El décimo Taller Internacional del Librero fue inaugurado esta mañana en el Salón Profesional del Libro de la Biblioteca Rubén Martínez Villena. El espacio contó con las palabras de bienvenida de Nancy Hernández, vicepresidenta del Instituto Cubano del Libro; y de Enrique Pérez Díaz, director del Observatorio Cubano del Libro y la Lectura.
Con «Libreros y librerías por una lectura inclusiva» como tema central del evento, se reunieron varios profesionales en este campo del país. La presencia del destacado intelectual Ignacio Ramonet, ganador en dos ocasiones del Gran Premio del Lector, fue propicia para charlar sobre sus vivencias en algunas librerías del mundo. Ramonet definió a la librería como fundación esencial: «La idea es que la gente vaya a librería, no solo para comprar libros, sino que la tengan como centro cultural donde están los autores, donde se piensa, donde se intercambia».
Por otro lado, Álvaro Castillo, propietario de la librería colombiana San Librario, compartió su experiencia en el tener un negocio propio dedicado a la venta de libros viejos. Castillo comentó que «la lectura es una de las posibilidades de la libertad, es una elección, no una obligación». Ser librero es un trabajo de autopreparación, hay que conocer con lo que se trabaja y hacerlo bien, subrayó.
Castillo abundó en el carácter de la labor que centra las ideas del encuentro. Un librero es un servidor público, un multioficio: «Nuestra misión es llevar los libros a los lectores, gestionar, atender, promocionar y encontrar soluciones para los clientes». También se refirió a la gestión directa de los libreros y destacó tal cometido, pues «nos enriquece a nosotros espiritualmente y enriquece a los otros». Esa es una de las mejores y más maravillosas cualidades de los seres humanos: encontrarse y dialogar, destacó.
La mañana selló con el intercambio entre Regla Perea Fernández, directora de la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena donde se celebra el cónclave, y los libreros presentes. La directiva enfatizó en la importancia de las tecnologías para el mundo actual del libro y las ventajas que esta supone para las nuevas bibliotecas y librerías. Propuso utilizar las redes sociales como espacio para difundir estrategias de comunicación y atraer público interesado en la lectura. «Los bibliotecarios tienen que estar actualizados en las tendencias y mecanismos actuales de difusión y venta de libros digitales. La llegada del formato digital es un hecho consumado y si no conocemos nuestro producto, el núcleo del trabajo que realizamos, resulta imposible promoverlo y atraer al público», puntualizó Perea Fernández.
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