Manuel Agustín de Esquipulas de Zequeira y Arango nació el 28 de agosto de 1764 en el seno de una ilustre familia habanera de considerable riqueza y abolengo. Sus padres fueron Simón José de Zequeira y León y Sebastiana María Rita de Arango y Merireles. Sus primeras letras las aprendió en el calor del hogar y en 1774 ingresó en el Seminario San Carlos donde fue condiscípulo de Félix Varela, ampliando allí sus conocimientos de historia, literatura y cultura latina.
Gran parte de su vida la dedicó a la vida militar dentro y fuera de la isla de Cuba, llegando a alcanzar el grado de Coronel de Infantería. Desde 1780 entró a servir de cadete en el regimiento de Infantería Sória. En julio de 1793 viajó a Santo Domingo para auxiliar al ejército de esta isla y consta que se distinguió por su valor en algunos combates. En 1796 regresa a La Habana con el grado militar de Subteniente de granaderos. En 1813 viajó al Nuevo Reino de Granada y en 1814 tuvo a su cargo el gobierno de la Provincia de Río-Hacha. En el año 1815 se le confió la responsabilidad del mando militar y político de Santa Marta. Al año siguiente fue nombrado Teniente en Cartagena y en 1817 es nombrado Coronel de Infantería. En 1821 regresa a nuestra isla, precisamente a la ciudad de Matanzas donde poco después sufrirá de un extravío mental que le hará perder la razón. Manuel de Zequeira muere en su natal Habana el 18 de abril de 1846. El Dr. Tomás Romay, gran amigo suyo, después de su muerte comentó: «Ciñó sus sienes con los laureles que alternativamente cortaba en el monte Parnaso y en el Campo de Marte».[i]
A pesar de su tan ocupada agenda militar, Zequeira publicó sus poemas y ensayos literarios principalmente en el Papel Periódico de La Habana desde 1792; sin embargo, hay producciones suyas en El Patriota Americano, El Hablador, El Noticioso Mercantil, El Criticón de La Habana, El Observador Habanero, La Lira de Apolo, entre otros periódicos de la época. Se vinculó junto el Dr. Romay a la Sociedad Patriótica, más adelante Real Sociedad Económica de Amigos del País.
Como bardo se vincula al neoclasicismo, aunque sus prosas suelen ser artículos costumbristas; es considerado como el primer poeta cubano, no en el sentido cronológico, honor que se le reserva a Silvestre de Balboa, sino en el simbólico por su calidad y vocación líricas, además por su conocimiento consciente del instrumento poético. La primera edición de las poesías de Zequeira fue publicada en 1829 en la ciudad de New York con el título: Poesías del Coronel don Manuel de Zequeira y Arango, natural de La Habana, publicada por el que fue su maestro en la juventud: Félix Varela. El periódico semanal de La Habana, El Puntero Literario, ensalzó la «Batalla naval de Cortés en la Laguna» y reconoció el mérito junto con la castiza, clara y armoniosa dicción del «Primer sitio de Zaragoza» y «El dos de mayo».
Antonio Bachiller y Morales se refiere a otro proyecto de publicación también de Varela en 1811 para el que convocó a varios hombres ilustrados, pero no hay noticias de su publicación. Bachiller y Morales también se ocupó de publicar la biografía de Manuel de Zequeira en la Revista de Cuba.
En 1852 Sergio Cuevas Zequeira, hijo de Manuel de Zequeira, publicó un trabajo de 50 páginas como introducción al libro Poesías del Coronel D. Manuel de Sequeira y Arango[ii], en el que añade textos que no habían sido identificados hasta la fecha de autoría de su progenitor.
En 1858, José Fornaris y Joaquín Lorenzo Luaces recogieron algunos de los poemas de Zequeira en su Cuba Poética, colección escogida de las composiciones en verso delos poetas cubanos desde Zequeira hasta nuestros días. No emitieron ninguna crítica sobre el quehacer del poeta habanero, pero enmarcaron su obra como el inicio perfecto para su antología.
