
Pensábamos en tanto escribíamos aquella diatriba no contra, sino sobre quienes no las tienen todas hacia la poesía oscura que tendríamos para más y que en algún momento debiéramos exponerlo. Se me ocurre pensar que cada vez que surge un gran poeta estamos frente a un hecho fundacional. Fundacional, claro, del mismo modo que cada vez que nos encontramos con un gran poema la poesía misma ha encontrado su élan, el potens que la podría nuevamente redimensionar.
Todavía recuerdo el momento en que los surrealistas creyeron verse muy adelantados cuando buscaban partir (y de hecho, fue uno de sus puntos de partida) del Conde de Lautréamont.
«La belleza no es más que el encuentro fortuito entre un paraguas y una máquina de coser sobre una mesa de disección».
Otro gran francés, Pierre Reverdy, se ocupaba por aquellos días de sintetizar el mismo argumento desde su libro de ensayo El guante blanco, justo en el momento en que nos habla de dos imágenes aparentemente contrapuestas. Nadie más fiel en el campo de la plástica para llevar dicho presupuesto hasta las últimas consecuencias que un pintor ¿un belga?: René Magritte.
De convenir con Lorenzo García Vega y su precioso libro Vilis veremos cómo se nos hace saber que antiguamente los japoneses creían en el zuihitsu cuyo recurso, según él, Lorenzo García Vega, consiste en la acumulación de cosas diversas. (….) tratándose de un fabulador como Vega, nos hemos dado a la búsqueda de este dato con el fin de corroborarlo y no hemos encontrado por ahora nada.
De ser así hay que advertir que los surrealistas, ni mucho menos el enigmático hasta ese entonces Conde de Lautréamont, eran tan adelantados… Eclesiastés: No hay nada nuevo bajo el sol.
De cualquier modo no es descabellado que de cuando en cuando, o de vez en vez, debamos recordar ese apotegma de Saint John Perse: «Poeta es aquel que rompe para nosotros la costumbre».
¿Qué cómo la rompe? A saber. Porque el poeta David Huerta es de los que ha expresado su gusto por la poesía que no se deja ver bien del todo. Y expresó: cuando leo Ninfa, de Doris hija, la más bella… no entiendo muy bien, pero más o menos me doy cuenta por donde va la cosa.
Ojo: la poesía que no se deja ver bien del todo. Nuestro jardín japonés fue diseñado casi con ese mismo concepto: que desde donde quiera que te pares nunca lo podrás ver completamente. O si se quiere: nunca lo podrás ver bien del todo.
Hallazgo, entre otros muchos, el de los simbolistas al fin, según Paz, sería justamente ese.
Y de paso por Huerta (Ciudad de México, 1949) es uno de los mayores poetas actuales de la poesía de Hispanoamérica. Jóvenes de su país hay quienes lo cuentan entre los mejores poetas vivos, sino el mejor poeta vivo del momento. Posee en su haber una vasta bibliografía. Su libro principal Incurable. ¿Otros? Cuaderno de noviembre, Versión, Historia, y La sombra de los perros. Traductor, periodista, qué decir. Huerta: Me gusta la poesía que no se deja ver bien del todo. Cuando leo… y etc.
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Poema de Gottfried Benn
Tenía que irme pero un poema de Gottfried Benn me detuvo en el arranque de ese impulso no saben ustedes qué poema terrible Una flor se deshacía en medio de una autopsia y el doctor que había abierto el cadáver veía cómo los pétalos se atoraban en las vísceras También los guantes del médico se llenaban de pétalos y de sanguaza era todo impresionante pero sólo era un poema y yo tenía que irme No sé si me fui pero las imágenes de ese poema de Gottfried Benn –por lo demás una figura no muy simpática- no se fueron se quedaron aquí Cómo se quedaron aquí esas imágenes las huellas de esas figuras desgarradas es algo que deberé investigar no será fácil lo sé pero debo hacerlo.
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