Trilogía sucia de La Habana

Trilogía sucia de La Habana, del prolífico escritor Pedro Juan Gutiérrez, es el título del libro publicado por Ediciones Unión, para beneplácito de los amantes de la literatura insular, de la que el autor es uno de sus más polémicos exponentes en la mayor isla de las Antillas y fuera de nuestras fronteras geográficas.

No sé por qué extraña razón —o inexplicable mecanismo inconsciente— cada vez que leo un texto escrito por Pedro Juan experimento la necesidad intelectual y espiritual de releerlo, porque además del estilo —casi naturalista— que caracteriza su forma única e irrepetible de narrar, se puede apreciar —con meridiana claridad— la cultura integral que lo identifica en el campo de la literatura cubana e iberoamericana.

Esa obra, que refleja con crudeza la marginalidad en todas y cada una de sus manifestaciones, se lee de una sola vez, sin pausa, pero sin prisa (al menos, así me sucedió a mí las dos veces que incursioné en sus páginas).

Por otra parte, recrea —en sus más de cuatrocientas cuartillas— la profunda crisis socio-económica que atravesó Cuba durante los años noventa de la anterior centuria, los más terribles del llamado Período Especial, donde se reprimieron —por no decir perdieron— los valores ético-morales, humanos y espirituales, mientras que, en algunos sectores poblacionales, prevalecía —y todavía prevalece— el «sálvese quien pueda, como sea y al precio que sea».

Trilogía sucia… deviene un conjunto de relatos cortos, narrados en primera persona —como es usual en toda la producción intelectual y espiritual de Pedro Juan— con una carga tal de subjetividad, que decide contar historias familiares, desgarramientos íntimos de las personas, el grado de degradación ético-moral y la deshumanización a la que llegaron algunos hombres y mujeres, como consecuencia de una crisis que conmovió los cimientos de la nación cubana.

En esos cuentos, se puede apreciar —entre otras cosas puntuales— un carácter eminentemente reflexivo, que desencadena en el narrador cierta dosis de extrañeza cuando relata la historia de su desnaturalización.

A través de la narrativa de Pedro Juan se va conociendo la Ciudad Maravilla, los personajes y personajillos que la habitan, las calles, las azoteas, el hacinamiento en que malviven varios núcleos familiares, la génesis de la migración hacia la capital cubana y desde ella hacia el exterior.

Por otra parte, los sueños jamás convertidos en realidad, los miedos paralizantes que estigmatizaron a generaciones, quienes renunciaron al futuro y lo sustituyeron todo por vivir el aquí y el ahora.

La lectura de ese libro facilita intuir la causa o causas de la violencia socio-familiar, que —lamentablemente— va in crescendo, así como de la vulgar materialización de la vida diaria, y la búsqueda de la desconexión —al precio que fuese necesario pagar— con una realidad circundante que no permitía pensar mucho, porque primero había que seguir vivo y el solo acto de respirar era ya difícil en aquel ambiente adverso u hostil.

Trilogía sucia… encarna el mejor espíritu del realismo sucio como movimiento literario contemporáneo, ya que las palabras mal sonantes y el vocabulario vulgar utilizado por los personajes que desfilan por ese texto, no constituyen —como algunos «puristas» lo mal interpretan— elementos discordantes de acuerdo con la percepción objetivo-subjetiva del lector, sino que esas frases obscenas y ese lenguaje ordinario crean la atmósfera idónea para comprender la época socio-histórica que Pedro Juan Gutiérrez pretende ilustrar, y en mi humilde opinión, lo logra con creces, ya que convierte —como por parte de la mejor magia— el idioma sui generis que se habla en los suburbios marginales en un instrumento para hacer vibrar las almas, así como despertar la sensibilidad de los fieles seguidores de su obra narrativa.

Trilogía Sucia… constituye un libro que satisface las necesidades cognoscitivas y espirituales de las personas que deseen aproximarse a la historia cotidiana de nuestro archipiélago en la última década del pasado siglo.