Se nos fue silencioso, modesto como siempre, en este tiempo de pandemia en que sus colegas y amigos no podemos reunirnos para compartir el duelo por su ausencia. No volveremos a encontrarnos por los pasillos en la sede del Instituto Cubano del Libro (ICL), o en las oficinas de la Editorial Arte y Literatura, donde desplegó una labor inmensa que le valió el Premio Nacional de Edición en 2008.
Humilde, ya intangible, se queda con nosotros en el recuerdo de su sonrisa amable, de su trato amistoso, y en las páginas de los libros que guardan la huella de su trabajo. Los traductores y la traducción en Cuba tenemos una deuda de gratitud con Víctor Malagón, quien alentó y promovió la publicación de tantos libros traducidos. De uno de ellos, la antología poética de Cecília Meireles titulada Apenas una rosa (Arte y Literatura, La Habana, 2013), va dedicado hoy al colega que tanto amó la literatura, el arte y la poesía, este poema como un regalo y un hasta siempre.
Taj Mahal
Somos todos fantasmas
evaporados entre agua y frondas,
como la luz de luna y el zumbido del silencio,
la música de los insectos,
gasa tensa en la soledad.
De vez en cuando, una burbuja de agua,
perla abierta,
súbito jazmín de cristal a nuestros pies.
Fantasmas de magnolias, las cúpulas blancas
con rocío de estrellas, en la frialdad nocturna.
Todo como a través de lágrimas,
con bordes deshilados de antigüedad,
de indecisos límites,
y un vago aroma vegetal, luego olvidado.
Todo celeste, inhumano, intocable,
sustrayéndose al mirar, a las manos:
fuga de encajes de alabastro y de jardines minerales
con lirios de turquesa y calcedonia,
por las paredes;
fuga de escaleras por los subterráneos.
Y los pies naufragando en sombra.
He aquí el sueño de la reina adorada:
largo sueño bajo mil arcos, de eco en eco.
(Fuga de las voces, libres de labios, desatadas,
continuándose…)
Vienen a morir castamente los bogaris sobre los túmulos.
Muévense apenas sedas, chales de lana,
blancuras: como sin cuerpo alguno.
Todo lo demás está inmóvil, estático:
aun el río, vencida espada de agua:
aun el lago, rostro durmiente.
Entre la muerte y la eternidad, el amor,
esa memoria para siempre.
¿Fue una burbuja de agua lo que oímos?
¿Una flor que se abrió?
¿Una lágrima en la sombra de la noche,
en algún lugar?
Cecília Meireles (Rio de Janeiro, 1901-1964)
Traducción de Olga Sánchez Guevara
Foto tomada de Habana Radio
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