
«El elogio oportuno» que propone homenajear a escritores, libros, hechos históricos e instituciones que arriben a aniversarios cerrados quiso festejar los 40 años del Premio Nacional de Literatura, máximo galardón que se otorga a un escritor cubano por la obra de la vida.
Su presentador Fernando Rodríguez Sosa invitó, a la librería Fayad Jamís, a las 3:00 de la tarde, a importantes artistas de las letras cubanas vinculados directamente a este premio: Nancy Morejón, Reynaldo González y Jesús David Curbelo.
Antes de dialogar con ellos se escuchó la voz en off del primer galardonado en 1983, nuestro Poeta Nacional, Nicolás Guillén, declamando su poema un «Largo lagarto verde».
Nancy Morejón, Premio Nacional 2001, relató cómo fue avisada, hace ya 20 años, de que había sido premiada, luego, en el marco de la Feria Internacional del Libro 2002, acompañada por las palabras del crítico, poeta, Víctor Fowler, le fue entregado dicho galardón; más tarde saldría en la antología Cuerda veloz, en la colección que acoge dichos premios, por la editorial Letras Cubanas. La poetisa recalcó deudas del Premio como la de la escritora Georgina Herrera a quien se debe pensar en darlo de forma póstuma.
Actualmente Morejón escribe sus memorias y un libro de ensayo titulado Poética de los altares.
La voz en off de José Sacarías Tallet, Premio Nacional 1984, llenó el espacio con su poema: «La Rumba», para darle paso después a uno de los intelectuales más premiados en Cuba: Reynaldo González Zamora.
Este compartió las experiencias vividas desde el interior del jurado que tiene la responsabilidad de otorgar el premio. «Somos uno de los países con más poetas per cápita, ensayista per cápita y más entrometidos per cápita» dijo. Aconsejó, que, ya que en un jurado muchos se conocen como persona y como intelectuales, se debe estar cerca y lejos para poder hacer un juicio valorativo lo más objetivo posible. Consideró que ha habido premios dados con el rigor que este amerita, sin embargo, otros, están llenos de compromisos a instituciones que afectaron la credibilidad de este. «En este país hay mucha gente que tiene mucho talento, que apuesta por la literatura, que son buenos escritores y poetas, con una vida intelectual intensa, opinó este pensador que siempre se propone un libro diferente.
Reynaldo González considera que tiene más de lecturas que de escrituras, por eso sus libros no son tantos como él quisiera, en uno de sus proyectos, encargo de la Biblioteca Nacional, pretende debatir la etapa politiquera y sórdida de Cuba; en otro intenta contar historias suyas y de ajenos a través de la literatura. En ese analiza su vida a través de la vida de sus contemporáneos «convirtiéndome así mismo en ese que ha vivido» dijo el intelectual de 82 años.
La voz en off del premio de 1986, Eliseo Diego, es una sonrisa para aquellos que apreciamos su poesía con su poema «Testamento», donde nos deja como herencia todo el tiempo.
Con ese tiempo el escritor Jesús David Curbelo describió cómo se organizaba el certamen desde el Centro Cultural Dulce María Loynaz, lugar donde fungió como director por mucho tiempo. Hizo un pequeño bosquejo desde su fundación en 1983 y describió en detalle su organización.
Explicó las funciones del comité gestor del Instituto Cubano del Libro, entidad que convoca el Premio y elige al jurado, recibe las nominaciones de forma anónima, organiza la única reunión presencial del jurado, pues los debates se realizan a través de llamadas telefónicas y correos electrónicos.
Curbelo estuvo de acuerdo con Reynaldo González en cuanto a la pérdida de autonomía que sufrió el Premio en algunas ocasiones por atender a compromisos institucionales, pero también que casi todos los premios dados estaban más que merecidos. Recordó complicados debates entre los jurados, propios de premio de esta índole. Aun así —concluyó Curbelo― el Premio lleva consigo la estima y el reconocimiento nacional y que es muy parecido en su forma a los que se dan en países como España, Ecuador, Chile, donde se les otorga, también, a veces a libros o a la obra de toda su vida.
Como proyecto de libro, Curbelo, está completando la antología de poesía francesa hasta los años 50 del siglo 20, donde estarán representados entre 25 y 30 autores; también un libro de ensayo, para la editorial Letras Cubanas, en soporte digital.
La actividad concluyó con la sensual voz de Carilda Oliver Labra, Premio 1997, con el poema «El canto», musicalizado por Yenisei del Castillo.
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Te invitamos a descargar el libro Los agradecidos del mañana, discursos de agradecimientos de Premios Nacionales de Literatura, compilado por Luis Amaury Rodríguez Ramírez.
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