Por otra parte, Luaces, en un artículo de 1856 en el periódico quincenal Floresta Cubana, afirmó su preferencia por Zequeira por encima de otro bardo santiaguero contemporáneo suyo con el mismo nombre: Manuel Rubalcava. Luaces consideró al poeta habanero superior por haber sido estudioso de los clásicos latinos y los autores españoles y por su estilo alto, sonoro y compensado, a pesar de su desaliño e incorrección. Luaces afirma: «Esta desigualdad, tanta belleza deslustrada con tan gran número de defectos, han motivado el juicio que hemos emitido acerca del mérito de la composición».[iii] Menciona ejemplos de poemas con bellos rasgos, pero malos en general, como es el caso de «Batalla Naval de Cortés en la Laguna», exceptuando la oda «A la piña» que la cataloga como una obra maestra.
Pedro José Guiteras se queja de las pocas noticias que existen sobre la vida de Zequeira, pero considera su mérito por ser «el primero en la lista de los poetas ilustres que honran la literatura cubana».[iv] Guiteras admite su habilidad para tratar los temas heroicos, a pesar de que a veces los episodios no vienen al caso, pero reconoce las bondades de composiciones como oda «A la piña», «A una nave de Vapor», entre otras.
En su Diccionario Biográfico Cubano, publicado en 1878, Francisco Calcagno nos comenta su impresión sobre la vida militar del bardo habanero: «fue demasiado favorito de las musas para haber sido gran alumno de Marte: en él el poeta ahogó al guerrero». Calcagno también clasifica a Manuel de Zequeira como nuestro primer poeta en sentido cronológico y argumenta que «aunque no sean sus versos más que débiles reflejos de los poetas clásicos, con ellos sentó las primeras piedras y despertó justificada admiración revelando al país las formas de la buena poesía». Asimismo, celebra los ensayos que divulga en las publicaciones periódicas hechos con talento, recursos y animados por el más noble espíritu público. Más adelante en el texto describe su poesía con: «rasgos débiles e imperfectos en su principio, robustos y poderosos luego hasta intentar con derecho la epopeya, dignos y loables siempre como productos de una época en que, aparte la dificultad de obtener modelos, fallaban los motivos de emulación». Acerca de la comparación que se hace entre Rubalcava y Zequeira, Calcagno cita a Menéndez Pelayo oportunamente: «Zequeira tenía más robusta entonación y aspiraciones no siempre frustradas a la poesía heroica» lo que él no notaba en el santiaguero; coincidiendo igualmente con Luaces.
Aurelio Mitjans en su Historia de la Literatura Cubana, publicada en 1890, menciona como más notables esfuerzos sus odas: «Primer sitio de Zaragoza», «A Daoiz y Velarde» y «Batalla Naval de Cortés en la Laguna»; esta última criticada por Luaces anteriormente. Clasifica de superior la égloga «Albano y Galatea», sin embargo, afirma que «La nave de vapor» no supo aprovechar los recursos. Enumera además sonetos discretos como «El Valor», «Los pesares de la ausencia», «Contra el amor» y «Contra la guerra», para colocar como sobresaliente «La Ilusión». El satírico «A la injusticia» lo menciona como no digno de colisión y ratifica la superioridad de la oda «A la piña» como críticos anteriores a él habían afirmado. Curiosamente, Mitjans comete un pequeño error en su libro, equivoca la fecha de nacimiento de Zequeira.
En los años ochenta del siglo XIX Emilio Marín González del Valle publica La poesía lírica en Cuba, donde define a Manuel de Zequeira como «poeta de gabinete» para restarle importancia. Sin embargo, Antonio López Prieto publica en 1891 el Parnaso Cubano, donde defiende al poeta habanero aseverando que con él nace la versificación en la colonia cubana, siendo igualmente el más notable entre los escritores neoclásicos. De esa forma reafirma además su supremacía al lado del santiaguero Rubalcava.
