Con tus ojos míos
Últimos cantares de Martín el ciego
Últimos cantares Maravilla del arte palaciego tañedor y poeta de Occitania, iba con laúd Martín el Ciego por ciudades y campos de la Hispania. Sus cantares de amigos y cantares de amor, en lemosín o castellano eran dulce consuelo a sus pesares y al tedio de su adusto soberano. Maestro en las tensones parecía ruiseñor a más noche más sonoro y cualquiera juraba que veía cuando cantaba un serventesio de oro. Supo del estribote y la cantiga, fue lo mismo a la corte que al cortijo y hoy está reclamando que yo diga los cantares de ciego que él no dijo.
Gratitud Estoy leyendo con tus ojos míos los poemas que Borges escribió con la mano de otra mujer. A ella y a ti doy gracias por este sol de la noche en mis tinieblas.
Tu voz Tu palabra tiene el arte de iluminar la ceguera: háblame, que no hay manera de verte sin escucharte. Solo así puedo mirarte exacta, como si un dios conmovido por mis dos linternas de rotas pilas, me hiciera nuevas pupilas con el cristal de tu voz.
Audiovisión Un sonido de cubiertos, vasos y platos me llega de la cocina… ¿quién friega? Suenan los grifos abiertos. Del reposo de los muertos la memoria del oído a mi madre me ha traído y la veo como cuando laboriosa fue grabando su imagen en el sonido.
Cristal de aumento
Exposición cósmica El pintor celeste de los dos crepúsculos expone en los salones del espacio el esplendor de sus viajeros lienzos de pintura abstracta y figurativa. Pinta con sus pinceles de tierna clorofila el campo. Colorea las flores y las frutas y dibuja la lira de los siete colores con que cantan los ángeles la canción de la paz. Ilumina y sonroja el hielo de la luna Repetida en los ríos, lagos, mares y fuentes. Pececillos de luz enciende en los espejos Hace rojos y azules los opacos planetas Y sólo pinta claroscuros en sus breves eclipses en las noches cerradas y los días de pena.
Lluvia de mayo Una paloma armada sobre un jamelgo azul era el centauro que no encontró en dos cauces de agua dulce el modo de saciar su sed de siglos, pero la tierra, que también moría de sed, no obstante en mayo y las inundaciones de las lágrimas, demandaba una ardiente lluvia roja, y la paloma armada hizo sangrar su corazón a cántaros para que un día floreciera el desierto, y se encendiera una estrella en el pecho de un ave tricolor, gobernadora de las torres, soberana del aire.
Eros en tres tiempos
Origen cósmico
La clave de lo eterno Tiene forma de cráneo el firmamento Y todo está ordenado tan simétricamente, Tan familiar, que hay relaciones entre la luna y la pleamar, entre un grano de arena y un planeta lejano. Las nebulosas son el semen de Dios, de donde nacen mundos; y, de igual sustancia, nacen la planta, el animal y el hombre. Todo cohabita en tierra y cielo todo vence a la muerte haciéndose el amor.
Sobre el autor
Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí) (1922-2005) alcanzó la categoría de mito en ambas facetas de la décima, la improvisada y la escrita. Fue merecedor de destacados galardones y reconocimientos, como la Orden «Félix Varela» de Primer Grado, el Título Honorífico de «Héroe del Trabajo de la República de Cuba» y la Medalla «Alejo Carpentier», otorgados por el Consejo de Estado. En 1995 obtuvo el Premio Nacional de Literatura.
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