
En la tarde de este jueves 20 de febrero, como parte de las actividades desarrolladas por el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso en la 33 FILH, se llevó a cabo la cuarta edición de su Peña Literaria El Cuentero, esta vez moderada por la subdirectora del Centro Onelio, Grechent Ledesma Torres, y con Erick Mota, reconocido escritor de ciencia ficción y director de la editorial Gente Nueva, como invitado. El pretexto fue conversar sobre la saga Kay y Kirk.
El invitado contó acerca de los orígenes de la saga, que se remontan a su premio La edad de oro (2007) con Bajo presión, noveleta inspirada en un cuento autobiográfico, «Revalorización», y que toma de uno de sus referentes literarios: Stalislaw Lem. La necesidad de pasar de un cuento a un formato de mayor extensión para poder concursar lo llevó a profundizar en la relación entre sus protagonistas: Kay y Kirk, y de ahí fue naciendo la pentalogía.
La editora de los textos Gretel Ávila, reconoce Mota, fue decisiva en la conformación de la saga tal cual la conocemos. Pero también influyeron otros elementos menos formales y más mundanos. La segunda parte, Historias del cosmos salvaje, no vio la luz sino hasta 2014, y de ahí para allá todo fluyó hasta que llegó el momento de sacar la quinta entrega y con él una crisis en imprenta. Mota fue convocado a unir dos historias que de lo contrario hubiesen ocupado libros separados. Sale así Crónicas del hipercosmos. Finalmente, Diarios del hipercosmos es la conclusión de la saga, y un libro con una madurez mayor como escritor, declara.

Erick Mota reconoce haber tenido la intención de que la saga estuviese compuesta por siete tomos —como los de J. K. Rowling con Harry Potter—, pero que, aunque ahora mismo solo tiene cinco, dice no haberse rendido en su aspiración. Se ha acabado la historia entre Kay y Kirk, pero Mota pretende escribir dos precuelas: «Migajas de honor», con la historia de J. S. Kirk, el padre; y «Sin Kay y sin Kirk», una colección de cuentos que aprovechará este universo tan bien construido, para desarrollar la historia de los otros personajes de la saga.
A la pregunta de si la ciencia ficción debe ser moralista, Mota responde:
El escritor de ciencia ficción tiene una herramienta extra al resto de los escritores, y es que puede manipular el tiempo y el espacio, puede exagerar más allá de los otros escritores. No debe ser moralista, pero creo que debe haber una moralidad, o al menos, una puerta a la reflexión. Es decir, yo puedo tener la idea que yo quiera sobre la robótica y la inteligencia artificial, pero esa no es mi obra, mi obra tiene que tener una puerta abierta al debate. Las grandes obras de la ciencia ficción te llevan a la reflexión.
Y así, reflexionando sobre la ciencia ficción cubana considera que ha evolucionado mucho con respecto a la de hace unos años, reconociéndola como más propia, más auténtica:
Mi generación, o la generación del Taller Espiral, la generación de Yoss, que es anterior a mí, comenzó leyendo libros soviéticos, y en los años 90, con la era digital, empezó a leerse, en formato digital, la ciencia ficción anglosajona, y se enamoró de ella. Y apareció el punk, y los postapocalípticos. Y de momento había una pila de personas escribiendo ciencia ficción y trayendo escenarios que nadie nunca había leído; era una ciencia ficción novedosa, pero comparativamente con el exterior, era una copia de lo que se estaba haciendo afuera, estábamos en la faceta experimental. En este momento la ciencia ficción cubana es como la música cubana: no se parece a ninguna. Es extremadamente talentosa. La ciencia ficción cubana, como expresión artística, ha logrado mirar su realidad en lugar de copiar la realidad extranjera.
En el fondo, la globalización ha atentado contra los países que intentaron colonizar. La globalización es también una herramienta muy fuerte de descolonización. En este momento, la ciencia ficción anglosajona está en crisis porque tiene dos grandes problemas: está fagocitándose —¿alguien que me diga cuál fue la última película de ciencia ficción americana que le pareció original?—, y, además, sus conflictos son los de la gente con dinero. Y de momento el afrofuturismo, la ciencia ficción china, la ciencia ficción africana, la ciencia ficción de los países árabes, uno está usando una cultura que Hollywood no conoce, y dos, nuestros problemas son de verdad. Un apagón para un norteamericano es un problema, una dictadura para un norteamericano es un problema, pero el primer problema de esas dos cosas es que tienen que imaginárselas. Una persona que escriba en el primer mundo se tiene que imaginar cómo se sentiría si se fuera la luz, nosotros no, nosotros ya lo sabemos. Un apocalipsis zombi, cualquier apocalipsis, nosotros tenemos más herramientas de verosimilitud para explicar una crisis extrema que cualquier persona del primer mundo. Por eso es que ahora hay un tsunami de ciencia ficción hecha en el tercer mundo, y finalmente Cuba está en sintonía.
Ante la pregunta sobre cómo será el futuro de la ciencia ficción, considera:
La ciencia ficción va a tener un punto de vista femenino. Y no me refiero a que habrá más mujeres escribiendo, sino a que habrá un punto de vista femenino sobre los problemas. Los problemas de los hombres ya se han tratado, pero ahora no solo hay más mujeres escribiendo, sino que los autores las están leyendo y están viendo su punto de vista, están despertando lo femenino en los autores. Considero que el foco de la ciencia ficción de aquí a 50 años va a ser más equitativo, ya no el juego de machitos, sino que será profundo, terrible, visceral.


Visitas: 22
Deja un comentario