Quien se adentra en la vida del escritor y revolucionario salvadoreño Roque Dalton cree estar leyendo una novela de ficción, rica en peripecias de extraordinario riesgo; quien lee su obra poética, o su narrativa, está seguro de hallarse ante un escritor cuyos valores ya reconocidos hoy día, lo serán aún más en el futuro.
Roque Dalton vivió en Cuba una larga temporada de los años 60 del pasado siglo XX. No se limitó a ser testigo de los avatares sociales, participó de ellos, soñó junto al reto de los cubanos y a ellos se integró. Vivió y escribió en Cuba y sobre Cuba. Hizo muchos amigos que lo recuerdan, rio entre ellos y ellos rieron con su humor implacable y fecundo. No fue para él un dilema la convivencia de sus dos grandes pasiones: la literatura y la práctica de la revolución. Ellas dos, muy imbricadas a su manera apasionada de amar.
Personalidad singular y conversador inteligente, contó en una ocasión al periodista entrevistador Mario Benedetti:
(quote) La experiencia cubana ha sido para mí decisiva en muchos aspectos. Creo que ha sido la experiencia más importante de mi vida. Al principio, porque fue la primera ocasión que tuve de vivir la construcción del socialismo. En las temporadas inolvidables de 1962 y 1963, tuve el privilegio de compartir con el pueblo cubano el dramatismo y la grandeza de aquel momento, y aprendí alborozado que nuestros pueblos pequeños pueden ser capaces de un destino mundial extraordinario.
Y más adelante agregaría:
Como poeta, fue en Cuba donde adquirí conciencia de lo que significa escribir en serio, de ser (para emplear una palabra ya vieja) un escritor profesional, alguien que escoge la literatura como oficio. No sé si ello aconteció porque era simplemente un nivel de desarrollo o porque aquí se dieron las condiciones de libertad (material y espiritual) imprescindibles para poder expresar toda una gama de problemas que nunca hubiera podido encarar en mi país.
En Cuba su poemario titulado Taberna y otros lugares alcanzó el Premio Casa de las Américas correspondiente 1969 —para muchos su obra más importante—.
Antes y después de este, publicó otros libros: La ventana en el rostro (1962), El turno del ofendido (1964), Miguel Mármol (1972), Pobrecito poeta que era yo… (1975), Poemas clandestinos (1975), Historias prohibidas del Pulgarcito (1975), Un libro rojo para Lenin (póstumo, 1986). Después de muerto se publicó su Poesía completa.
Nació en San Salvador, el 14 de mayo de 1935. Se educó en un colegio de jesuitas, e hizo estudios diversos. Viajó a la Unión Soviética en 1957. Por razones políticas fue encarcelado, juzgado, condenado (incluso a muerte), pero una y otra vez consiguió escapar. Llevó una vida intensa de revolucionario y combatiente, recorrió numerosos países y vivió, además de en Cuba, en México y en Checoslovaquia. Lo asesinaron el 10 de mayo de 1975 sus compañeros de la guerrilla del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), quienes erróneamente pensaron que trabajaba para sus enemigos.
Fragmento del poema «Acta»:
En nombre de quienes lo único que tienen es hambre explotación enfermedades sed de justicia y de agua persecuciones condenas soledad abandono opresión muerte. Yo acuso a la propiedad privada de privarnos de todo.
***
Publicado en el libro La Habana, un buen lugar para escribir, de Leonardo Depestre.
Visitas: 44
Deja un comentario