A 114 años de su natalicio
Seguramente muy pocos repararon en aquella señora de andar rápido que desanduvo La Habana hace ahora 61 años, en febrero de 1960, y a quien casi siempre se la veía acompañada de otro «extranjero» en quien algunos transeúntes parecían reconocer el rostro de «alguien famoso», de los que salen fotografiados en la prensa. Se trataba de Simone de Beauvoir y de Jean Paul Sartre, ilustres ambos de las letras francesas, llegados el 22 de febrero de 1960, en momentos de gran expectación en Europa por conocer in situ acerca de la joven Revolución Cubana, por lo que estas dos personalidades decidieron llegarse para tener una opinión de primera mano sobre la realidad que se vivía en la Isla.
El acontecimiento más recordado y renombrado de aquella visita lo constituyó la entrevista que ambos hicieron al Comandante Ernesto Che Guevara en su condición de presidente del Banco Nacional de Cuba y que transcurrió a altas horas de la noche, la cual tuvo difusión mundial, al igual que las fotografías que entonces tomara Alberto Korda, en que aparecen los tres.
La visita deparó otros momentos significativos. Simone y Sartre se encontraban en La Habana cuando tuvo lugar, de resultas de un sabotaje, la explosión del vapor La Coubre, el 4 de marzo, y que ellos calificaron de «atentado criminal», según declaraciones aparecidas en la prensa.
Asistieron, acompañados por Fidel Castro, al estreno de la pieza La ramera respetuosa, de Sartre, en el Teatro Nacional. Ambos recorrieron algunas regiones del país —incluida la entonces inhóspita Ciénaga de Zapata—, conversaron con la gente de pueblo y se entusiasmaron con las realizaciones sociales emprendidas.
La estancia se prolongó hasta el 15 de marzo, y con posterioridad hicieron otra, más breve, entre el 21 y el 28 de octubre.
Beuavoir tenía entonces poco más de 50 años y era internacionalmente conocida por su posición dentro del feminismo europeo de vanguardia, a la par que se la consideraba una importante representante del existencialismo y la defensa de los derechos humanos. Autora de novelas y ensayos, su libro El segundo sexo, de 1949, devenía fundamento teórico de los grupos feministas y obra clásica del pensamiento euroccidental, pues caracterizaba ella los modos de opresión masculina e incentivaba la búsqueda de una auténtica liberación femenina a partir de consideraciones de índole económica. Beauvoir era, y seguiría siéndolo, una de las mujeres cuyo pensamiento era más influyente en las conciencias de sus contemporáneas.
De su filosofía y credo quedan algunas frases que la identifican y aquí compartimos:
«Mediante el trabajo ha sido como la mujer ha podido franquear la distancia que la separa del hombre. El trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad completa».
«El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres».
«El secreto de la felicidad en el amor consiste menos en ser ciego que en cerrar los ojos cuando hace falta».
Mujer de vasta cultura y de muy diversa participación en el ámbito social y literario, ganó el Premio Goncourt correspondiente a 1954 con Los mandarines, considerada su obra de mayor trascendencia; escribió teatro, memorias, cartas y monografías sobre temas filosóficos, sociales y políticos.
Simone nació en cuna acomodada en París, un día como hoy, 9 de enero de 1908. Hacia 1929 conoció a Sartre y se relacionó estrechamente con él, incorporándose a su círculo de intereses filosóficos y literarios. Con los años, sin renunciar ninguno de los dos a su individualidad, compatibilizaron caracteres para llevar una vida de pareja.
Profesora de filosofía, durante la Segunda Guerra Mundial permaneció en el país ocupado por los nazis, tiempo que aprovechó para escribir. Pensadora y analista, le interesaron no solo los temas referidos a la mujer, también los de la ancianidad, la política, el dilema de la existencia como asunto filosófico. De Beauvoir murió el 14 de abril de 1986, por lo que sobrevivió seis años a Sartre (1905-1980).
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