores merecen también espacios como este que tan acertadamente propicia la Feria del Libro. Mucha falta hace en el actual entorno sonoro (y diz que letrístico), de esas obras que hoy más que componer se cometen, que se escuche más la trova. Tony Ávila, ya con cuatro discos a cuestas, es de los muy buenos ejemplos a la hora de evaluar su acervo literario. De seguro este Atrapasueños, seguirá, como hasta ahora, repartiendo buenas quimeras desde el arte bien musicado y, sobre todo, bien escrito, de este magnífico trovador.
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