Texto en colaboración con Jesús Martínez Beatón quien ha sido en varias ocasiones embajador de Cuba en Colombia.
Revelaciones en los años 90, siglo XX
A fines de los años 90 del pasado siglo el historiador colombiano Carlos Alemán Zabaleta, le comunicó al embajador cubano en Bogotá,[i] que él sabía dónde estaba la espada que el general Antonio Maceo le había entregado al general Rafael Uribe Uribe.[ii] En aquel momento se despertó el compromiso de aclarar lo que podría ser uno de los más apasionantes episodios en que se involucraron dos grandes hombres de la historia de Colombia y Cuba que coincidieron en una época tremendamente agitada y particularmente decisiva para sus patrias.[iii]
El machete de Maceo es, sin lugar a dudas, uno de los símbolos más respetados por el pueblo cubano. Representa la hidalguía, la defensa a ultranza de la libertad y el honor del combatiente en la batalla. Junto a la pluma de Martí, constituye uno de los estandartes sobre los que se construye el ideario revolucionario popular. Políticos, pensadores y poetas lo evocan más de una vez en la necesaria convocatoria a la resistencia patriótica.
Rafael Uribe Uribe fue, entre los revolucionarios colombianos, uno de los nexos de mayor rango que tuvo Antonio Maceo, a quien conoció en San José, Costa Rica, a través de su médico personal. Uribe fue su hermano masón, además de miembro connotado del Partido Liberal en Colombia.[iv] Cuando Maceo se decidió a enviar a Uribe Uribe una espada, todo un símbolo de tradiciones combativas patrias, demostró la gratitud y el respeto que le tenía. La entrega de ese trofeo fue todo un gesto de hermandad entre quienes convergían en una causa común: la libertad y unidad de América Latina y el Caribe.
Con el sugerente título, «La espada de Maceo», Carlos Alemán Zabaleta publica un artículo en el Heraldo de Barranquilla, que ofrece las claves del episodio histórico ocurrido entre Maceo y Uribe un siglo atrás. El artículo especificaba que entre los años 1942 y 1943 Rafael Thomas, historiador de la región de Mompox, había asegurado que el acero de Maceo estaba en poder de la familia Meola en Magangué. Thomas, quien había participado directamente en los combates de la llamada Guerra de los mil días entre liberales y conservadores, se basaba en varias fuentes testimoniales muy cercanas a Rafael Uribe Uribe. Remitiéndose a los escritos de Thomas, Alemán concluía que en Galapa un italiano llamado José Meola D’Angelis había ayudado a Uribe a huir de Colombia y como recompensa recibió la espada de Maceo «no sin antes advertirle que era la que había pertenecido al héroe de la independencia de Cuba».[v]
El embajador de Cuba, visitó Magangué el 24 de marzo de 1997, con el propósito de conocer a Raúl Meola, tomar de primera mano su testimonio y constatar la existencia del arma. La periodista Leonor de la Cruz recogió en amplio reportaje estos hechos en el Heraldo de Barranquilla, donde pudimos conocer que, según Meola, la espada originalmente era de Antonio Maceo «porque así la tengo. Así la tuvo mi padre, así la tuvo mi abuelo». Luego se refirió al interés de los cubanos por la reivindicación de su legado histórico: «Ellos están tratando de rescatar históricamente todos los símbolos y toda la participación que tuvo América en la liberación de ellos de España. (…). Mi sueño es poder llevar personalmente la espada al presidente Fidel Castro».[vi]
Otro artículo que siguió de cerca esta fascinante historia fue el de Ramiro Guzmán Arteaga, quien se entrevistó con Raúl Meola López,[vii] el cual le dio algunos detalles sobre la historia del trofeo familiar que recibiera de su padre Gerardo Meola. Desde entonces fue diáfana la postura asumida por el heredero de esa espada: «Si alguna vez se comprueba que es la de Maceo yo quiero que repose donde debe estar, es decir, en el monumento que el pueblo de Cuba le tiene a uno de sus libertadores». Meola López, para ser todavía más rotundo y preciso en sus declaraciones, indicó que deseaba entregársela al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz «porque yo simplemente quiero que, si está en Cuba, esté en poder del pueblo cubano».[viii]
Por último, en un artículo de Luis Cepeda de la prensa de Magangué se recogía una entrevista al diplomático cubano que indagaba sobre las búsquedas que se hacían con historiadores colombianos y cubanos. Entre los primeros se encontraban Eduardo Santa, Álvaro Tirado y Carlos Alemán Zabaleta y entre los últimos Eusebio Leal. El embajador deseaba que el estudio pudiera ser definitivo para «que la espada regrese a Cuba».[ix]
En medio de esas pesquisas históricas el gobierno de Cuba, le donaba al municipio de Maceo[x] en el Departamento de Antioquia una réplica de la montura del general Antonio Maceo con una comunicación escrita del vicepresidente primero y Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, fechada el 7 de diciembre de 1996 donde refiere:
La montura del Mayor General Antonio Maceo, constituye un símbolo (…). En prueba de amistad con el pueblo colombiano, le donamos esta réplica para ser depositada en la sede del Palacio de Cultura del municipio Maceo, como reconocimiento y agradecimiento también al pueblo maceista y sus autoridades que desde 1897 adoptaron este nombre para perpetuar la memoria de nuestro Titán de Bronce.[xi]
[i] Jesús Martínez Beatón.
