La claridad del día casi murió sin nacer. Unos iracundos nubarrones, semejantes a vientres infaustos, cruzaban veloces, cargados de brutal escoria volcánica. Las aguas, como animales, empezaron a reptar por los escalones hacia el piso superior. A la vez, sumergidas corrientes hacían una incesante labor de zapa contra pisos y cimientos. El líquido ejército asfixiaba […] Leer más
Se habían terminado los alimentos y las bebidas. El último pedazo del cirio desapareció después de la eterna jornada amorosa. Otra vez, aunque el sol luchaba desde el cielo, las sombras tomaban la casa. El aire oscuro, ametrallando a golpes los cristales, no amainaba. En la planta baja, las líquidas corrientes se apoderaban de cada […] Leer más
Primero fue la risa de ella. Un pájaro enjaulado detrás de las tristezas, se liberó a través de la garganta de Oda. El mundo quizás no llegaría a mañana. La pena, el recuerdo de los muertos, el desconsuelo por todo lo que fue o no sería, no los abandonaban. Pero ahora, aquí, todavía estaban vivos. […] Leer más
El alba, a pesar de las luces que nunca brillaron del todo, lució distinta para los dos sobrevivientes. Después de una larga velada, donde conversaron de lo humano, lo propio y lo divino, Oda y Feder acordaron ir a dormir. A pedido de ella, el escritor compartió la espaciosa habitación. La soledad me aterra más […] Leer más
La noche siguiente fue terrible para Oda. Una pesadilla la despertó y se aterró al no reconocer el sitio oscuro donde estaba. Unos segundos después, tras la puerta, un agitado Feder preguntaba si estaba bien. La mujer tranquilizó a su acompañante, pero no logró volver a dormir. Allí quedó, triste, recogida en un indefenso ovillo. […] Leer más
Aunque había amanecido desde hacía un buen rato, una leve claridad tras las cortinas era la única señal del día. Las ráfagas de un aire denso, cargado de cenizas, y unas lóbregas olas cercaban la casa. El agua ya lamía los escalones de la entrada. Tras unas horas de sueño, algo recuperados de las impresiones […] Leer más
Después de las erupciones que iniciaron el desastre, lejos de aplacarse, los volcanes se irritaron todavía más. Como al conjuro de una orden demoniaca y mostrando una cólera escondida bajo la tierra durante eones, miles de cráteres despertaron casi a la vez y entraron en actividad en todas partes. Los aludes de lava se paseaban […] Leer más