La mayoría de los antologadores posteriores de la poesía cubana coinciden con López Prieto. Sin embargo, López Prieto tiene un fallo, no se percata de que Zequeira usaba a veces sobrenombres en sus publicaciones y presenta en su analogía el poema «Albano y Galatea» como si fuera de un tal Ismael Raquenue, siendo ese el mismo Zequeira. De esta forma solo publica en su Parnaso, los siguientes poemas de Zequeira: «Batalla Naval de Cortés en la Laguna», «A Daoiz y Velarde», «A la piña», «Anacreóntica», «La ilusión» y «El valor». Sobre el primero, López Prieto nos muestra varias notas de diferentes críticos literarios. La primera es de Luaces: «Este poema, tan ensalzado por unos como vituperado por otros, merece nos detengamos en él (…) Contiene bellezas y pueden servir la descripción armada de Cortés».[v] De Ramón Zambrana cita que «Las robustas y numerosas octavas de Zequeira, se distinguen por una versificación severa y llena de pomposos giros, sin que desdiga un momento de la dignidad y grandeza del asunto».[vi] Respecto al segundo poema antes citado («A Daoiz y Velarde»), López Prieto también nos comparte una cita de Luaces y otra de Zambrana. Nos dice Luaces: «Nos parece superior este poema al titulado “Primer sitio en Zaragoza” porque está sembrado de bellezas más numerosas. Es bella la introducción, bien sostenido el interés en el cuerpo de la composición y respira al entusiasmo del autor que se lo comunica a los que leen». Por su parte, Zambrana alaba de la siguiente forma: «Hay belleza indispensable, inspiración, imágenes atrevidas y fácil y robusta versificación».
Aparte de lo citado por López Prieto, Ramón Zambrana en su libro celebra la capacidad de Zequeira de hacer epigramas y composiciones satíricas de las que sale airoso con naturalidad y gracia, juzgándolo también superior a Rubalcava.
El siglo XX nos trae nuevas recopilaciones donde por supuesto aparece el bardo habanero. Entre ellas está la de José María Chacón y Calvo: Cien mejores poesías cubanas, de 1922; y de Lezama Lima: Analogía de la poesía cubana, de 1965.
Entre las dos últimas recopilaciones mencionadas se publica en 1954 Historia de la Literatura Cubana, de Salvador Bueno. Bueno menciona los textos ya conocidos: «Batalla Naval de Cortés en la Laguna», «A Daoiz y Velarde», «A la nave de vapor», «Ataque a Yacci» y «El triunfo de la lira»; pero reafirma que sus obras más celebradas son el soneto «La ilusión» y la oda «A la piña», sin olvidar su «Albano y Galatea» donde según bueno no logra elevarse sobre las limitaciones de la poesía neoclásica.
Max Henríquez Ureña en su Panorama de la Literatura Cubana, de 1963, es uno de los pocos que menciona a los tres Manueles. Zequeira y Rubalcava tuvieron otro contemporáneo poeta con su mismo nombre: el santiaguero Manuel María Pérez y Ramírez, del cual se conservan muy pocos textos. Sobre la poesía de Zequeira, Henríquez Ureña nos dice que: «peca por excesivo retoricismo y no brilla por su corrección. Basta señalar endecasílabos tan mal metidos y defectuosos» como los que ejemplifica de la «Batalla naval de Cortés en la Laguna» y de «A Daoiz y Velarde». Sobre la oda «La nave de vapor» dice que es un ensayo fatigoso. Sin embargo, ve más corrección y soltura en la égloga de «Albano y Galatea». Como el resto de la crítica, afirma que la manifestación más afortunada del talento poético de Zequeira es su oda «A la piña» que posee un tema genuinamente americano, desarrollado con gracia principalmente en la parte descriptiva, parafraseando al autor.
En el Perfil histórico de las letras cubanas desde sus orígenes hasta 1898, publicado en 1983 por el Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de las Ciencias de Cuba, se aborda algo poco tratado por el resto de la crítica: la prosa de Zequeira. Por el auge de la imprenta y las nuevas publicaciones periódicas nace un nuevo cultivador de la literatura. En este texto nos recuerdan de que Zequeira no es un escritor que viva de su trabajo, sin embargo:
El entusiasmo y la asiduidad con que se entregó, tanto al cultivo del verso como de la prosa, utilizando, como nadie en su época, los medios de comunicación masiva casi recién inaugurados en nuestra isla lo sitúan como el primer escritor de la historia literaria cubana.
También se destaca el bardo habanero en que antes de la aparición en 1819 del primer libro de poemas de un autor cubano (Ocios poéticos, de Ignacio Valdés Machuca), de unos 30 folletos en verso, casi la tercera pare correspondía a Manuel de Zequeira, destacándose como el poeta más importante del momento.