[ii] Rafael Uribe y Uribe (1859-1914): Destacado político y militar colombiano. Nació el 12 de abril de 1859 en la Hacienda El Palmar, Valparaíso. Dicha población había sido fundada por su padre, Tomás Uribe. Estudió Derecho y fue profesor universitario, periodista, diplomático y procurador. Perteneció al Partido Liberal y se distinguió como tribuno en el parlamento colombiano; de su ejecutoria internacional fueron relevantes sus discursos y escritos sobre países latinoamericanos como Cuba, Venezuela, Perú, Brasil, Ecuador y Panamá. Incursionó en la sociología, la geografía, el derecho y la lingüística. En su carrera militar ascendió al grado de general y jugó un papel destacado en la conducción de las tropas liberales durante la Guerra de los mil días en Colombia. Se desempeñó también como agricultor y fundó haciendas e industrias cafeteras en Colombia. Escribió un amplio estudio sobre el cultivo y explotación del café. Conocido también como «el mártir del capitolio» por haber sido ultimado el 15 de octubre de 1914 a golpe de hachas a manos de dos transgresores que lo cuestionaban como político en plena sesión parlamentaria. Fuentes: Lecturas dominicales, en: El tiempo, Bogotá, 11 de octubre de 1964 y el libro de Armando Vargas Araya: El código de Maceo. El General Antonio en América Latina. Ed Imagen Contemporánea, La Habana, 2012.
[iii] Archivo personal del embajador Jesús Martínez Beatón.
[iv] Vargas Araya, Armando: El código de Maceo. El General Antonio en América Latina. Ed Imagen Contemporánea, La Habana, 2012, p.153
[v] Vargas Araya, Armando: El código de Maceo. El General Antonio en América Latina. Ed Imagen Contemporánea, La Habana, 2012, p.153
[vi] De la Cruz, Leonor: «Se la devuelvo, pero a Fidel…». En: El Heraldo de Barranquilla 25 de marzo de 1997
[vii] Raúl Meola López: Albacea del arma de referencia y nieto de José Meola D’Angelis. Comerciante, agricultor por veinte años, gerente de Banco, alcalde de Magangué. Casado con Gladis Flores de Meola con quien tiene dos hijas: Ana y Diana. Ver: El Heraldo de Barranquilla, 25 marzo de 1997.
[viii] Guzmán Arteaga, Ramiro: Tras el enigma de la espada de Maceo. publicado por el periódico colombiano El espectador de 2 de febrero de 1997.
[ix] Cepeda, Luis: Fidel Castro visitará Magangue. En: Prensa Nueva, Magangué, 25 de marzo de 1997.
[x] La zona originaria del actual Municipio Maceo fue fundada por un admirador del ídolo cubano, Marco Antonio Cardona, quien en 1895 estableciera el asentamiento San Juan de la Mata a unos 149 kilómetros de Medellín, llamado en 1897 Maceo. En 1903 este territorio fue denominado corregimiento de Maceo y en 1942 cuando se erigió Municipio, mantuvo el nombre de Maceo. Rodeado de cerros, con una extensión de 473 kilómetros cuadrados, actualmente lo habitan 11 800 habitantes. La iglesia católica lo ha denominado como Parroquia de Claver.
[xi] Archivo personal del embajador Jesús Martínez Beatón.
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