Salvaguardar la nacionalidad no es solo un trabajo de Cuba, sino de todos los grupos autónomos ante la globalización. Y este día 16, la actividad El elogio oportuno, que dirige el periodista Fernando Rodríguez Sosa, fue una contribución a ese legado.
En la librería Fayad Jamís se le rindió homenaje, por primera vez después de 90 años de creada, al poemario Motivos de son, de Nicolás Guillén.
Para recordar por qué este gran hombre es nuestro Poeta Nacional y la trascendencia de su obra, se reunieron, a las 4 de la tarde, Nicolás Hernández Guillén, presidente de la Fundación Nicolás Guillén y Denia García Ronda, directora de Ediciones Sensemayá, perteneciente a dicha fundación.
Nicolás Hernández, nieto de nuestro Poeta Nacional, recordó la leyenda tejida alrededor de los 8 poemas que conforman este poemario: se cuenta que un estado de «duerme vela», Nicolás Guillén sintió como un voz le dijo: «Negro bembón». Se levantó de un tirón de la cama y escribió, casi a pulso, los versos. Pero… aclara Hernández que esta obra no es un resultado de adivinación, sino el cúmulo de años de maduración y estudio.
Este camagüeyano, mulato, venido de una familia pequeño burguesa, con privilegios gracias a su padre Juan Nicolás Guillén Urra, quién fuera mambí y senador, con el que se codeaba grandes personalidades políticas y era punto de encuentro su casa natal, no pudo, por esto, eludir el racismo y el bulín en su escuela.
Desde entonces comprendió que ese era uno de los temas a perseguir en su obra, la racialidad. Adoró a Rubén Martínez Villena, pero se dio cuenta que era ya tardío su estilo, que debía de haber una poesía de la ruptura, que se despojara de todo lo que no la hiciera sincera, que la hiciera volar, una poesía sin palabras.
Al publicar los versos en Diario de La Marina causa un revuelo y es un boom. Muchos opinaron, como su abuela, que aquello no es poesía, pero otro que era algo, único, novedoso. Versos que le dan gran importancia al son.
Nicolás Hernández Guillén aludió a tres escritos importantes que apuntan, no solo, a la problemática racial de la época, sino a la identidad cubana: «El problema blanco», «La realidad blanca» y la entrevista a Rosendo Ruiz Suárez.
Por su parte, la investigadora y ensayista Denia García Ronda reforzó lo dicho por su colega agregando que Motivos de son es la consecuencia de un tiempo, donde la circunstancia sociopolíticas objetivas y subjetivas lo hacen parir. La vanguardia entra tardía a Cuba, en el 1925, y Guillén reivindica la escritura con un dominio del lenguaje. Es una letra hecha para sones. Despojada del chovinismo de otras obras «negreras» que abordaban el tema pero desde una mirada superficial, folclórica, donde la risa era predominio del gancho.
En Guillén se habla cómo camina el negro más pobre, humilde, se gesticula como tal, dialogan sus problemas, se refuta de que el negro debe integrarse desde la educación, o sea, debe blanquearse. Propone el aceptarlo tal cual es: que el blanco lo mire, el que mulato no lo desprecie y que el negro no se autoflagele. La mulatez es el secreto de la integridad, que no es más que nuestra isla.
Motivos de son toma el matiz folclórico y cómico como anzuelo y es asumida no solo por negros, sino por el blanco, por mulatos, y el receptor se vuelve cómplice para completar la crítica social. El negro no es víctima, es nada más otro ente con una historia buena y mala, que vive en estas tierras, portador de una sabiduría y una cultura.
Esta obra es el principio de la cruzada y la que da base a las letras monumentales que vendrán.
En otro momento del espacio, se pudo escuchar la voz en off de Nicolás Guillén en una entrevista que le hiciera a raíz de esta obra y el tenor Bernardo Lichilín cerró el encuentro interpretando los versos musicalizados del poeta como fueron «Tú no sabe’ inglés» y «De que callada manera».
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