Sobre sus artículos costumbristas se menciona «El relox de la Habana» (1801), que Cintio Vitier considera como «la primera prosa poética de categoría entre nosotros». Interesante también como vinculan temas tan criollos como el desarrollo de la agricultura y del comercio nativos, aludido a «Primer sitio de Zaragoza» y «Albano y Galatea». Reafirma este Perfil del Instituto de Literatura y Lingüística la supremacía de la oda «A la piña» sobre el resto de su obra poética.
Otra definición significativa que encontramos en el Perfil, es la de Fina García Marruz cuando señala que Zequeira representa «este tránsito que va sutilmente operándose en el alma española hacia lo nativo».
Aunque es más conocido como poeta, Zequeira posee una producción en prosa más abundante. Sus trabajos costumbristas poseen un gran valor. Su primera publicación de este tipo aparece en el Papel Periódico el 15 de julio de 1792 en forma de epístola, dirigida «A mis amados compañeros los petimetres» donde satirizaba a los jóvenes que dedicaban todo su interés a estar vestidos a la última moda.
Esa área de realizar observaciones sobre los usos y costumbres de la capital llevó a Zequeira a usar numerosos seudónimos como: Izmael Raquenue, Ezequiel Armuna, Anselmo Erquea y Gravina, Raquel Yun Zenea, El Observador de la Habana, El bruxo de la Habana, El Marqués Nueya, entre otros.
Concluye el fragmento dedicado a Zequeira en este Perfil histórico ratificando su relevancia por ser:
Uno de los prosistas más importantes de su momento, que supo dejar documentos de gran valor para el conocimiento de la época, sin olvidar nunca la intención estética, que a veces le permitió cuajar valiosas páginas (…) Bien hincado en su realidad, Manuel de Zequeira es ya un escritor habanero, con indudable consciencia y voluntariedad de ambos términos.
Como citamos anteriormente, Fina García Marruz publicó en la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, un sustancial estudio de la obra del poeta habanero en conmemoración por el bicentenario de su aniversario. Posteriormente mantiene su interés en el autor, esta vez en compañía de su esposo, publicando ambos Flor oculta de la poesía cubana. CintioVitier, en Lo cubano en la poesía, mencionará los ya repetidos poemas «Batalla naval de Cortés en la Laguna», «Albano y Galatea» y la oda «A la piña», siendo esa última la más alabada por este también.
Son muchos los ejemplos de otros autores que han incluido a Manuel de Zequeira dentro de sus analogías o recopilaciones, como es el caso de Virgilio López Lemus en su libro: Doscientos años de poesía cubana, de 1999; o el caso de Enrique Saínz en Ensayos críticos, de 1989; y de Salvador Arias: Poesía cubana de la colonia, de 2002. Recientemente se publicó el texto de Olga Portuondo Zúñiga: El patriota habanero Manuel de Zequeira y Arango, siendo este último un estudio complejísimo sobre la vida y obra del bardo capitalino, junto a una recopilación de todos sus textos hallados hasta la fecha en verso y prosa.
La mayoría de estos autores coinciden en la supremacía de la obra literaria de Manuel de Zequeira en comparación con los otros dos Manueles. El texto más ensalzado de este autor es su icónica oda «A la piña», después se tiene en cuenta su soneto «La ilusión» y su égloga «Aldano y Galatea» y, a pesar de sus defectos y carencias, lo reconocen como el principal poeta neoclásico cubano de la época.
Bien complejo ha sido para todos estos autores recopilar y hacer un estudio crítico sobre la obra de Manuel de Zequeira por no disponer de suficiente información biográfica, pues debido a la moda de la época el autor firmaba sus escritos con diferentes sobrenombres, haciendo imposible rastrear con totalidad sus textos. La Dra. Olga Portuondo Zúñiga, felicita la labor de José Augusto Escoto que ha sido el único empeñado en localizar documentación original del bardo habanero del siglo XVIII, sin embargo, no ha podido procesarla. A pesar de todos los esfuerzos de la buena crítica literaria cubana, aún queda mucho por descubrir de este singular y enigmático escritor.
Bibliografía
Bachiller y Morales, Antonio: Apunes para la historia de las letras y de la Instrucción pública de la Isla de Cuba, T 3., Imprenta de Massana, Habana, 1859.
Boloña, José Severino (comp.): Colección de poesías arregladas por un aficionado a las musas, 2 T., Oficina de don José Boloña, Habana, 1833.
Bueno, Salvador: Historia de la Literatura Cubana, 2da. Ed., Editorial Minerva, La Habana, 1959.
