Relatos del éter, de la M.Sc. Mayra Cué Sierra, es el título del libro, publicado por la Editorial En Vivo, para beneplácito de quienes aman la radio, centenario medio masivo de comunicación, cuya función básica indispensable en el campo de la información pública destacara el Comandante Fidel Castro Ruz (1926-2016), líder histórico de la «Revolución de los Girasoles», como la calificara la Heroína del Moncada y la Sierra, Haydée Santamaría Cuadrado (1923-1980).
Dicho volumen deviene una lectura obligada no solo para quienes se desenvuelven en el medio radiofónico, sino también para quienes dan sus primeros pasos en el «mundo mágico» de la radiodifusión, que el maestro Manolo Ortega (1921-2003), Premio Nacional de Televisión, definiera como «sonido para ver».
En ese texto, se hace un amplio recorrido que abarca los 100 años de la radio cubana, y se recoge la función primordial desempeñada en ese medio por las primerísimas actrices Rita Montaner (1900-1958) y Enriqueta Sierra (1885-1974), así como por el jurista, político y periodista, Eduardo Ramón Chibas Rivas (1907-1951), líder del Partido Ortodoxo. Ellos y muchos más, cuya relación haría interminable esta reseña, hicieron de la radio tribuna artístico-cultural y política (esta última en defensa de los intereses del pueblo cubano).
Relatos del Éter trata de rescatar lo que —lamentablemente— se ha perdido o ha quedado olvidado «en la rodilla de los dioses».
El detonante que llevó a Cué Sierra a incursionar en la historia de la radio y la televisión, que —según la autora— «son las dos caras de una misma moneda», fue entre otros objetivos desmentir la falacia de que la radio y la televisión pre-revolucionarias solo eran comerciales, y que, por ende, carecían de apoyatura estético-artística.
Ese criterio erróneo —sustentado por muchos— fue el «bichito» que se le entronizó en la mente y en el alma a la también crítica e investigadora, y la llevó —finalmente— a esclarecer con hechos y pruebas irrefutables ese concepto, que —en modo alguno— se correspondía con la realidad, y al mismo tiempo, destacar los valores estético-artísticos y culturales que tenía, tiene y tendrá la radio como patrimonio cultural de la nación cubana.
Recomiendo la lectura serena y reflexiva de Relatos del étera toda aquella persona que comprenda —en toda su extensión y magnitud— la importancia vital de la radio como medio masivo de comunicación en un país en revolución.
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