
Se conoce que Raúl Hernández Novás comenzó a escribir en la adolescencia y que en 1960 —12 años por entonces— publicó su primer poema en el diario Hoy. Más adelante incursionó con otro en el semanario Bohemia.
Hizo estudios de licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas y su práctica profesional la desarrolló en el Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas, donde ahondó en estudios que alimentaron su talento. Allí publicó en 1973 su primer trabajo crítico. La exigente revista fue el soporte a través del cual se divulgaron varios de sus textos poéticos. El contacto con la obra y vida de importantes autores del ámbito latinoamericano enriqueció las concepciones estéticas de un autor en constante proceso de incorporación de conocimientos.
Vale apuntar esto porque Hernández Novás —sobrino de Lino Novás Calvo, otro referente dentro de la literatura cubana— buscó la perfección formal y dedicó su quehacer poético a la producción de una obra dotada de una terminación técnica y artística muy notables, alcanzada en el breve tiempo de su vida.
Sin que le fueran ajenas otras formas estróficas, los sonetos de Raúl Hernández Novás son modelos de exquisitez. He aquí uno bastante conocido:
«¿Ves, Gelsomina?»
¿Ves, Gelsomina? Tú a tu desastrado esposo sigues, yo al esposo mío. Las dos por el camino hemos vagado, por la región del tránsito baldío. (Conviene no afincar en ningún lado, en las moradas que nos dan hastío, para no echar raíz en suelo amado y no olvidar lo principal —che è Dio). Intacta esposa, como tú he viajado de convento en convento, bajo el frío, y soy como el payaso sin sembrío ni solar, que deambula enharinado... ¿Ves, Gelsomina? Por el campo ajado vas de tu esposo en pos. Yo sigo al Mío.
El escritor, crítico y editor Rafael Grillo opina:
No existe otro ejemplo como él, de alguien con tanta capacidad de asimilar las formas de la tradición y las de su entorno epocal, y a la vez renovar, buscar nuevas rutas, siendo, simplemente, fiel a su sino y sus preferencias. Nadie pudo llegar a dividir su voz en tantos tonos, que van desde el lírico hasta el paródico; ni multiplicar el eco de tan variadas influencias, que incluyen el romanticismo, el modernismo, la vanguardia origenista, e incluso prefigurar las manías intertextuales de la posmodernidad; o practicar magistralmente modos poéticos tan divergentes como el soneto, la décima y el verso libre.
Explicaciones del equilibrista
No por amor al riesgo se aventura mi pie por este hilo tenso y leve.
Ni por eterno ser mi ser se atreve a jugarse la vida o la ventura.
No es la gloria o la fama o la aventura
el fértil viento que mis alas mueve.
No por arte ni amor mi paso llueve sobre la absorta muchedumbre oscura.
Si huraño huyo a mi rincón de cielo y si el hilo una cumbre me parece donde primero brilla la mañana,
no es el amor ni el arte ni el desvelo
de la gloria: es que a veces —tantas veces—
siento el terror de la presencia humana.
Como poeta, Hernández Novás fue un triunfador: el concurso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba le confirió mención en el género de Poesía en 1978 y 1981; sus textos llevan por título Dacapo y Al más cercano amigo, respectivamente. Ganó el concurso 13 de Marzo de 1982 con el poemario Enigma de las aguas, prologado por Cintio Vitier. Otros premios, el de la Crítica entre ellos, conformaron el expediente del poeta, así como los libros Sonetos a Gelsomina, 1968; Embajador en el horizonte, 1984; Animal civil, 1987; Atlas salta, 1991, 1994. Se encargó también de la edición crítica y el estudio preliminar de la poesía completa de César Vallejo (1988). Como colaborador —y no podemos olvidar su condición de ensayista y crítico literario—, sus textos fueron recogidos en La Gaceta de Cuba, Unión, Universidad de La Habana, Letras Cubanas y El Caimán Barbudo, entre otros.
Callado por naturaleza, con tendencia a caer en estados de depresión y melancolía, así como en la red de factores emocionales propios, además de la pérdida de la madre, su escasa capacidad para sobreponerse a la adversidad y la deteriorada situación económica —el aniquilador Período Especial que acogota a la población—, debilitaron la hipersensible personalidad de Raúl quien, al cabo de más de un fallido intento de suicidio, se dio un pistoletazo en la sien a los 44 años y murió el 23 de junio de 1993.
En 2000 se le confiere con carácter honorífico —póstumo— el Premio de Poesía José Lezama Lima del Concurso Casa de las Américas por el libro Amnios.
Yo pronto moriré; yo me iré pronto.
Es una idea que he tenido siempre.
Este junio tal vez será diciembre.
Sobre la cuerda no haré más el Tonto.
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