La especialidad de Ramón Meza fue escribir novelas de ambiente cubano, razón por la cual es uno de los autores más importantes del siglo XIX y principios del XX. De su nacimiento el 28 de enero de 1861 se cumplen ahora 160 años. En 1887 apareció la más renombrada de sus novelas, Mi tío el empleado. José Martí, voraz lector y siempre enterado, nos ofrece la más acertada reseña de esta novela:
Esta es la historia del poblano Vicente Cuevas, que llegó a Cuba en un bergantín, de España, sin más seso, ciencia ni bienes que una carta en que el señor Marqués de Casa Vetusta lo recomendaba a un empleado ladrón, y con las mañas de este y las suyas, amparadas desde Madrid por los que participaban de sus frutos, paró el don Cuevas de las calzas floreadas y las mandíbulas robustas en «el señor Conde Coveo», a quien despidieron con estrépito de trombones y lujos de estandartes y banderines «los buenos patriotas de La Habana» cuando se retiraba de la ínsula, del brazo de la rica cubana Clotilde. Esta es la vergonzosa historia, dicha con sobrio ingenio, cuidado estilo y varonil amargura.
Observa el crítico Max Henríquez Ureña el matiz caricaturesco con que Meza desarrolla y que llama la atención de Martí por su «aire de parodia», en palabras del Apóstol. La vida administrativa con sus dobleces, el fraude y otros resquicios por donde la honradez se escapa, da tema a Ramón Meza para explayar su crítica.
No fue exigua la producción de este autor. Se suman a Mi tío el empleado, Flores y calabazas y El duelo de mi vecino, novelas cortas ambas, de 1885; Carmela, de 1886, y en 1889, Don Aniceto el tendero, –que también se adentra en las truculencias del mundillo mercantil. Dos años después publica Últimas páginas, que según la crítica acusa un cierto cansancio narrativo manifiesto por la monotonía. Añádase la comedia titulada Una sesión de hipnotismo, así como un estudio crítico sobre Aurelio Mitjans. Durante la Guerra del 95 emigró a Estados Unidos, donde escribió la narración En un pueblo de La Florida.
No es poco para una existencia tan corta, lo cual revela la dedicación del escritor, su vena siempre inspirada y el placer que debió causarle el ejercicio de llenar páginas en blanco, una personalidad que merece nuestra atención aun al cabo de un siglo y una década de su muerte, que se cumplirá el próximo 5 de diciembre, por lo que este 2021 es un año de doble conmemoración para Ramón Meza.
En su caso se trató de un intelectual habanero de sólida formación educacional en el Real Colegio de Belén, y que accedió a las fuentes de cultura desde edad temprana. Se licenció en Derecho Civil y Canónico en la Universidad de La Habana en 1882 y años después en Filosofía y Letras, en 1891. Detentor de ideas separatistas, en 1895 emigró A Estados Unidos, donde no dejó de escribir.
Con el advenimiento de la república ocupó cargos oficiales importantes, como el de secretario de Instrucción Pública durante el mandato presidencial del mayor general José Miguel Gómez, todo ello sin cesar sus colaboraciones en las publicaciones de la época, ni dejar de redactar estudios biográficos (sobre Julián del Casal, Miguel Melero, Eusebio Guiteras…).
Ramón Meza recreó con ojo avispado el ambiente social y administrativo de la Cuba que vivió. Echar al menos un vistazo a su amena prosa, no sería mala idea para el lector de nuestros tiempos. Tómelo como una opción no desdeñable de lectura para este suave invierno.
Visitas: 278
Deja un comentario