Con edición de Norma Gálvez Peirut, corrección de estilo de Ilaín de la Fuente Guinart y diseño de interior y de cubierta, además de creativas ilustraciones de línea gruesa, de José Antonio Acosta, la Editorial En Vivo del Instituto Cubano de Radio y Televisión ha publicado el libro para la infancia titulado Cocina de fábula. Recetas de la Maga maguísima, presentado en la actual Feria Internacional del Libro. Original de la escritora Olga Marta Pérez, una intelectual de reconocida trayectoria, vinculada desde 1990 a la radiodifusión cubana, específicamente a la emisora provincial capitalina Radio Metropolitana, tanto el texto como las expresivas imágenes invitan a disfrutar una lectura llena de sorpresas y juegos logrados mediante el excelente manejo del lenguaje y los recursos de la escritura.
Caridad Rojas, conocida figura en el éter habanero, presenta a la escritora en un original prólogo como una auténtica fábrica de cuentos, a quien conoció en 1988 mediando una presentación del trovador Noel Nicola. Resalta así su habilidad para convertir en poesía el lenguaje cotidiano, y para nutrir de significados todo suceso que parezca intrascendente a los ojos más comunes. De ahí la magia de esta autora que se complace en convertir aromas y sabores en literatura para la niñez, a través de metáforas basadas en la sinestesia, un recurso (o capacidad personal, lo desconocemos) de trasmutar colores, olores y gustos entre sí y hacia sentimientos y sensaciones aparentemente poco relacionados, como vemos en esta simpática receta de la página 18:
Ingredientes (de la receta de Tres latas de Cariño) 1 lata de Cariño en aceite de ajonjolí 1 lata de Cariño con tomates verdes fritos 1 lata de Cariño en agua del Pompón 20 granos visibles de sal marina gruesa 7 pizcas de hierbas exóticas «Pingüinos Quesabenmascar» 1 cucharadita de miel 3 pétalos de un jazmín de 5 hojas 3 lágrimas de un ángel que pasa 1 ramita de romero recién cortada por una gitana.
En sus recetas poemadas, Olga Marta Pérez hace alusión a diferentes frases, secuencias o escenas de poesías, fábulas tradicionales, dibujos animados y canciones (no solo infantiles) conocidas, a la vez que trata de «saborizarlas» de una muy ingeniosa manera: a través de la imaginación. La intertextualidad mueve a sonrisa al reconocer cada referencia, y enriquece el acervo cultural del público menudo, quizás no muy avezado en reconocer estos patrones. Con ello, la autora puede anotarse ante sus lectores una ventaja de originalidad, al suceder el proceso contrario y proceder los infantes a identificar las palabras y frases del libro en aquellas otras obras que escuchen o vean en lo sucesivo: un rejuego intertextual que sucede con mucha frecuencia en las más jóvenes generaciones.
El índice no puede lucir más variopinto: destacan las ocho recetas entre sus nueve capítulos, que completa la presentación de la maga cocinera en cuestión.
Además de las recetas imaginativas del libro, resumidas al final de cada historia, la escritora ofrece distintos platillos de fácil diseño y confección en medio del relato, como parte de la misma dramaturgia, para alegrar a un personaje, para festejar a otro, para complacer a los más exigentes, y así se mezclan recetas deliciosas perfectamente comestibles, con esas otras repletas de fantasía. Veamos este ejemplo de la página 59:
La tía de Juanita no dijo ni esta boca es mía, y con la rapidez de un rayo, puso un plátano de fruta perfectamente maduro en un platico, le agregó un baño de yogur, adornó con miel y maní tostado triturado.
Como en toda fábula, en la de este libro participan diferentes animales que habitan junto a la maga en su vivienda: un gato, gorriones, jicoteas, la siempre atenta Lagartija Mocha, el chivo, además de su sobrina y los vecinos que siempre solicitan su ayuda para enmendar las más raras situaciones.
Paralelo metafórico de la vida de cualquier familia cubana actual, el libro titulado Cocina de fábula. Recetas de la Maga maguísima homenajea e ilustra la capacidad imaginativa para las soluciones más asombrosas que entregan diariamente madres, tías, abuelas, de presencia mayoritaria en la jefatura de los hogares cubanos de hoy, quienes devienen magas al crear ingeniosos platos para alimentar a una prole cuya fantasía acompañará también siempre el sabor de una humilde cocina tradicional elaborada con mucho amor.
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