«Excelente historia es la de Pedro José Guiteras». Así de entusiasta es el comentario que el crítico Max Henríquez Ureña dedica a Historia de la Isla de Cuba, editado en Nueva York en dos volúmenes en los años 1865 y 1866. Y, sin embargo, este es un autor del todo olvidado.
Guiteras Font escribió además otros libros, siempre desde la óptica del cubano que simpatiza con la independencia, cuidando no desvirtuar los hechos ni restar un ápice de veracidad a su trabajo. Sus obras no están exentas de errores, imprecisiones, es cierto —aunque es muy difícil que un libro de asuntos históricos no lo esté cuando se le revisa al cabo de los años—, pero trata un tema de tal magnitud como la historia patria narrada por un autor de la segunda mitad del siglo XIX. De manera que, en justicia, lo que más debemos a Pedro José Guiteras Font es agradecimiento.
Este matancero nació el 17 de marzo de 1814 e hizo los primeros estudios en su ciudad natal. Ya en la capital cursó estudios de Ciencias naturales y de Matemáticas, luego prosiguió estudios en Sevilla y, de regreso a Cuba, en 1837, el capitán general de esta Isla, don Miguel Tacón, le prohibió desembarcar por considerarlo cómplice del bayamés José Antonio Saco, destacado antiesclavista y antianexionista, amén de criollo y demasiado cubano para mostrar adherencia a la Corona y el despotismo.
Finalmente, en su Matanzas, se dedicó Guiteras a promover el desarrollo cultural de sus conciudadanos, aunque siempre bajo el ojo impertinente de las autoridades coloniales que más de una vez lo procesaron y enviaron a la cárcel desde finales de 1849 hasta mediados de 1850. Acusado en una ocasión de conspiración —cuando el proceso de La Escalera— y en otra de pertenecer al partido de Narciso López, Guiteras Font partió hacia Europa, se radicó en Londres y a finales de 1853 se trasladó a Estados Unidos, donde vivió hasta 1878, con breves incursiones a su Matanzas querida.
Durante todos estos años —y es lo que nos ocupa— colaboró en publicaciones de Nueva York (Mundo Nuevo y América Ilustrada), con artículos sobre autores cubanos. También lo hizo en Aurora del Yumurí y Revista de Cuba, en estas últimas para dar cabida a sus biografías de poetas nacionales (Ramón de Palma, Domingo Del Monte, Gabriel de la Concepción Valdés Plácido y José Jacinto Milanés, entre otros). Escribió un Diccionario bibliográfico americano, en 1848, que dejó inédito.
Sin embargo, es la labor como historiador la que lo hace perdurar en los anales de la literatura cubana. Algunos autores establecen un paralelismo entre la Historia… de Jacobo de la Pezuela, español, y la de Guiteras, una y otra valiosísimas; la primera con el matiz justificativo que el autor peninsular otorga al régimen colonial; la segunda, desde el punto de vista de un hombre que anhelaba la independencia y a ella contribuyó en el exilio.
También destacados son los trabajos que tituló Cuba y su gobierno, editado en Londres en 1853, donde recogió sus ideas separatistas, e Historia de la conquista de La Habana por los ingleses, publicado en Filadelfia en 1856, «primer trabajo en que se asigna singular trascendencia a este acontecimiento».[1]
Aunque no fue un poeta para ser antologado, escribió versos, su prosa es elegante y también incursionó en el drama rimado. En 1847 redactó Influencia de la mujer en la sociedad cubana, el estado de su educación y los medios de mejorarla y extenderla, título que nos remite a la diversidad de preocupaciones de este autor. Junto a sus hermanos promovió la creación de una escuela para la enseñanza de las niñas y adolescentes, con la aplicación de criterios pedagógicos más modernos.
Guiteras Font murió en Charleston, Estados Unidos, el 3 de febrero de 1890 y por disposición suya los restos descansaron definitivamente en Matanzas. Es la suya una personalidad que merece ser recordada dentro del tan vasto catauro de la historia y las letras cubanas del siglo XIX.
[1]Henríquez Ureña, Max. Panorama Histórico de la Literatura Cubana, tomo I, Edición Revolucionaria, 1967.
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