El joven escritor matancero Andy Jorge Blanco mereció el XXV Premio Celestino de Cuento, que entrega Ediciones La Luz junto a la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Holguín, con su libro Morir un poco, según el acta del jurado leída en la peña «Abrirse las constelaciones» durante el evento realizado del 10 al 15 de este mes en la oriental provincia.
Siempre quise formar parte de La Luz, trabajan excelente y sin descanso por la salud de la joven narrativa cubana. Así que entrar a esta familia a través del Celestino es un orgullo infinito para mí. Es mi primer libro de narrativa. El premio Celestino es, desde luego, una motivación para seguir escribiendo y escribiendo.
Comentó en entrevista vía telefónica al periódico holguinero ¡ahora!, pues su presencia en la entrega fue online, al encontrarse cursando una Maestría en Escritura Creativa en la Universidad de Sevilla. «Me siento doblemente feliz, por haberlo ganado y por haber sido precisamente en su edición 25», añadió.
De los 37 cuadernos en concurso —cifra record de participación en un Premio que se ha convertido en uno de los más cotizados entre los jóvenes narradores cubanos— el jurado presidido por el mexicano Mario Bellatin, uno de los autores más reconocidos del ámbito hispano, autor de libros como Salón de belleza y El libro uruguayo de los muertos, merecedor este último del Premio Extraordinario José María Arguedas, de Casa de las Américas, e integrado por el cubano-francés Eduardo Manet, novelista y director de cine, junto con los holguineros Lourdes González, Emerio Medina y Rubén Rodríguez, reconocidas firmas de las letras cubanas, decidió por unanimidad otorgar el premio al cuaderno de Andy Jorge Blanco por «lo centrado de las anécdotas (sin dispersión, digresiones ni alambicados ejercicios de estilo) y la verosimilitud de las historias narradas».
Además, señala el acta, por:
Lo conciso de sus argumentos, la precisión y claridad en la definición de conflictos y la coherencia en su resolución, el buen diseño de personajes y atmósferas y la corrección formal: pulcritud en el uso de la sintaxis, dominio de la gramática, elegancia en la redacción, armonía de las frases y otras cualidades del buen estilo literario.
Los argumentos remiten a la actualidad nacional con sus peculiaridades, pero sorteando de manera elegante clichés y lugares comunes; por el buen manejo de los diálogos, la variedad en cuanto a los narradores elegidos y otras virtudes técnicas, así como la unidad en el conjunto y la lograda intencionalidad de su estructura.
Asimismo, fueron entregadas menciones en igualdad de condiciones, a Cómo deconstruir un cuerpo, de Oscar Rodríguez Montes, y a Juego de roles, de Bestabeth Zaldívar Aguilera.
Del primero se reconoció su gran despliegue narrativo, el empleo de un lenguaje directo y eficaz, que dialoga con el lector, y la sugerente dinámica interna que rehace el cuaderno a partir de la progresión de sus historias. Mientras que en el segundo, el óptimo ejercicio de escritura, que rehúye o anecdótico y circunstancial para abordar temas universales y simbólicos, apegados al mito; con pulso narrativo sostenido, sin altibajos de intensidad, con frescura, unidad estilística y habilidad para narrar solapando la realidad sin renunciar a ella.
Asegura Andy, periodista de profesión, egresado del Centro Nacional de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y Máster en Comunicación y Cultura por la Universidad de Sevilla, ante la pregunta en el ¡ahora! sobre qué aborda en el libro premiado.
Este es un libro marcado por la ausencia o la pérdida desde los personajes. Creo que es el hilo que los conduce. Aborda temas como la emigración, la infidelidad, el amor, la muerte, las despedidas y los reencuentros, las relaciones íntimas, la soledad, el vacío y la prostitución.
Sobre el cuento «Morir un poco», que da título al libro, añade:
Surge como un ejercicio de clase a inicios de este año en la Maestría. Por esa fecha, había salido la convocatoria del Celestino y fue como una suerte de epifanía. Ambas cosas fueron como el impulso y casi se alinearon en el tiempo. Fue ahí que me decidí a participar. Si soñaba con el Celestino, tenía que intentarlo. Aproveché que había vuelto a escribir ficción y me creé un sistema de trabajo para ir escribiendo los cuentos.
Su obra forma parte de la selección Como si estuvieran hechos de arcilla azul, es autor del libro de entrevistas La guerra no espera y poemas integran la antología Colibríes sobre mares. Poesía cubana contemporánea por el mundo.
Destaca, además, el joven escritor cubano:
Creo que es un libro en el que los lectores cubanos se pueden sentir identificados de alguna manera. En cuanto al mensaje o las emociones que trasmite el libro, creo que son los lectores los que tienen la última palabra. Los mensajes y emociones que trasmite un libro son tan distintos como distintos son los lectores.
Su libro será publicado próximamente por Ediciones La Luz y presentado en el propio evento.
El Premio Celestino de Cuento, que este año se realizó bajo el lema «Celestino alza el vuelo», surgió en 1999 por iniciativa del narrador y poeta Ghabriel Pérez, y su primera edición lo recibió el joven periodista Rubén Rodríguez con el cuento «Flora y el ángel». Entre los escritores que lo han obtenido se encuentran Rafael A. Inza, Marvelys Marrero, Alcides Pereda, Serguei Martínez, José Alberto Velázquez, Yordis Monteserín, Liany Vento, Rafael de Jesús Ramírez, Abel Fernández-Larrea, Ariel Fonseca, Lourdes Mazorra, Robert Ráez, Elaine Vilar, Martha Acosta y Nathaly Hernández. Por su parte, importantes jurados lo han integrado, entre ellos Eduardo Heras León, Guillermo Vidal, Ana Lidia Vega Cerova, Nelton Pérez, Jorge Ángel Pérez, Lourdes González, Manuel García Verdecia, Alberto Garrandés, Félix Sánchez, Dazra Novak, Juan Siam y Eugenio Marrón.
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