El triunfo de la Revolución Cubana en 1959 inspiró la pluma de muchos escritores y artistas cubanos y de otras nacionalidades. El libro Viaje a los frutos de la doctora Ana Cairo recoge numerosos documentos que lo prueban, no solo atrajo las miradas la revolución como acontecimiento social de gran envergadura, sino también la figura del líder Fidel Castro Ruz, como protagonista principal de la gesta revolucionaria.
Entre los poetas cubanos que versaron en esta línea se encuentran: uno de gran arraigo en el pueblo de Cuba, Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, autor de la «Marcha Triunfal del Ejército Rebelde» sobre el paso de los héroes en la Caravana de la Libertad; y Nicolás Guillén, el Poeta Nacional, con su «Son del bloqueo» de lírica singular y propia. El poeta y ensayista, Roberto Fernández Retamar, quien consagró la mayor parte de su obra a teorizar y crear sobre la etapa, escribió «Revolución nuestra, amor nuestro». Y el escritor, periodista y miembro de las acciones del 26 de julio Luis Suardíaz con su «Los héroes» recreó cuando la Revolución en el poder se erguía. El poeta y ensayista cubano Ángel Augier también cantó a la invencibilidad de la Revolución, y en diciembre de 2006 escribió «Defensa de la nación».
Al influjo de uno de los acontecimientos más trascendentales del siglo XX: la Revolución Cubana, prestigiosos poetas latinoamericanos tributaron obras a los héroes y al pueblo de la Mayor de las Antillas, principal protagonista de una hazaña que marcó para siempre el destino de Nuestra América. Entre ellos el ilustre y prolífico escritor uruguayo, Mario Benedetti, en 1966, en un viaje a La Habana para integrar el jurado del Premio Casa de las Américas, puso sus vivencias y sentimientos al respecto en versos. Asimismo, el chileno Pablo Neruda autor de Canción de gesta, primer libro de poemas dedicado íntegramente a la Revolución Cubana, se inscribió en esta línea temática con gran genio creativo, ejemplo de ello es su poema «Cuba aparece», donde el Premio Nobel de Literatura en 1971 expresa su confianza en la victoriosa Revolución de enero de 1959.
Selección de poemas
Marcha Triunfal del Ejército Rebelde
Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí
¡Primero de Enero! Luminosamente surge la mañana. ¡Las sombras se han ido! Fulgura el lucero de la redimida bandera cubana. El aire se llena de alegres clamores. Se cruzan las almas saludos y besos, y en todas las tumbas de nobles caídos revientan las flores y cantan los huesos. Pasa un jubiloso ciclón de banderas y de brazaletes de azabache y grana. Mueve el entusiasmo balcones y aceras, grita desde el marco de cada ventana. A la luz del día se abren las prisiones y se abren los brazos: se abre la alegría como rosa roja en los corazones de madres enfermas de melancolía: Jóvenes barbudos, rebeldes diamantes con trajes olivo bajan de las lomas, y por su dulzura los héroes triunfantes parecen armadas y bravas palomas. Vienen vencedores del hambre, la bala y el frío por el ojo alerta del campesinado y el amparo abierto de cada bohío. Vienen con un triunfo de fusil y arado. Vienen con sonrisa de hermano y amigo. Vienen con fragancia de vida rural. Vienen con las armas que al ciego enemigo quitó el ideal. Vienen con el ansia del pueblo encendido. Vienen con el aire y el amanecer y, sencillamente, como el que ha cumplido un simple deber. No importa el insecto, no importa la espina, la sed consolada con parra del monte, el viento, la lluvia, la mano asesina siempre amenazando en el horizonte. ¡Solo importa Cuba! Solo importa el sueño de cambiar la suerte. ¡Oh, nuevo soldado que no arruga el ceño ni viene asombrado de tutear la muerte! Los niños lo miran pasar aguerrido y piensan, crecidos por la admiración, que ven a un rey mago, rejuvenecido, y con cinco días de anticipación. Pasa fulgurante Camilo Cienfuegos. Alumbran su rostro cien fuegos de gloria. Pasan capitanes, curtidos labriegos que vienen de arar en la Historia. Pasan las Marianas sin otras coronas que sus sacrificios: cubanas marciales, gardenias que un día se hicieron leonas al beso de doña Mariana Grajales. Con los invasores, pasa el Che Guevara, Alma de los Andes que trepó el Turquino, San Martín quemante sobre Santa Clara, Maceo del Plata, Gómez argentino. Ya entre los mambises del bravío Oriente, Sobre un mar de pueblo, resplandece un astro: ya vemos… ya vemos la cálida frente, el brazo pujante, la dulce sonrisa de Castro. Lo siguen radiantes Almeida y Raúl, Y aplauden el paso del Héroe ciudades quemadas, Ciudades heridas, que serán curadas, y tendrán un cielo sereno y azul. ¡Fidel, fidelísimo retoño martiano!, asombro de América, titán de la hazaña, que desde las cumbres quemó las espinas del llano, y ahora riega orquídeas, flores de montaña. Y esto que las hieles se volvieran miel, se llama… ¡Fidel! Y esto que la ortiga se hiciera clavel, se llama… ¡Fidel! Y esto que mi Patria no sea un sombrío cuartel, se llama… ¡Fidel! y esto que la bestia fuera derrotada por el bien del hombre, y esto, esto que la sombra se volviera luz, esto tiene un nombre, solo tiene un nombre… ¡Fidel Castro Ruz!
