En el año 2015 la periodista y escritora Argentina Jiménez me solicitó le redactara un prólogo a una biografía que había concluido del mártir revolucionario Angel “Machaco” Ameijeiras con vistas a su publicación. Han pasado unos años y tras aquel fructífero intercambio con la autora a través de correos y llamadas, tuvo lugar su lamentable fallecimiento. A esos efectos, ni ella pudo disfrutar ver su libro en manos de los lectores ni estos han podido aún consultarlo.
Argentina se destacó por sus artículos en el periódico Tribuna de La Habana donde escribía sobre hechos y personajes históricos, también hizo algunas semblanzas biográficas entre las cuales destacó la del estudiante revolucionario Fulgencio Oroz. Sirva la divulgación de este prólogo a modo de homenaje a ese líder insurreccional que demostró tanto arrojo y entrega, nuestro “Machaco” Ameijeiras, y al propio tiempo como un reconocimiento al esfuerzo intelectual de nuestra amiga Argentina Jiménez. Esperamos que su libro pueda ser publicado tan pronto sea posible.
Prólogo
La generación de jóvenes que enfrentó los destinos de la nación cubana en los años 50 del siglo XX tuvo que afrontar no pocos desafíos derivados de la crisis institucional cubana. Con el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 Fulgencio Batista había entronizado un régimen de fuerza pasando por alto las disposiciones de la constitución de 1940; la nueva administración carecía de legitimidad jurídica con lo cual el país entró en un proceso de franca decadencia política. De hecho se habían truncado los espacios para proponer fórmulas de superación al conflicto que había generado el cuartelazo de Batista.
En vistas de esa situación se creó una creciente polarización de la sociedad que condujo al inicio de la revolución cubana con el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de julio de 1953. Precisamente en este acontecimiento es que pierde la vida uno de los hermanos Ameijeiras, Juan Manuel, quien con su ejemplo trazara el camino a toda una familia.
La familia Ameijeiras, de origen humilde, hubo de enfrentar la crítica situación social imperante en Cuba. De hecho el padre, Manuel, abandonó a los suyos en un viaje sin retorno a España. Durante esos duros años esta familia va transitando de la condición social de clase media baja a la de clase obrera subempleada. En aquellos momentos la escasez de empleo y las demás carencias del cubano limitaban el horizonte de quienes querían salir de la pobreza y conformar una sociedad con mayor grado de justicia social. En todo un peregrinar recorren parte del país desde su natal Chaparra, en la actual provincia de Las Tunas, hasta instalarse en La Habana adonde deben asumir los desafíos de subsistir de empleos precarios. María de las Angustias, la madre, es quien debe tomar las riendas de la familia e imponer el orden.
La autora de esta biografía nos presenta el estudio de la personalidad de Angel “Machaco” Ameijeiras desde diversas perspectivas, ella logró introducirnos en la vida y obra revolucionarias de un hombre de carne y hueso que supo hacer frente a los desafíos de su tiempo. Resulta significativa la diversidad de fuentes a las que recurrió para ofrecernos un retrato lo más verosímil y humano posible de “Machaco”. Testimonios, documentos, prensa y una amplia bibliografía nutren esta obra rica en contenido histórico y que será de necesaria consulta para quienes incursionen en las raíces de la revolución y en particular de la lucha clandestina.
La biografía, con un lenguaje ameno y coloquial, por momentos nos parecerá que estuviéramos en presencia de una verdadera novela. Sin embargo, ello no le quita rigurosidad al tratamiento histórico de los hechos que transcurrieron en la vida de Angel “Machaco” Ameijeiras. Entre las situaciones que son descritas se encuentran tanto las que transcurren dentro de la familia Ameijeiras como aquellas que reflejan las relaciones de “Machaco” con sus compañeros de la lucha clandestina, en particular las que tuvo con Sergio González, “El Curita”, jefe del Movimiento 26 de Julio en La Habana. Al propio tiempo sobresale en esta biografía la descripción de sus relaciones con Norma Porras, su pareja sentimental y combatiente activa de la lucha clandestina.
“Machaco”, al frente de la sección de acción y sabotaje del Movimiento 26 de julio en La Habana, condujo planes arriesgados que respondían al propósito de derrocar la dictadura de Batista por la vía armada. Actualmente pudieran haber algunas personas que no se expliquen bien lo temerario de aquellas acciones pero debemos reconocer que los combatientes de la lucha clandestina pugnaban por construir una Cuba nueva que pudiera superar la profunda crisis social vigente. Por todas esas razones los hermanos Ameijeiras, a partir de su compromiso con la lucha revolucionaria armada, recelaron de la salida negociada que propusieron los partidos políticos tradicionales para encontrar una salida pacífica a la crisis nacional. Estaban convencidos de que el régimen no iba a ceder un ápice en sus prerrogativas, aspecto que quedó demostrado desde el mismo golpe de Estado del 10 de marzo hasta la misma caída del tirano Batista.
La generación de jóvenes rebeldes que hizo la revolución tenía presente un nuevo proyecto de sociedad que ya había sido esbozado por Fidel Castro en La historia me absolverá. Precisamente los hermanos Ameijeiras estuvieron entre los que se dignaron a distribuir esta obra por todo el país. La colocación de este folleto en manos de los cubanos era una tarea imprescindible de la revolución para ganar un espacio en la sociedad, en esos momentos la propaganda rebelde era una labor de primer orden. Fue así que en 1956 Gustavo Ameijeiras comentó a su hermano Efigenio: “Fidel ha prendido en la conciencia de casi todo el pueblo” y añadió que esto era así desde los días en que luchaban por la amnistía de los presos políticos y distribuían los escritos del líder del Moncada.
La obra de Argentina Jiménez expone con todo éxito una serie de acontecimientos estremecedores a través de diversos episodios de la lucha clandestina así como otros del periodo de presidio a que fuera sometido “Machaco”. Ella también nos muestra, de manera fidedigna y apasionante, el combate final que concluyó en su trágica muerte en medio del férreo cerco de la policía batistiana. Se trata de sucesos que la autora narra con mucha pericia y que de seguro lograrán atrapar la atención del lector.
Lo más trascendente de este estudio es que, a través de la personalidad de “Machaco”, se logra una visión abarcadora de la lucha clandestina en La Habana. Desde esta perspectiva se pueden apreciar los nexos del M-26-7 con el Directorio Revolucionario, el apoyo del movimiento clandestino de las ciudades a los frentes guerrilleros así como los avances y retrocesos de la actividad revolucionaria en la capital. Por estas razones el Comandante en Jefe Fidel Castro en un editorial diría: “Comandante Ángel Ámeijeiras, ante ti se cuadran todos los combatientes del Ejército Rebelde y esperan tus órdenes cuando se acerquen a las calles de La Habana”.
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