No me gusta marcharme el último. Por eso siempre estoy pendiente de cuántos vamos quedando en la barra. Cuando veo que solo dos, me vuelvo a casa. La tristeza de un bar solitario después de medianoche se la dejo a otro. Leer más
Cortando la maleza con machetes, avanzábamos despacio hacia el interior de la isla. Por fin estábamos sobre la pista correcta. Un último esfuerzo y encontraríamos el legendario tesoro del capitán Morgan. —Aquí —dijo Gucio, mi compañero, y clavó el machete en el suelo bajo un baobab de amplias ramas. Era el lugar que, antaño, en un mapa cifrado, había señalado con una cruz la propia mano del capitán. Leer más
Sancho Panza —quien, por otra parte, jamás se jactó de ello—, en las horas del crepúsculo y de la noche, en el curso de los años y con la ayuda de una cantidad de novelas caballerescas y picarescas, logró a tal punto apartar de sí a su demonio —al que más tarde dio el nombre de Don Quijote— que éste, desamparado, cometió luego las hazañas más descabelladas. Leer más
Me estaba molestando una mosca. Yo la espantaba, pero ella volvía, así que la volvía a espantar. Finalmente, me dijo: —Conque no, ¿eh? Vale, esperaré a que… Se apartó un poco y se posó sobre un perro muerto. —¿A qué? —pregunté. No contestó. Y yo no insistí, temiendo conocer ya la respuesta. Visitas: 2016 Leer más
Un perro, Campeón. Vivía solo con él y llegó a incomodarme. Lo llevé al bosque, lo dejé atado con una piola que pudiera romper con un poco de perseverancia y volví a casa. En un par de días lo tuve rascando la puerta; lo dejé entrar. Se me hizo intolerable; lo llevé a un bosque […] Leer más
El futuro es un enigma, pero ¿para qué están los augurios? Los antiguos vaticinaban por el vuelo de las aves y de este modo llegaban a saber lo que les esperaba. Incluso yo mismo puedo vaticinar mi futuro. Fui al parque, donde pájaros no faltan. Algunos volaban, otros estaban posados en los árboles, otros […] Leer más