Sobre el autor
Rainer Maria Rilke (Praga 4 de diciembre de 1875 – Suiza 29 de diciembre de 1926). Poeta y novelista checo, considerado como uno de los más importantes e influyentes poetas modernos por su preciso estilo lírico, sus simbólicas imágenes y sus reflexiones espirituales. Fue el poeta en lengua alemana más relevante e influyente de la primera mitad del siglo XX pues amplió los límites de expresión de la lírica y extendió su influencia a toda la poesía europea.
La infancia de Rilke estuvo marcada por una familia llena de conflictos. Después de dejar la escuela militar por problemas de salud, hizo cursos de literatura, historia del arte y filosofía en Munich y Berlín. Se dedicó de pleno a escribir y viajó por varios países de Europa. Residió en París, donde publicó obras como Nuevos poemas, Réquiem, y la novela Los cuadernos de Malte Laurids Brigge. Durante la Primera Guerra Mundial se radicó en Munich, donde prestó servicios como oficinista. Luego viajó a Suiza, donde publicó sus títulos más destacados: Sonetos a Orfeo y las Elegías de Duino.
Como homenaje en su natalicio compartimos una selección de su obra poética.
Fragmentos de su obra
Día de otoño
Señor: es hora. Largo fue el verano. Pon tu sombra en los relojes solares, y suelta los vientos por las llanuras. Haz que sazonen los últimos frutos; concédeles dos días más del sur, úrgeles a su madurez y mete en el vino espeso el postrer dulzor. No hará casa el que ahora no la tiene, el que ahora está solo lo estará siempre, velará, leerá, escribirá largas cartas, y deambulará por las avenidas, inquieto como el rodar de las hojas.
Las rosas
Si tu frescura a veces nos sorprende tanto dichosa rosa, es que en ti misma, por dentro, pétalo contra pétalo, descansas. Conjunto bien despierto cuyo centro duerme, mientras se tocan, innumerables, las ternuras de ese corazón silencioso que suben hasta la extrema boca.
La enamorada
Sí, de ti tengo anhelo. Me resbalo de la mano, perdiéndome a mí misma, sin esperanza de disputar eso que, como de tu lado, llega a mí serio, sin desviar, sin relación. …aquellos tiempos: ¡Cómo fui Una Sola Cosa, nada que diera voces, y que me traicionara; mi silencio. Era igual que el de una piedra por la que arrastra el río su murmullo! Pero dentro de mí, en estas semanas de primavera, hay algo que se ha abierto despacio saliendo del oscuro año inconsciente. Algo ha entregado mi caliente vida en la mano de alguno que no sabe que yo existía ayer.
Entrada
Quienquiera que tú seas: al atardecer sal de tu cuarto, en el cual lo sabes todo; ante la lejanía está tu casa como el final: quienquiera que tú seas. Como tus ojos que apenas, fatigados, del consumido umbral pueden librarse, levantas muy despacio un árbol negro poniéndolo ante el cielo: esbelto, solo. Y has hecho el mundo. Y es grande, y es como una palabra que aun en silencio madura. Y según tu querer comprende su sentido se desasen tus ojos tiernamente…
La pantera
Su mirada se ha cansado de tanto observar esos barrotes ante sí, en desfile incesante, que nada más podría entrar ya en ella. Le parece que sólo hay miles de barrotes y que detrás de ellos ningún mundo existe. Mientras avanza dibujando una y otra vez con sus pisadas círculos estrechos, el movimiento de sus patas hábiles y suaves va mostrando una rotunda danza, en torno a un centro en el que sigue alerta una imponente voluntad. Sólo a veces, permite en silencio, la apertura de los cortinajes que ocultaban sus pupilas; y cruza una imagen hacia adentro, se desliza a través de los tensos músculos cae en su corazón, se desvanece y muere.
Canción de amor
¿Cómo sujetar mi alma para que no roce la tuya? ¿Cómo debo elevarla hasta las otras cosas, sobre ti? Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido, en un rincón extraño y mudo donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse. Pero todo aquello que tocamos, tú y yo, nos une, como un golpe de arco, que una sola voz arranca de dos cuerdas. ¿En qué instrumento nos tensaron? ¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?
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Con información de Actualidad Literaria
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