
Sobre la autora
Caridad Atencio (La Habana) es poeta, ensayista e investigadora. Licenciada en Filología por la Universidad de la Habana en 1985, desde hace más de tres décadas trabaja como investigadora del Centro de Estudios Martianos donde ostenta la categoría de investigadora auxiliar y es miembro de su Consejo Científico. Es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y del Círculo de la Crítica. Colaboradora sistemáticamente con varios sitios digitales como La Jiribilla, el Portal de la UNEAC y Cubaliteraria.
Su obra poética es una interesante e inquietante propuesta, que hará pensar, cuestionar y reflexionar sobre las realidades y aspiraciones del hombre. Su prosa reflexiva, sustentada en una profunda y rigurosa investigación, aborda diversos temas relacionados con el legado del Héroe Nacional de la República de Cuba, José Martí Pérez.
Entre otros, ha publicado los poemarios: Salinas para el potro, Ediciones Extramuros (2001), La Sucesión, Editorial Letras Cubanas (2005), Notas a unas notas para L.A., Ediciones Unión (2005), El libro de los sentidos, Editorial Letras Cubanas (2010), y los libros de ensayo: La saga crítica de Ismaelillo. Editorial José Martí. La Habana (2008) y Del agua refluyente: sobre los versos de La Edad de Oro. Ediciones Matanzas (2011).
Ha sido merecedora de múltiples galardones literarios entre los que destacan el Premio Pinos Nuevos de poesía en 1996, el Premio Calendario de ensayo en 1999 y el Premio Dador de ensayo en el año 2000. Obtuvo asimismo el Premio Razón de ser en 2002, el Premio Dador de Poesía en los años 2002 y 2013, y el de La Gaceta de Cuba en el 2005. Ha sido merecedora, además, del Premio de la Crítica Literaria en 2010. Ostenta la distinción Gitana Tropical de 2014, la Medalla Raúl Gómez García de 2016 y la Distinción por la Cultura Nacional.
En un texto reciente, publicado en el periódico Granma, Enmanuel Tornés destacaba:
En efecto, los primeros poemarios de Atencio —Los viles aislamientos (1996), Umbrías (1999), Los cursos imantados (2000)—, como los de sus compañeros de generación, van a revelar la angustia y la defraudación de un mundo que parecía imperecedero, pero que de la noche a la mañana se derrumba y convierte en polvo quevediano. Acontecía así lo que respecto a la narrativa denominé, hace algunos años, la pérdida definitiva de la inocencia.
En Atencio, sus inquietudes existenciales la llevan a indagar en la realidad circundante, en los temas relacionados con la mujer, la racialidad y la familia. Su expresión poética se libera de ataduras y permite a la hablante lírica exhibir una voz legítima, rigurosa, sin temores, autenticada en la frecuentación del versolibrismo y lo coloquial abrazado al intimismo.
En el día de su cumpleaños, sirva esta selección de su poesía como felicitación y agasajo.
