
En la tarde de este jueves 18 de abril, el café literario «Aire de Luz» que celebra cada mes el Centro Cultural Dulce María Loynaz, de 17 y E, en la barriada capitalina de El Vedado, convocó de la mano de su presentadora Basilia Papastamatíu, a dos relevantes voces femeninas de la lírica cubana actual: la consagrada Caridad Atencio y la novel Ismaray Pozo. En la sala Federico García Lorca se dieron cita escritores, poetas y críticos de todas las edades, interesados en la creación de estas dos autoras, que fueron presentadas cálidamente, café de por medio, por la anfitriona.
Tras una lectura comentada del decursar vital y literario de ambas a cargo de la moderadora, se intercambiaron poemas de una en voz de la otra, una estructura acreditada a Atencio por Papastamatíu, que dinamizó la actividad y mostró las cualidades que las singularizan.
Entre las características principales que, tanto el público presente como las protagonistas, definieron en común acerca de sus obras, destaca el énfasis en el tratamiento del tema de la familia como motivo de inspiración y meditación. La huella y la proyección que deja el más básico grupo humano en las obras leídas fueron constatadas por los asistentes. De la obra de Pozo resaltó, sobre todo, el dolor ante la pérdida del padre, próximo a cumplirse el aniversario de su partida; una figura percibida por la autora como autoritaria, que marcó su infancia y, sin embargo, la hizo descubrir su fuerza en la literatura y la poesía como vías catárticas para exorcizar sus temores.
La anfitriona reconoció la armonía y el equilibrio entre las dos y la existencia de una afinidad estética, al tiempo que subrayó cómo la búsqueda de la herida en el mundo familiar otorga una autenticidad y una fuerza a su poesía. «Es algo tan íntimo como desnudarse en público, es como una terapia por medio de las palabras», expresó.
Se destacó en general la sorpresa producida por el «descubrimiento» de Ismaray Pozo como poeta hace unos pocos años. Originaria de Puerta de Golpe, localidad situada a 17 kilómetros de la cabecera provincial de Pinar del Río, licenciada en Historia del Arte por la Universidad de La Habana y Máster en Ciencias del Desarrollo Social y Cultural, la joven autora, nacida en 1987, ha obtenido reconocimientos como los Premios Luis Rogelio Nogueras y La Gaceta de Cuba, además de varias menciones en diversos certámenes, y tiene ya publicados los cuadernos de poemas Regresiones, Abisales y La recitante. La periodista, crítica y poeta Leyla Leyva, quien intervino varias veces en el encuentro, la definió como «una gran voz con una identidad y un fundamento intelectual», alguien que, como poeta, «ya estaba hecha»; y cuya vida y experiencia la hacen perfilarse más para mantener ese lugar especial.
A juicio de Basilia Papastamatíu, su escritura posee «una excelente y sorprendente calidad, un refinamiento intelectual y un alto nivel» que le ha hecho ir despojándose progresivamente de «todo lo sobrante e impropio de la retórica» de quien se inicia en la creación poética. En sus palabras: «seduce con sus textos audazmente libres y desafiantemente reflexivos».
Varios críticos y especialistas expresaron su gratitud por la labor insistente de promoción, estímulo y «empuje» de la filóloga, ensayista, escritora y poeta Caridad Atencio; su pasión y acierto en descubrir voces interesantes y seguras para la lírica nacional. Se elogió su «buen ojo» para detectar promesas que han demostrado su valía en el tiempo. De igual modo se mencionaron sus más importantes textos publicados, con el afán de debatir entre su esencia narrativa, anecdótica y referencial, y la presencia incuestionable de la imagen y la metáfora en su realización. «Me gusta centrarme en un tema y escribir sobre él, que la poesía tenga un elemento dramático, que pueda hablar libremente», afirmó la autora. Los asistentes resaltaron sus títulos La sucesión, Los viles aislamientos y El libro de los sentidos, como sus preferidos.
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