En el periodo comprendido entre 1811 y 1895, en los Estados Unidos de Venezuela se aprobaron once constituciones y se eligieron 18 presidentes, siempre bajo un exiguo sistema electoral. Durante el siglo XIX el país había sufrido 37 revoluciones, por lo que se puede afirmar que casi no había Estado propiamente dicho.
Rómulo Ángel del Monte Carmelo Gallegos Freire, nace en Caracas, Venezuela un 2 de agosto de 1884. El joven Gallegos inicia en 1902 sus estudios de derecho, los cuales deberá abandonar en 1905 tras la muerte de su madre y la petición de su padre para que le ayude con el sostenimiento de la familia.
En 1906 es designado jefe de la Estación de Tranvía de Caracas, en aquel periodo, el futuro presidente de la República y consagrado escritor, ya exploraba los entornos y espacios de la creación literaria, la escritura, donde se asomaba su ávido interés por la geografía y culturas de su patria. El joven escritor de novelas dará inicio a su oficio con la construcción de relatos cortos, como cuentos y algunos ensayos para revistas literarias. 1910 se publican sus primeros cuentos; labor que le animará para seguir en el oficio. En 1913 aparece una colección de relatos cortos bajo el título de Los aventureros. En 1920 publica su primera novela El último del solar, novela que el propio autor reedita pasados diez años, con el título Reinaldo del Solar.
En 1925 sale a la luz La trepadora, novela donde empezarán a descollar sus constantes literarias: la mujer, el paisaje y las costumbres, con un personaje femenino, Victoria Guanipa, ambiciosa y sin escrúpulos.
Pero no es hasta 1929, luego de hacer una seguidilla de viajes por la geografía venezolana, donde recorrerá los inmensos llanos de su patria que le servirán de telón de fondo de una de las obra cumbre de las letras hispanoamericana del siglo XX, Doña Barbara.
El argumento de Doña Bárbara es simple pero apasionante. Santos Luzardo, un llanero que ha vivido gran parte de su vida en la ciudad, regresa a la sabana para recuperar las propiedades de su familia. Allí deberá enfrentarse con un mundo salvaje y fascinante, infectado de bestias peligrosas, donde el hombre se ve en la necesidad permanente de dominar y destruir la naturaleza para sobrevivir. No menos complicado será el reto de enfrentarse a una sociedad rural regida por viejas tradiciones: el autoritarismo, el esoterismo y la arbitrariedad.
Santos deberá luchar también contra aquellos que pretenden apropiarse de sus tierras, como es el caso de su vecina Doña Bárbara, una mujer sin escrúpulos, terrateniente aventurera y enigmática, atractiva y maléfica, que extiende su poder por toda la zona. El joven e impetuoso Santos Luzardo no puede evitar sucumbir a su poder territorial y a los encantos de una hembra poderosa, que ya no solo quiere su tierra; quiere a su dueño.
Doña Bárbara simboliza el alma primitiva y compleja del poder, que aún gobiernan territorios alejados de la civilización, al margen de lo legal y a la vez el espíritu en conflicto que representó el desencuentro entre colonización y naturaleza.
Las críticas hechas en esta novela por Gallegos hacia el dictador Juan Vicente Gómez, lo llevaron a renunciar como senador y autoexiliarse en España durante el tiempo que duró la dictadura, desde 1931 hasta 1935. Aquella experiencia se convertirá para don Rómulo casi en un retorno, un reencuentro, con sus raíces gallegas, una de las múltiples diásporas de la humanidad como elemento de subsistencia al ostracismo, el abandono y la amenaza de los pueblos.
El 4 de abril de 1931 Rómulo Gallegos salió con su esposa Doña Teo rumbo a Nueva York.
Ubicado temporalmente en la Gran Manzana, el novelista aceptó realizar algunas charlas, en una de esas conferencias dijo Gallegos respecto a ciertos lugares del continente: «hay tierras americanas donde todavía trabaja Dios, y otras donde ya trabajan los hombres». Para referirse a ese otro mundo donde el hombre es una especie más, en medio del fragor y el instinto místico y perpetuo de la naturaleza, que aún habita la amazonia venezolana.
Mientras el matrimonio se intenta adaptar a la nueva realidad norteamericana, se declara la Segunda República española. Fue un 14 de abril de 1931. Rómulo vibró de emoción con aquella noticia, tenía muchos recuerdos de aquella tierra que también la consideraba como propia, sus ancestros venían de allí. No lo dudaron mucho, cuando pudieran conseguir el dinero para los pasajes se marcharon a vivir en libertad. En abril de 1932 partieron para España. Estableciéndose primero en Barcelona, hasta que en 1934 deciden trasladarse a Madrid.
Antes de trasladarse a la capital, en aquella nostálgica playa de Beluso, Rómulo Gallegos, decide desde su personal diáspora terminar tres de sus novelas más importantes: Cantaclaro (1934), novela de un cantante popular que recorre las aldeas y los campos, y Canaima, (1935) novelas en las que se describe las costumbres y los conflictos sociales en la vida de los Llanos Venezolanos y la existencia ruda de unos hacendados en las orillas del Orinoco, mientras que Pobre Negro es terminada en aquella casa frente al mar.