Selección de su obra
La le gis en el texto
Un problema de fondo, de sustrato vacío o conjurado. Un asunto de espejo sin espejo, un segmento del agua y la figura. Zona de ventisca. ¿Qué hace al otro valerse del escriba?, ¿sostenerlo y moverlo, al son de la propia osadía que ha creado? Un líquido disparo en pugnas con la lógica: ¿El sostén de aguas pútridas?, ¿nitidez sumergida de la fuente? Hay que sorber el limo, la hinchazón del cadáver. Hay que guardar las huellas del desgaste cuando acuda el peso de la transparencia. (De Los cursos imantados, 16)
[Sin título]
Querida: He sabido serena de su muerte. La más delgada, la más alta de las hermanas. En apariencia la menos agraciada. La única que para unirse tomó un hombre casado que casi le doblaba en edad, cuando apenas había tiempo para aquello: En su pueblo hacía la zafra, mientras las vacaciones eran para sus hijos y su esposa acá en La Habana. Pervivían en paz aquellas dos familias, hasta que el tiempo le dio el marido eterno. Una muerte, un dolor, una herradura que arrancaban. Una vez cada año íbamos donde ella. Si guardaba el gesto tutelar. Su ropa sucia, sus uñas, tiznadas del fogón, pero siempre la comida a su hora y el café claro. Cuando murió el abuelo, al que siempre fue la única que cuidó, llegaron de otras urbes sus hermanas, bien tenaces, a rifarse la cadena y su reloj de oro. Si alguien se casaba o se operaba, era ella quien cuidaba a los niños. Fue el alma de sus hijos hasta que partieron. Una hacia afuera, otro perdidamente para dentro de sí. Le quedaba la casa. Hasta que la casa de guano y de madera comenzó a derribarle. Como sus tablas, se averiaban sus piernas, sus deseos. Nunca quiso mudarse de aquel sitio vastísimo por el que todos los nuestros habían pasado, y como tal era el encaje oscuro de lo que no existía. Mi permanencia y mi recuerdo eran una explanada para su sacrificio. * Para Lila, Andrea Mendoza (30 de noviembre de 1928-23 de abril de 2005) (De El libro de los sentidos, 11)
[Sin título]
Atencio: Podrías haber escrito cualquier otra cosa a la que aquí has escrito. Y siempre dirías lo mismo. TODO ES LO MISMO. Todo es posición mental, capacidad de moverse de un estado a otro, de una condición a otra, de un modo a otro. Hay algo que escribió un tal Foucault: «Hasta dónde se puede pensar de otro modo al que pensamos […]». Todo esto me viene leyendo LOS CURSOS: me reafirmo: existe un gran aburrimiento, un modo cegato de representar la realidad: toda: la íntima, la inmediata a nuestra intimidad; la realidad que nos refieren y depositan de nuestra propia realidad y del «MUNDO»: * sin duda esta última nos coacciona, nos (auto)censura —entonces nos ocultamos en los juegos infinitos del intelecto. No veo ni bien ni mal LOS CURSOS… veo lo que representa.Ahora mismo una pregunta general: ¿Hasta cuándo la representación? PREGUNTA RESPUESTA; PREGUNTA RESPUESTA Y otra más para terminar: —ATENCIO(N!!) ¿Por qué insistes en publicar tu gran libro por partes??? (¿pregunta inútil porque trae consigo la respuesta?) Porque LOS CURSOS me abren para decir decir decir(te), pero siento que ya estoy y estaría diciendo de otro modo lo SUBRAYADO EN UN LIBRO DE NIETZSCHE… y por ahí para allá hasta LLEVO EL GANCHO DE CARNICERO —HUIDIZO Y FEROZ— GRAVITANDO… Parece que ¿todo está imantado? 16 de noviembre de 2001 Escambray * EL MUNDO TRANSMITE AL HOMBRE DE UNA MANERA ENFERMIZA SU HUELLA DE VASTEDAD (De El libro de los sentidos, 26-27)
[Sin título]
Cada uno de nosotros proyectaba la imagen del país en límites pendientes. Un extremo nos marca. La ignorancia también nos hunde la imaginación. A dónde vamos, sosteniendo ridículamente el rastro de una punta. La magnitud raída ascenderá. Cómo adentrar el diente en la otra carne cuando aprietas tus labios con horror. (De La sucesión, 81)
[Sin título]
Un gran cuchillo sobre el que cae continuamente el pecho, eso es la sucesión. Penetraban en lo amargo con miedo. Con las facciones propias al hueco de la identidad. ¿Quién es capaz de aquietar lo turbio, cuando ello se aclara con lentitud? «La bisagra alimenta los horrores.» Va muda la procesión de vulnerados. Como el tiempo por dentro de un castillo, soy un grito cuajado en sus cerebros. (De La sucesión, 93)
Visitas: 25
Deja un comentario