
La poesía de Aleyda Quevedo Rojas (Ecuador, 1972) tiene la magia de las sabias curanderas. Nos moja con zumos de yerba cuando de refrescarnos se trata y también nos azota la piel cuando dejamos amodorrar nuestra alma. De este modo, con curiosos giros de toreo, la seguimos en su ruedo para develar secretos y vivencias que están detrás de las formas o los versos, a veces de los blancos de la página…
Su libro Herbolario íntimo recibió el Fondo de las Artes Literarias del Instituto de Creatividad e Innovación del Ministerio de Cultura del Ecuador (2023). Fue seleccionado por un notable jurado internacional conformado por Gustavo Darío López, Francisco Garamona y Fabián Darío Mosquera; además está acompañado por un video arte que puede verse en el canal de YouTube, Inventario Documental.
A propósito de la presentación el sábado 2 de septiembre a las 11:00 a.m. en la Casa Museo Oswaldo Guayasamín (Obrapía, no. 111 e/ Oficios y Mercaderes, Habana Vieja), de su poemario Herbolario íntimo en formato digital por nuestra editorial Cubaliteraria, nos gustaría compartir con uds. 5 de los poemas que integran el volumen, esperando susciten en sus ojos lectores, pasión, estremecimientos, comprensión y lucidez.
Teoría del tulipán
Es mi flor, mojada y fragante, con todas sus aspas abriendo el grosor brilloso de la edad madura. Bajo los ojos cínicos de los mismos hombres —que, aunque te causen amadas sensaciones— nunca dejarán de observarte con malicia y frialdad. Mi flor insomne crece, abre cristales y pensamientos rígidos de quienes aún no logran comprender la botánica femenina.
Flor de mostaza
Desbordamiento adentro de las palabras que nos habitan: lluvia fina, flor de mostaza, arrayanes torcidos, juventud salvaje que deja leer la mente. Corpus de una gramática que me mantiene escribiendo. Amar para escribir y podar. Escribiendo para habitar un sangrante corazón de espíritu lúcido, encendido con alcohol y perfilado con tijera.
Ruda
Me quedo sin ropa. Me quito los huesos blancos. La piel mestiza y los negros cabellos. Puedo bañarme en brasas purificadoras.
Jamaica
Estoy dentro y fuera de tu cuerpo, en la sopa cósmica que somos. Hábito mental del amor hibiscos.
Lumbre
Bosque extenso y árboles agitándose dentro de mi estómago, cuando la lumbre de tu lengua quema. No conozco hambre, vacío, parásitos, sed, sé qué es real y qué no más abajo del esternón. Ya es enero amor mío, no te quedes en los bordes, cruza las fronteras de la piel musgo. Debes entrar, conocer mi bosque, incendiarlo hasta calcinar la palabra pasión, y sus tres vocales vegetales.
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