Acerca de la autora
María del Rosario Guerra Ayala (Charo Guerra), poeta, narradora y editora de libros y revistas, nació en Limonar, Matanzas, en 1962. En 1984 se licenció en Periodismo por la Universidad de La Habana y desde 1994 es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Entre sus libros destacan los poemarios Un sitio bajo el cielo (1991), Los inocentes (1993), Vámonos a Icaria (1998) y Luna de los pobres (2011); y el volumen de relatos Pasajes de la vida breve (2008). Ha sido merecedora de varios reconocimientos a su obra literaria como el Premio Pinos Nuevos (1997), Dador (2001), la Beca de literatura Cuban Artists Fund, en 2005, y el Premio de Poesía José Jacinto Milanés 2010.
De su labor como editora destaca el trabajo en la Colección Arcos del Plan Maestro para la Revitalización Integral de La Habana Vieja, Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana (1994-2010); de La Gaceta de Cuba (2000-2005); y desde el año 2006 hasta la actualidad, su trabajo como editora y colaboradora de revistas culturales como Clave (Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana); Extramuros (Instituto Cubano del Libro), y Arte por excelencias, sobre artes plásticas en las Américas y el Caribe.
Por todo ello, el espacio «El Autor y su Obra» que se le dedica el próximo 20 de diciembre, resulta un merecido reconocimiento a su historia de vida y su creación literaria. Sirvan estos poemas a modo de invitación para asistir este miércoles a las 11:00 de la mañana a la Galería «El Reino de Este Mundo» de la Biblioteca Nacional de Cuba «José Martí».
Fragmentos de su obra
Alegato triste de E.C.
Ya nadie transpira de emoción al presentir mi paso, mis palabras convierten en mueca las sonrisas, mi padre Sir Tomás asume con desprecio la desaprobación a sus sermones. No hay tal lugar, le digo, usted mismo eligió los hilos de Utopía y yo bebí de su caudal enfebrecido la religión del agua transparente que una legión de fieles venera todavía. Fueron falsos los dioses, tomaron las nimiedades de mis letras, anarquías del verbo que el hombre desconoce y a las que puse fin en otro manifiesto porque yo fui encausado por traficar con sueños, confinar en el silencio a la alegría y prohibir los excesos de tristeza. Esas fueron mis culpas. Crucé dos armas tras mi espalda, establecí murallas y estampé en su hondura las iniciales del nombre con que después me persiguieron. Esculpí la vanidad en los mejores mármoles del reino. Yo sé que ahora habito una ciudad que no me pertenece. Fundidos sus cimientos con mis manos fue moldeada pro mí, pero no es mía. Yo sé que ahora estoy solo. En mi trono estoy solo y desconfío.
Pensando en las palabras
que se escapan huyen de la frase y en su lugar envían severas, cáusticas señales. En las palabras que existen, físicamente hablando, en el universo de las cosas tangibles-intangibles como la memoria de una rosa o un rostro de anteayer. (Dije rosa, ¿tendría que dudar? ¿Rehuir del uso, de los significantes, de las modas?) «Estoy joyando», digo/dice mientras tomo frente al espejo una fotografía con collares, anillos, y creyones. No es la palabra, es la variación, el juego. Fue la palabra quien se quiso cambiar, tocar el rostro convidándolo a ser otro. En las palabras pienso como en un familiar que muere. (Es decir, como algo vivo después del acto de morir.) En las palabras que debían existir porque lo que vivimos merece ser nombrado. Ahora mismo tocado con su gracia. «Joyado». Una persona, como las palabras que van y vienen. Pulcritud. Imposibilidad de quienes articulan y disipan, ofician los discursos, y dibujan el fondo de una escena Imantan, extorsionan, finalizan. Ellas escogen la voz que tomarán. Accidentadas. Sonidos, silabeos. Voces afónicas y claras. Inflexiones. Poderosas, hirientes, inexactas. Las palabras imponen... Uno piensa que las elige, las atrapa, las posee, las dicta. Cuando, en verdad, son ellas quienes deciden por nosotros.
Estados de ánimo
I
Callada, lejana, inmutable.
Ordinaria. Vulgar.
Experta, neófita, perfeccionista y descuidada.
Frugal, desatinada, megalómana.
Triste, enloquecida.
Genial, desgarradora, lastimosa.
Embaucadora, desleal.
Experta, voraz.
Triunfadora, infiel, honesta.
Atroz y bella y armoniosa.
II
Tejedora de alfombras, pensadora, ocultista, prostituta.
Pianista, bailadora de tango.
Letra muerta.
Payasa, artículo de feria.
Naturista y jardinera.
Invisible. Amiga. Proxeneta.
Pintora, performista, mesera, escanciadora de vinos.
Cocinera de manjares para perros.
Tocadora de flauta.
Estrella del bolero.
Dibujo, trazo e invención.
Modelo de Picasso.
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