Alexander Pope (Londres, 1688 – Twickenham, Gran Bretaña, 1744) fue un poeta inglés perteneciente a la burguesía comerciante, y de formación católica. Marcó su vida desde temprano el padecimiento de la tuberculosis y de una malformación que lo llevaron a adentrarse más en la creación literaria.
Publicó su primera obra, Pastorales, en 1709, breves poemas influidos por el clasicismo de Horacio y Nicolás Boileau en los que establecía una estrecha relación entre arte y naturaleza, presupuestos estéticos presentes en toda su obra. Poe esa época ya preparaba el primer poema didáctico moderno, Ensayo sobre la crítica (1711), y más tarde en su retirada al campo prepararía El rizo robado (1712, ampliado en 1714), obra con la que lo consolidó como escritor.
Su poema «Oda a la soledad», que compartimos hoy, también llamado «Sobre la vida tranquila» fue escrito por el poeta con doce años de edad. Se trata de una versión de la fórmula clásica denominada beatus ille — felices o contentos aquellos — que debe su nombre al inicio de un poema de Horacio. La primera de las traducciones, luce más fiel y literal en su traslado del inglés en que fue escrito; mientras la segunda parece que busca evocar con mayor precisión la métrica y el ritmo del original.
Ode on solitude
Happy the man, whose wish and care A few paternal acres bound, Content to breathe his native air, In his own ground. Whose herds with milk, whose fields with bread, Whose flocks supply him with attire, Whose trees in summer yield him shade, In winter fire. Blest, who can unconcernedly find Hours, days, and years slide soft away, In health of body, peace of mind, Quiet by day, Sound sleep by night; study and ease, Together mixed; sweet recreation; And innocence, which most does please, With meditation. Thus let me live, unseen, unknown; Thus unlamented let me die; Steal from the world, and not a stone Tell where I lie.
Oda a la soledad: dos traducciones al español
I[i]
Feliz el hombre cuyos anhelos e inquietudes se encierran entre unos pocos acres paternos, contento de respirar el aire de su infancia, en su propia tierra, cuyas vacas le dan leche, pan los campos, cuyas ovejas lo proveen de vestido; en verano los árboles le proporcionan sombra, en invierno fuego. Bendito aquel que puede vivir sin cuidado viendo pasar tranquilo horas, días y años; rebosante de salud y serena la actitud, tranquilo durante el día. El sueño de noche, el estudio y la calma se unen entre sí en dulce recreo, y la inocencia, que tanto satisface con la meditación. Dejadme vivir, inadvertido, ignoto; dejadme morir sin lamento y abandonar el mundo sin que lápida alguna delate mi reposo.
II[ii]
Feliz el hombre cuyos deseos y cuidados están ligados a unos pocos acres paternos; feliz por respirar el aire de su infancia, allí en su propia tierra. Cuyas vacas le dan leche y los campos pan, sus ovejas lo surten de vestidos de lana; en verano sus árboles le proporcionan sombra, en el invierno fuego. Bendito aquel que puede vivir despreocupado viendo pasar tranquilo horas, días y años; de salud rebosante y la mente serena, durante el día tranquilo. El silencio nocturno, el estudio y la calma se funden entre ellos en un dulce recreo; y la inocencia, que tanto satisface, con la meditación. Déjenme pues vivir, inadvertido, ignoto; déjenme pues morir sin proferir lamentos; abandonar el mundo y que ninguna lápida delate mi reposo.
[i] Traducción de Antonio Lastra
[ii] Traducción de Juan de Dios Torralbo Caballero (2017)
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