La editorial cubana Gente Nueva presentó en 2017 numerosas sorpresas literarias para la infancia, la adolescencia y la juventud: celebraba así su media centuria de creada. Entre ellas se encuentra este Pequeño manual de criaturas un poco raras, inspiración de Chely Lima, una autora consagrada que recordamos a dúo con el escritor Alberto Serret en décadas pasadas, animando con su creatividad la literatura nacional infanto-juvenil y de ciencia ficción y fantasía, fundamentalmente.
El libro que les propongo goza de una excelente presencia, se observa una terminación cuidadosa en su contenido y en todos los aspectos formales, lo cual potencia una recepción más que positiva por parte del público lector al que va dirigido específicamente. La edición y corrección del texto es de Carelsy Falcón Calzadilla, y el diseño y las ilustraciones, tanto de cubierta como del interior del volumen, y su composición pertenecen a la artista de la plástica Lisveth Cantillo Ponce de León, quien combina una paleta basada en la preferencia de colores secundarios en sus más variados tonos: anaranjados, verdes y violetas contrastan en distintos grados de pureza y neutralidad, con acertadas gradaciones que llegan a grises y ocres en un bien iluminado entorno. Mientras, el dibujo ofrece una delgada línea negra como contorno en todos los casos. A la vez, su estilo linda con la caricatura, muy a tono con el toque humorístico que propone la autora.
El manual en cuestión, que en determinado momento se revela como un breve bestiario, consta de veinte cortos capítulos. Se inicia con una introducción o prólogo encabezado con la pregunta: «¿Qué uso darle a este manual?» Luego siguen diecinueve viñetas que caracterizan a diversos seres fantásticos, cada una con un hilarante subtítulo que sintetiza la peculiaridad de cada ente, como puede verse:
- Los Vampiros (compran un dentífrico especial para los colmillos)
- El Ave Fénix (siempre tiene una fosforera a mano)
- El Cíclope (usa gafas de un solo cristal)
- Los Centauros (se limpian los cascos con betún)
- El Golem (no le gusta patear piedritas)
- Los Duendes (mejor llevarse bien con ellos)
- El Kitsune (tiene una cola para cada día de la semana y le sobran dos)
- Los Dragones (padecen de mal aliento)
- El Hipogrifo (sale muy raro en las fotografías)
- Los Elfos (se les enfría la punta de las orejas en invierno)
- La Gorgona (le resulta muy difícil usar sombrero)
- El Hombre Lobo (hace gárgaras lanzando aullidos)
- La Esfinge (se cubre con sombrilla cuando nadie la ve)
- Cthulhu y la pandilla de los Antiguos (¡aaay, qué miedo, qué miedo!)
- Los Genios (coleccionan botellas de vidrio verde)
- La Salamandra (dice que le gusta dormir calentita)
- Las Sirenas (guardan sus collares en una enorme caracola marina)
- El Conejo de Pascua (se pasa el año pintando huevos de gallina)
- El Unicornio (forma parte de un club muy exclusivo de vegetarianos)
La autora no marca fronteras geográficas y lo mismo se refiere a un zorro mágico japonés que a un gigante hebreo de conducta automática; a un mítico ser del norte europeo o a un raro cuadrúpedo dormido en el desierto egipcio. Igual ocurre con las épocas: se hallan representadas figuras legendarias de la mitología grecorromana antigua o medieval, personajes del más reciente fenómeno literario infanto-juvenil o tremebundos seres aportados por el más puro romanticismo decimonónico.
Además de detallar monstruos con gracia singular, Chely Lima imbrica en sus descripciones la promoción literaria de otros libros y autores relacionados con el tema, en disímiles contextos y a través de diferentes géneros y formatos literarios, de manera muy sutil y solapada. Así, remite a la serie de novelas sobre Harry Potter (1997-2007), de J. K. Rowling; La Ilíada y La Odisea, de Homero; El Libro de los Seres Imaginarios, de Jorge Luis Borges y Margarita Guerrero; Libro secreto de los duendes, de Sergio Andricaín; Orlando furioso, de Ludovico Ariosto; El señor de los anillos, de J. R. R. Tolkien; las obras de Virgilio y Dante Alighieri; El Hombre Lobo en París, de Guy Endore, El llamado de Cthulhu, de Howard Phillips Lovecraft; Las mil y una noches, de autor anónimo árabe; La sirenita, de Hans Christian Andersen; y El pescador y su alma, de Oscar Wilde, tanto como cualquier otra referencia que pueda tener relación temática con el asunto principal.
Asimismo, maneja un lenguaje desenfadado, muy cercano a las edades juveniles, velado por un tono bromista y simpático que mueve a la sonrisa o a la carcajada, ocurrente y chispeante, muy al tanto de las modas actuales, los prejuicios y temas similares que trata con ironía y jocosidad.
Pequeño manual de criaturas un poco raras, de Chely Lima, es una lectura recomendada para mayores de nueve años, y funciona muy bien al leerse en la escuela o en familia, donde la alegría que transmite se une al conocimiento de esas criaturas que habitan la imaginación de la humanidad desde sus más remotos inicios.
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