Calcagno, Francisco: Diccionario Biográfico Cubano. Imprenta y Librería de Néstor Ponce de León, Nueva York, 1878.
Chacón y Calvo, José María: Los orígenes de la poesía en Cuba. Imprenta El siglo XX, La Habana, 1903.
______________________ (comp.): Las cien mejores poesías cubanas. Editorial Reus, Madrid, 1922.
Cuevas Zequeira, Sergio: «Don Manuel de Sequeira Arango. Ensayo histórico-crítico», cap. 3 en La Discusión, La Habana, 1923.
Fornaris, José y Joaquín Lorenzo Luaces (directores): Cuba poética, colección escogida de las composiciones en verso de los poetas cubanos desde Zequeira hasta nuestros días. Imprenta y Papelería de la Viuda de Barcina, Habana, 1858; 2da. Ed., 1861.
García Marruz, Fina: «Manuel de Zequeira y Arango en su bicentenario (1764?-1846)», en Revisa de la Biblioteca Nacional José Martí. No. 1-2, enero-junio, La Habana, 1965.
Guiteras, Pedro José: «Poetas Cubanos. Don Manuel de Zequeira y Arango», en Revista de Cuba, periódico mensual de Ciencias, Derecho, Literatura y Bellas Artes. Director Dr. José Antonio Cortina, T. V, Imprenta Miliar de la viuda de Soler y Compañía, Habana, 1879.
Henríquez Ureña, Max: Panorama histórico de la literatura cubana 1492-1952. 2 T., Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1978.
Instituto de Literatura y Lingüística: Diccionario de la literatura cubana. T. II, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1984.
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Lezama Lima, José (comp.): Antología de poesía cubana, T. I (siglos XVII-XVIII). Consejo Nacional de Cultura, La Habana, 1965.
López Lemus, Virgilio (comp.): Doscientos años de poesía cubana. 1790-1990. Casa Editora Abril, La Habana, 1999.
López Prieto, Antonio (comp.): Parnaso cubano. Colección de poesíasselectas de autores cubanos desde Zequeira hasta nuestros días. Editor Miguel de Villa-Librería, Habana, 1999.
Luaces, Joaquín Lorenzo: «Manuel de Zequeira y Arango», en Floresta Cubana, periódico quincenal de Ciencias, Literatura, Artes, Modas, Teatro, etc. Dedicado al bello sexo. Directores Felipe López de Briña, Br. Ramón Vélez Herrera, Dr. Joaquín Fabián Aenlle y Ldo. José Fornris. Ed. José Socorro León, tomo único, Imprenta y Encuadernación del Tiempo, Habana, 1856.
Mitjans, Aurelio: Historia de la literatura cubana. Prologo de Rafael Montoro. Editorial América, Madrid, 1918.
Portuondo Zúñiga, Olga: El patriota habanero Manuel de Zequeira y Arango, Ediciones Santiago, 2019.
Vitier, Cintio y Fina García Marruz (comp.): Flor oculta de la poesía cubana (siglos XVIII y XIX). Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1978.
Vitier, Cintio: Lo cubano en la poesía.Ediciones UNIÓN, 1998
Zambrana, Ramón: «Diferentes épocas de la poesía en Cuba», en Revisa de La Habana, periódico quincenal de Ciencias, Literatura, Artes, Modas, Teatros, etc. Con litografías y grabados, T.3, Habana, Imprenta del Tiempo, 15 de marzo al 1 de septiembre de 1854.
[i] Francisco Calcagno, Diccionario Biográfico Cubano, 1878.
[ii] Se hace empleo de la S en vez de la Z en el apellido del autor como pudiera encontrarse en algún registro de parroquia, sin embargo, el mismo Zequeira se firmaba con z.
[iii] Joaquín Lorenzo Luaces: «Manuel de Zequeira y Arango», en Floresta Cubana, pp. 136-139.
[iv] Pedro José Guieras: «Poetas Cubanos. Don Manuel de Zequeira y Arango», en la Revista Cuba, pp. 6-10.
[v] Joaquín Lorenzo Luaces, Floresta Cubana, «Manuel de Zequeira y Arango», pp. 101, 1856.
[vi] Ramón Zambrana, Diferentes épocas de la poesía en Cuba, pp. 96, 1858.
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