Lectura de poesía en vivo y la poesía llevada al audiovisual en Fábrica de Arte Cubano
Una habitación propia, sobre el proscenio, tuvieron en Fábrica de Arte Cubano (FAC) tres mujeres poetas, dos cubanas y una ecuatoriana, quienes unieron voces y subjetividades para una lectura en vivo y en video-arte de su poesía. Iniciativa de la actriz de teatro, productora y promotora cultural e integrante de la compañía El misterio, perteneciente al Centro de teatro de La Habana, Patricia Rodda, el encuentro tuvo el lujo de la presencia de Aleyda Quevedo (Ecuador) y Yanelys Encinosa (Cuba).
Para bautizar la velada se escogió el título de un ensayo de la escritora británica Virginia Woolf, considerado un llamado a la independencia femenina —económica y social—, y a la libertad personal para crear.
Entonces, esta habitación para tres mujeres que han asumido el reto lanzado en 1929 por Woolf —a quien consideraron también presente en la sala—, propició el diálogo desde tres diferentes ámbitos de creación, escritura e imaginación y el acercamiento intimista a la poesía femenina contemporánea.
Con sus voces, Patricia Rodda regaló poemas de Desnuda en proscenio; Aleyda Quevedo, acercó a la naturaleza y su diversidad de plantas convertidas en verso en Herbolario íntimo; mientras Yanelys Encinosa, puso voz a sus sentimientos recogidos en (Des)equilibrios y una cuerda para asirse.
Cada una compartió intimidades. Rodda narró cómo surgió el libro, cómo sedujo al artista visual Eduardo Miguel Abela para que lo leyera y sin proponérselo conscientemente, lo inspirara a darle imagen a los versos. La travesura con concluyó con la publicación del volumen por el sello editorial Aurelia Ediciones. En pandemia, contó, cuando sus colegas actrices y ella misma ya no aguantaban más la inercia, se les ocurrió filmar cápsulas de las lecturas que de más de 50 poemas hicieron reconocidas actrices cubanas.
«Hoy estamos aquí, una vez más sobre un escenario…porque Desnuda en proscenio todo el tiempo ha estado coqueteando con la escena… Yo siento que es un libro que no le gusta el estante, no le gusta estar ahí. Él quiere, aparte de tener el rostro de Abela, él quiere también tener una boca», dijo Rodda.
Aleyda Quevedo Rojas, poetisa, periodista y gestora cultural ecuatoriana, considerada como una de las voces más relevantes de la poesía hispanoamericana contemporánea, regresó a Cuba por décimo octava vez, y escogió para leer algunos poemas del libro impreso y digital, editado por Cubaliteraria, que presentará el próximo 2 de septiembre.
Entre sus obras más conocidas destacan los poemarios Algunas rosas verdes (1996), con el que ganó el Premio Nacional de Poesía Jorge Andrade Carrera; y Soy mi cuerpo (2006). En 2017 se publicó el libro Cierta manera de la luz sobre el cuerpo, una recopilación de casi toda la producción poética de Quevedo Rojas.
El escritor Jesús David Curbelo calificó la obra como el «testimonio de una vida y de un surtidor de sentimientos en los cuales se escudriña con audacia a través, primero, de las sensaciones, luego de las
emociones y, por último, de las especulaciones intelectivas».
La poeta y ensayista Yanelys Encinosa, quien ha publicado el poemario Del diario de Eva y otras prehistorias (Ediciones Unión, 2008), comentó acerca de las acciones que desde la gestión cultural y el
programa de verano para las familias Rutas y Andares, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La
Habana para acercar al público a la literatura y la poesía.
Así, recordó cómo este verano, en voces de narradores orales, se les ha dado vida a figuras de la literatura cubana como Cleva Solís, José Lezama Lima, Fina García Marruz, Cintio Vitier, Alejo Carpentier, Eliseo Diego y su obra.
Sobre el primer poema que compartió y que abre el libro Encinosa dijo que «representa ese ese temor
que tenemos los poetas, esa drama del escritor, de todo autor o de todo creador, ante la página en blanco».
Acerca de la idea de llevar poemas a video-arte y a formato digital, Rodda y Quevedo Rojas la aprecian como una forma de acercar la poesía a los públicos más jóvenes en tiempos de nuevas tecnologías. Para Quevedo Rojas, es «otra manera de llegar a los lectores descargando el libro digital para leerlo en los celulares» y así, mantener viva la poesía.
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Tomado del periódico Tribuna de La Habana
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