En la tarde de hoy, como parte de las propuestas de la editorial Cubaliteraria en Cuba Digital, se presentó el texto Nota bene, de Noel Alejandro Nápoles González. Su autor, licenciado en Relaciones Políticas Internacionales en 1991, ha incursionado en el ámbito ensayístico y de manera asidua en diferentes medios digitales cubanos como Artecubano y La Jiribilla, entre otros. Además es crítico de arte y curador.
En la propuesta que nos ha presentado a la Editorial bajo el curioso nombre de Nota bene, cuya expresión es una locución latina que significa «fíjese u observe bien» y se emplea en los escritos para llamar la atención sobre algún punto, constatamos su afán y su capacidad de discernimiento, o esa capacidad de distinguir los elementos que están implicados en alguna cuestión, en cómo se relacionan entre sí y cómo cada uno de ellos incide en el conjunto. Así pues, de ello, surgen auténticas reflexiones que tienen por eje una dialéctica no solo del pensamiento, sino como método lógico de investigación en el propio análisis de los autores, obras y universos literarios, artísticos, culturales y filosóficos, matizadas, además, por un intenso lirismo («Y efectivamente, somos anguila y estrella; somos alma y materia; somos esta palabra terrible donde la M es un espejo», nos dice en los comentarios a Prosa del observatorio, de Julio Cortázar), junto a un fino humor que nos atrapa: («Y que quede claro: yo he sacado otra lección del cuento de Meñique pero no voy a contarlo en Roma: vengo de Nápoles a contarlo en Cuba»). O en «Homo pinocchius. En torno a la naturaleza humana y a una lectura imprescindible», donde nos apunta: («Y créanme que es así, porque a mi libro de Pinocho no le ha crecido la nariz»).
En un primer gran bloque intentamos recoger su visión acerca de algunas voces emblemáticas de las letras cubanas como José Lezama Lima, Eliseo Diego, José Martí, en particular su concepto de traducción; y el énfasis en una figura que califica de genio: Carlos Juan Finlay, «que es su verdadero nombre», según nos aclara el autor. También se incluyen sus apreciaciones sobre Sor Juana Inés de la Cruz, Julio Cortázar y los aforismos de Rabindranath Tagore.
Luego agrupamos las reseñas de los libros: Las trampas de la fe, de Octavio Paz; Pinocho, El principito, Juan Salvador Gaviota, y una especial mirada a la novela de Nikolai Ostrovski, Así se templó el acero, en un paralelo dialéctico con El maestro y Margarita, de Mijaíl Bulgákov, excelentes exponentes de la literatura soviética.
En un segundo módulo que apunta más a lo filosófico, más a un ensayar desprejuiciado y jovial, pero sobre todo, plagado de cuestionamientos. Por solo mencionar algunos, cito:
En «El Nilo de la sabiduría. Glosas marginales a El Kybalion» (Dos de las interrogantes: ¿Quiénes son estos tres personajes? ¿Quién fue realmente aquel sabio que fue considerado «el tres veces grande»?).
En «La forma del pensamiento. Un modelo esférico para la lógica hegeliana»: (¿Tiene forma el pensamiento? Y si la tiene, ¿cuál es?).
En «El pensamiento luxado. Zen y dialéctica», los epígrafes se encabezan con preguntas: (¿Oriente u Occidente?, ¿Arte o ciencia? ¿Lógica o ilógica? ¿Zen o dialéctica?).
En «T. Anatomía y fisiología del tiempo»: (¿qué es el tiempo? ¿Quién será capaz de explicarlo de manera breve y sencilla? ¿Quién podrá aferrar con el pensamiento semejante noción, hasta el punto de proporcionar una palabra exacta?).
Incluso la nota 21 es una reflexión en forma de pregunta: «A menudo me he preguntado qué hay en el otro foco de la órbita que describe la Tierra alrededor del Sol: ¿acaso un anti-Sol? Si en el sitio que ocupa el astro rey el espacio se hunde por efecto de la gravedad, ¿no es válido suponer que en el foco opuesto, donde la gravedad debe ser menor, la deformación espacial pudiera compensarse con cierta elevación que favorece el afelio del planeta?». Pura indagación.
En cuanto a la realización técnica, el epub tiene un peso de 668 KB y fue programado por Rubiel Labarta en la versión 2.0, e incluye 3 imágenes (cubierta y dos de interior) de Leonor Menes Corona, artista plástica y esposa del autor. La editora Claudia Corzón Aput ayudó en los procesos de corrección y la edición corrió a cargo de Nora Lelyen.
La mayor dificultad en este sentido estuvo en el gran volumen de citas explícitas (119), que se ubican como notas al pie y que en un libro digital deben colocarse al final y, como ven, una por página, y en la presencia de modelos gráficos, creados por el propio autor, que fueron convertidos en imágenes.
Para finalizar, quisiera apropiarme de las palabras de Nápoles González en uno de las más bellos panegíricos que he leído sobre El principito y hacerlas extensivas a Nota bene: «(Su) sugerencia (el libro de Noel) enriquece la lectura porque multiplica el misterio. Es un agua que da sed».
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