Quienes pudieron conocerlo, o al menos verlo por los lugares que frecuentaba –Paseo del Prado, Avenida del Puerto, Iglesia de Paula, Parque Central, la esquina de 23 y 12– recuerdan que era un hombre gentil, que saludaba a su paso y que solo aceptaba dinero de personas conocidas, a las cuales les daba a cambio algún obsequio. Leer más