Luego vendrán como parte de su retorno a su patria (1937): El forastero (1942), Sobre la misma tierra (1943), La brizna de paja en el viento (1952), La posición en la vida (1954) y La doncella y el último patriota (1957), obra esta con la que obtendría el premio Nacional de Literatura de Venezuela.
Durante diciembre de aquel 1935, un telegrama de Venezuela le daba la noticia de la muerte del dictador. Empezó a esparcir las hojas de sus escritos por el aire, mientras se abrazaba a su mujer con la ilusión de volver a su tierra. Aquellas navidades fueron muy especiales, tenía la gran misión de regresar a su Venezuela natal, que lo esperaba para aclamarlo.
En 1954 un migrante alemán nacionalizado en Venezuela, Leo Ulrich, publicará en México, para Ediciones Humanismo, uno de las críticas literarias más valiosas sobre la obra del político, ensayista y novelista venezolano: «Rómulo Gallegos: Estudio sobre el arte de novelar», (188 págs.)
Leo Ulrich expresa que hay en Gallegos un artista indiscutible en cuyas manos la comparación se convierte fácilmente en metáfora, la metáfora en alegoría y la alegoría en el lenguaje simbólico que expresar todo aquello que nos parece inexpresable; se detiene después, con el anhelo de indagar los recursos artísticos de que se vale el escritor venezolano para imprimir a su novela, ese sello poético que tanto nos agrada en ella, y, tras de mostrarnos que tal sello no es sino el sabio empleo de las figuras de pensamiento y dicción, sintetiza su estudio haciendo notar cómo en Doña Bárbara se funden el pensador y el escritor, el sabio y el artista, para constituir un novelista excelso.
Luego de ejercer algunos cargos públicos Gallegos es propuesto como candidato presidencial, el partido Acción Democrática (AD), del cual figura como miembro fundador, lo postula como candidato a la presidencia en 1947, siendo electo Presidente Constitucional de la República, el 14 de diciembre de ese año.
Ejerce el cargo de Presidente de Venezuela en 1948 por escasos nueve meses, convirtiéndose en el primer mandatario presidencial del siglo XXI elegido de manera directa, secreta y universal por el pueblo venezolano, y ha sido el Presidente de la República que ha obtenido el mayor porcentaje de votos a su favor en elecciones celebradas en el país, con más del 80% de la totalidad de los votos.
El 24 de noviembre de 1948, como consecuencia entre otras cosas al sectarismo político y debido a su renuencia a acceder a las exigencias de las Fuerzas Armadas —representadas por Marcos Pérez Jiménez, Carlos Delgado Chalbaud y Luis Llovera Páez— que consistían fundamentalmente en la expulsión de Rómulo Betancourt del país y al cambio de su gabinete, fue derrocado Rómulo Gallegos tomando como exilió a México. Durante su estadía en ese país, muere su esposa en Ciudad de México, el 7 de septiembre de 1950.
Para el profesor y crítico de literatura latinoamericana, Julio Peñate Rivero, la explotación del petróleo, que ya venía siendo un recurso extraído por compañías extranjeras, desde la década de veinte, «será el principal agente de la transformación económica y social del país, pero cuyos mayores beneficiarios serán las compañías extranjeras: el oponerse a sus intereses le costará a Rómulo Gallegos la presidencia de la República (en 1948, sin haber cumplido un año en el cargo)».
En la Ciudad de México, se instaló en la calle Toledo 4, frente al edificio del Seguro Social. La muerte de su esposa representó para Rómulo Gallegos, una tragedia. No tuvieron hijos.
Pasará un tiempo, también, en Cuba donde según su biógrafo, Juan Liscano, inicia una novela La Brizna de Paja en el Viento. De Cuba regresó a México —Batista, el dictador cubano, logró incomodarle retrasando que tomara el avión y haciéndole pasar, con angustia, 24 horas en el aeropuerto. Ya en México, Armando González Mendoza— le invitó a vivir unos meses en Michoacán en el verano de 1952. Las atenciones que recibió el escritor fueron amplias y diversas: una casa de campo en las Lomas de Santa María, hoy colonia Vista Bella. Allí escribe, Rómulo Gallegos, líneas de amor a esa hermosa tierra: «La rosada Morelia, graciosa y serena, ya estaba puliendo sus torres bajo el brillo sesgado del sol». (Página 211 de Rómulo Gallegos y su tiempo, de Juan Liscano)
Añade su biógrafo que, un día, le despertaron, allí, con Las Mañanitas, tocadas por un conjunto en el que estaba Emilio Romero, secretario del gobernador de entonces, Ezequiel Guerrero. Los recibió, en bata, Rómulo Gallegos, en lágrimas.
Rómulo Gallegos regresó a Venezuela al finalizar la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, pero ya no se dedicaría a la política. Muere el 5 de abril de 1969 exactamente a las 2 y 20 minutos de la madrugada a los 85 años de edad.
Gallegos recibió en vida el Premio Nacional de Literatura de Venezuela (1957-1958), y elegido por unanimidad, como miembro de la Academia Venezolana de la Lengua (1958). Rómulo Gallegos es reconocido como uno de los principales escritores de su país. Como muestra de ese reconocimiento se creó en 1965 el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos —uno de los más prestigiosos de Latinoamérica— y en 1972, se fundó en Caracas el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG).
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Tomado de Biblioteca Pública Piloto
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