El salón profesional del libro dedicó jornada del viernes 14 de febrero a la obra de los traductores. Así, a las 11:30 am se realizó el panel «Escritores/Traductores. Traductores/Escritores» por parte de Nacy Morejón, Olga Sánchez, Virgilio López Lemus y Francisco Días Solar.
Nancy comenzó evocando el refrán italiano «Traduttore, Traditore» y comentó su experiencia personal como traductora simultánea y los traductores que la marcaron en su experiencia como traductora. Aseguró que desecha la palabra dialecto al referirse a idiomas no tan conocidos, porque su riqueza lingüística es tan válida como la de las lenguas legitimadas por los academicistas.
Recordó la labor de grandes traductores como Guillén y Eliseo Diego y que a veces esta faceta se le presta menos importancia. Ambos autores que también han sido traducidos. Terminó su ponencia con un poema traducido por Nicolás Guillén y representado por Vicente Revuelta, ese grande de las tablas cubanas.
Olga Sánchez, traductora y poeta, se siente orgullosa de pertenecer a una tradición que se remonta al siglo XIX con José María Heredia. Comentó la obra de algunos de sus contemporáneos. También realizó un recuento por su génesis como traductora, a la vez de sus experiencias como autora. Se refirió a su espacio habitual en el portal de Cubaliteraria.
Virgilio confesó haber traducido al español varios libros del portugués, pero más que un traductor, se considera un versionista, porque siempre son visibles en su obra rasgos de estilo. Él pretende traer obras de otros idiomas y comentó que ningún buen traductor debe saber solo el idioma que traduce. Debe saber latín, la historia de la lengua y nociones de lingüística universal. Una traducción rica es la que realiza una persona que conoce varias lenguas y se particulariza en una. Hay que conocer la historia de la literatura y de la lengua, y de su ritmo, y el de las lenguas asociadas.
Yoss comentó su experiencia como traductor de cuentos de ficción, con muy poca traducción conocida. Se refirió a las versiones que surgen de las traducciones porque al traducir existen palabras que son intraducibles. El caso de la poesía es aún más preocupante. Respetar el metro y el contenido es prácticamente imposible. Se refirió incluso a la grandeza de algunos traductores hasta el punto de encontrar una obra mejor que la original, pero de igual modo existe una traición al texto original. «Al traducir ciencia ficción hay que saber de tema, pero también de ciencia». El lenguaje específico de este tipo de literatura también complica la traducción, además de que el público que la consume es sumamente exigente. Sus experiencias personales como traductor y como autor cuyas obras han sido traducidas, no faltaron en su ponencia, algunas de ellas muy simpáticas. A raíz de su intervención el resto de los panelistas compartieron experiencias humorísticas con respecto al tema.
Francisco, quien ha atravesado todos los peldaños de la traducción desde ser intérprete hasta la traducción literaria, comentó su interés en traducir escritores que no han sido traducidos. También insistió en sus dos horizontes de referentes la literatura hispanoamericana y la norteamericana. Para él no existe conflicto entre la labor de autor y traductor, aseguró. Se considera un traductor de textos breves, no le interesan las grandes novelas.
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