Dulce María Loynaz nace el 10 de diciembre de 1902. Miembro de la Real Academia Española y presidenta de su filial en Cuba. Recibió innumerables premios y honores, entre otros el Premio Cervantes 1992, la Cruz de Alfonso X, el Sabio, el Premio Isabel la Católica de periodismo, en España, la orden cultural Félix Varela, el Premio Nacional de Literatura y el premio González Lanuza, en Cuba. Su obra, constituida por poemarios, novelas y libros de viajes la convierten en una figura fundamental dentro de la lírica cubana y universal. El homenaje desde Cubaliteraria es volver sobre uno de los textos que compilara Virgilo López Lemus en su Antología comentada de la poesía cubana, que publicara nuestra editoral en 2018 como parte de su colección Con voz propia.
[…] El versolibrismo de confesión e intimidad, y a la vez el omnipresente tono elegíaco, se ven reforzados en la estructuración del texto por medio de la selección del léxico. Pero publicó el poema en España y poco se divulgó en la convulsa Cuba, en la que, unos meses después, triunfó la Revolución. De manera que el texto quedó diluido en la mar de acontecimientos históricos, y solo a finales de la década de 1980, con el reconocimiento de la obra loynaciana, resurgió con asombro, por cuánto anticipaba.
Lo mismo puede decirse del más breve, pero de similar espíritu expresivo «Cementerio de barcos», que entre varios otros posibles textos para incluir en una antología, selecciono por dos razones…
Si quieres ver la reseña crítica completa y el poema de Dulce María puedes descargar el libro aquí.
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