Son del bloqueo
Nicolás Guillén
Kennedy con su bloqueo Nos quiere cerrar el mar, Quenedí, quenedá, Afeitar a los barbudos, Volvernos a esclavizar. Quenedí, quenedá, ¡qué bruto que es el Tío Sam! Quenedá. Ni un paso atrás, compañeros, Amigos, ni un paso atrás, Quenedí, quenedá, Plomo y plomo al enemigo, Plomo y plomo y nada más. Quenedí, quenedá. ¡Que bruto el Tío Sam! Quenedá. Martí quiso a Cuba libre Y Fidel dijo: ¡Ya está! Quenedí, quenedá, Con bloqueo o sin bloqueo Libre por siempre será. Quenedí, quenedá, ¡que bruto que es el Tío Sam! Quenedá. ¡Lárgate, yanqui, de aquí! Quenedí. ¡Déjanos, Kennedy, en paz! Quenedá. Porque si no vas a ver, Vas a ver, El plomo que lloverá. Ay, vas a ver El plomo que lloverá. Quenedá.
Revolución nuestra, amor nuestro
Roberto Fernández Retamar
El primer año, después del deslumbramiento y la certidumbre de la patria,
Ya sabíamos que los fuegos apagados en la Sierra
Volverían a encenderse, para que la isla se conservara
Como la habíamos soñado, como la habíamos conquistado.
El segundo año nos encontró con las armas en la mano, felices
De poder compartir el riesgo y la gloria
Que conocieran apenas ayer los hombres mejores,
Los de la barba y la esperanza en medio de la noche oscura.
Al tercer año estábamos enriquecidos con una gran victoria
Y llenos de más letras, más armas y más decisiones.
En el cuarto año, Revolución nuestra, amor nuestro,
Ya hemos muerto y renacido muchas veces,
Y ya sabemos del todo que eres inmortal, que eres hermosa y dura
Como los astros. Mejor aún: como el pueblo
Que te ha ido haciendo y que tú has ido haciendo,
Revolución nuestra, amor nuestro.
Los Héroes
Luis Suardíaz
Unos están por arriba de los hechos
E instrumentan la historia. Otros
Acometen acompasadamente los múltiples
Oficios y hacen la humanidad, la masa
Que nunca irá delante de lo ya expresado
Y sin la cual nada sería posible.
Ante las disyuntivas memorables,
El héroe desabotona su camisa en público
Y toma, directamente, el toro por los cuernos.
Como la esposa que distribuye el orden doméstico,
Él suma los engranajes de una época y bebe su agua
O duerme (únicamente lo necesario) o se pone a pensar
En los amigos de mucho antes, por ahora
Fatigados entre la muchedumbre.
Con cuántos de nosotros están hechos
Estos desapacibles, estos desemejantes.
Creo que fueron siempre inmortales;
Pero no como los dioses de la mitología,
Sino porque no se anticiparon a sí propios,
Sino porque anduvieron al ritmo de sus vidas,
Hasta moldear todo ese mundo
Que les cupo en las manos.
Defensa de la nación
Ángel Augier
Sufre el imperio criminal un sueño,
que padece aún más cuando delira:
robarle a Cuba el aire que respira
e imponerle al águila por dueño.
Más vale que abandone tal empeño,
pues si fuera verdad y no mentira,
Cuba se convirtiera en una pira
por reducir cada invasor a leño.
El fuego sirve a Cuba en su destino
de fundir vida nueva en el camino
del ser humano que trabaja y crea,
y prefiere cumplir cada mañana
esa función de dignidad humana
de ennoblecer con su función la idea.
Al final uno parte
Mario Benedetti
Al final uno parte
con sus ojos de buey
con sus dedos de frente
o con sus pies de plomo
todo eso y además
con amigos de pan
de madera
de tierra
uno parte
y es otro
dispuesto a no olvidar
a contar hasta tres
a no decir empero
todo eso y además
con el adiós más arduo
y el corazón más nuevo.
Cuba aparece
Pablo Neruda
…Pero cuando torturas y tinieblas
parecen apagar el aire libre
y no se ve la espuma de las olas
sino la sangre sobre los arrecifes,
surge la mano de Fidel y en ella
Cuba, la rosa limpia del Caribe.
Y así demuestra con su luz la Historia
que el hombre modifica lo que existe
y si lleva al combate la pureza
se abre en su honor la primavera insigne…
…todo cae en el polvo de los muertos
cuando el pueblo establece sus violines
y mirando de frente corta y canta,
corta el odio de sombras y mastines,
canta y levanta estrellas con su canto
y corta las tinieblas con fusiles.
Y así surgió Fidel cortando sombras
para que amanecieran los jazmines.
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