Este 18 de septiembre se cumplen treinta y siete años de la fundación del sello editorial Ediciones Holguín. Para indagar sobre la historia de esta editorial y sus proyecciones para el próximo año, Cubaliteraria ha conversado con Lourdes González Herrero, escritora, editora y actual directora del sello.
Este 18 de septiembre Ediciones Holguín celebra su aniversario 37. ¿Cuáles son las razones que motivaron su creación en el año 1986?
Holguín es una provincia singular en el panorama literario del país. No tuvo ninguna figura descollante a nivel nacional en el siglo XIX, no contó con ese prestigio. Debió comenzarlo todo a partir de 1960. Sirvieron de enlace las promociones que hacía Lalita Curbelo, una escritora nuestra que pertenecía de algún modo a la generación del 50, aunque no haya sido incluida en el famoso libro que recoge a estos autores. A finales de los 60 hubo tres escritores holguineros que ya vivían en La Habana y que se alzaron con tres grandes premios: Delfín Prats, Reinaldo Arenas y Guillermo Cabrera Infante. Es nuestro también Gastón Vaquero. Sin embargo, había un numeroso grupo de jóvenes que comenzaron a escribir en la década de los 60 y que tuvieron que compartir sus poemas solo con sus amigos, porque éramos literatura pura, goce literario absoluto, y no había una institucionalidad semejante a la de ahora para acogernos, de modo que nos defendimos de esa manera. Este grupo de jóvenes tuvo que esperar veinte años para que las condiciones estuvieran creadas y se efectuara el primer Premio de la Ciudad, convocado en enero de 1986, durante la Semana de la Cultura Holguinera. Fuimos premiados Alejandro Fonseca y yo en Poesía; Manuel García Verdecia en Ensayo, y Pedro Ortiz en Narrativa. Seis meses después se imprimieron estos libros, un hecho inédito en la provincia, lo cual nos visibilizó e hizo que empezáramos a socializar como escritores. Es en estas presentaciones que surge Ediciones Holguín.
Debo decir que fuimos la primera provincia en convocar un Premio de la Ciudad, con un jurado de altísimo calibre y un rigor que se ha incrementado, a tal punto que hoy día los jóvenes anhelan recibir el Premio de la Ciudad.
Se puede decir que, desde su fundación en 1986 hasta la fecha, Ediciones Holguín ha atravesado varias etapas. Nos puede comentar, a su parecer y desde su experiencia como autora y luego como directora de la editorial, ¿cuáles son y qué las ha caracterizado?
Efectivamente, podemos simplificar diciendo que ha habido tres etapas importantes. Creo que el momento en que entramos en nuestra sede independiente del Centro del Libro, en la etapa en que ya yo dirigía, constituyó un momento importante. Fue una manera de tener una identidad propia, y tuvimos que reinventarnos.
Creo que una segunda etapa se abrió con la llegada de la máquina risográfica, a comienzos de los 2000. En un inicio esto configuró un espacio muy extraño, tras quince años de trabajo con nuestras colecciones, porque había que rehacerlo todo para crear un puente hacia la masividad, pero logramos superar felizmente estas complicaciones gracias al trabajo mancomunado con el Instituto Cubano del Libro.
Actualmente nos hallamos en una tercera etapa interesante, marcada por el camino hacia el libro digital, en el que estamos dispuestos a avanzar de frente y con paso firme.
¿Cómo describiría actualmente el perfil de Ediciones Holguín y las colecciones que conforman su catálogo? ¿Se limita solo a publicar autores cubanos o cuenta también con escritores foráneos entre sus títulos?
En este momento, nuestro perfil editorial cuenta con la colección «Ático», para obras y autores de gran relevancia; «Ítaca», para escritores y obras notables; «Palmiche», para la literatura infantil; «Papeles», para divulgación científica y técnica, y la colección de historia, «Mil cuatrocientos noventa y dos».
Nuestras colecciones funcionan con todos los formatos, desde el más pequeño hasta el mayor, para que quepa cualquier libro en que estemos empeñados.
Dentro de estas colecciones se distribuye una línea fuerte de traducción, que iniciamos hace veinte años. Pretendemos enriquecerla aún más y llegar a lo que sería nuestro sueño, la traducción de autores holguineros a distintas lenguas. Para ello hemos preparado un file con probados traductores de toda la isla, que están dispuestos para esa tarea.
En la tercera edición del concurso Leer Más Digital, convocado por Cubaliteraria para promover el buen hacer del libro digital en Cuba, Ediciones Holguín obtuvo mención especial por el ePub Balgamel y el reino de las fábulas. ¿Cómo ha sido la experiencia de Ediciones Holguín en la publicación de libros en formato digital?
La mención recibida nos ha alentado muchísimo, porque llevamos poco tiempo en la producción de libros digitales, de manera que nos hallamos en un proceso de aprendizaje. Haremos una prueba con la revista Diéresis, que trata sobre artes y letras y siempre se ha distribuido en papel, y continuaremos haciendo libros digitales. Contamos con una diagramadora que se ha especializado en la preparación de libros digitales, junto con el diseñador.
Sabemos de los desafíos que deben sortear a diario nuestras editoriales, y sabemos también que estos no son obstáculos que impidan soñar, por ello me gustaría preguntarle cómo ve o sueña Lourdes González el futuro de Ediciones Holguín.
Desafíos hay y ha habido siempre. Los hemos sorteado todo el tiempo, porque tenemos un equipo donde incluso los más jóvenes llevan diez años con nosotros. Tenemos una cohesión total, y hemos pasado momentos complejos donde tuvimos que trabajar a distancia durante varios años, porque nuestra sede se había deteriorado. Ahora, después de mucho esfuerzo, contamos con un nuevo local.
Soñar siempre es necesario. Yo el futuro de Holguín lo veo perfectamente definido. Claro que lo veo así desde mi posición de directora, que asumí desde 1998. He ido nucleando a mi alrededor a una serie de creadores de importancia nacional, para sustentar aún más el trabajo que hacemos.
De momento pensamos avanzar en el universo digital, a través del trabajo en la revista Diéresis y la conformación de libros digitales.
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