
Ernesto García Alfonso
Aunque el poeta que comentamos bordea lo metafísico, y le preocupa cómo el hombre puede llegar a ser auténtico, sabe también que «la poesía es historia de lo que significa ser humano en este lugar, en este momento».[i] Él pronuncia: «Si algo quiere ser dicho, el poema sabe que lo aceptaré. Lo permites en ti. Le permites que haga su trabajo en ti».[ii] Aquí se contempla con ironía a un ser complejo como un mero decursar de la naturaleza, donde la tendencia hacia el mal es una regularidad, no una excepción, porque se despoja al decursar humano de la ética, donde la maldad y la hipocresía del ser humano también es un hecho natural, y se jerarquiza el valor, el peso de la inercia, y, en apariencia, parece que se destierra hasta la sensibilidad.
Entonces aparece el hombre atrapado en su doble condición de ser de la naturaleza o dejarse arrastrar por engendros y enigmas sociales, reflejados a través de una filosofía existencial, una ingravidez concebida como saturación, como densidad erosionante. El desprecio de lo social precipita al yo lírico hacia un lógico tratado sobre la naturaleza. O lo que parece lo mismo: su divisa es el anhelo de una naturaleza que no puede evitar lo social, en donde entraría su idea macabra y desacralizadora del concepto de la paternidad. En las relaciones padre–hijo se manifiesta, se prefiere un saber contra la intuición en verdadero choque de trenes.
En tal tema se mira lo común como extraño, se mira lo extraño como lo común, y lejos de las teorías educativas se trata de establecer una teoría educativa propia. Ve también la relación amorosa como un objeto de la física o de la ciencia, y nos revela cómo el diario intermitente y constante de una relación amorosa puede contarse de forma metafísica y con visos filosóficos, dígase un tratado.
Presenciamos una efusión que no es sentimental, un adagio sentencioso que aflora con frecuencia en estos textos del discurrir o decursar humano donde la pasión se contempla con los ojos de la física o de la matemática, donde el individuo es el movimiento de una máquina, y no su ser. Y el escritor parece confesarnos: ¿y si tomamos los lances de la existencia como un experimento? Porque más que la pasión le preocupa el entendimiento entre los hombres, léase en este sentido su poema «Cubo de condensación», que es un canto amorfo a la solidaridad, a la comunión humana.
Aunque a veces el autor nos haga creer que la existencia es la prolongación de un contrasentido, él sabe que el mundo está lleno de gente demasiado satisfecha. Hay que tener conciencia de que siempre se puede ir más allá. Y sobre todo, no aceptar que el lenguaje lo diga todo.[iii] Porque no es el absurdo lo que se opone al misterio, es la nada. Como afirma Emir Cioran, el misterio es la señal del ser. Allí donde está, indica plenitud oculta.
Datos del autor

Ernesto García Alfonso (La Habana, 22 de junio de 1974). Ganador del Premio Dador 2015 con el proyecto Bitonalidad, así como del Premio Pinos Nuevos en 2012. Ha publicado Tratado del nô, Letras Cubanas, La Habana, 2013 y Segundo tratado: estructuras dobles. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2019.

Selección de poemas
no quería que la quisieran tampoco verme y a mí me daba la sensación de que estaba prendí una vela y esperé se ha exagerado por algo que podría considerarse normal la soledad que necesitaba (no importa en la postura que caiga no importa cómo quede) pero en realidad mi mayor distracción es sentirme bien y después sentirme mal como el guardabosques a un lado la noche del otro el atardecer.
podría darme cuenta de mis errores de la importancia de la relatividad solo entonces el cerebro hace sufrir por eso hay que mantener el riesgo en el imprevisto está la evolución en la zona ancha angustia no sé de qué tipo ahora tendremos una inconveniencia un problema para observar.
Hora de recreo en el orfelinato
él hizo lo que mi padre quería era aquella etapa en la que el adulto se esconde del niño recreando luego su propia desaparición no me canso de repetirle a más sabiduría mayor divertimento si haces eso no te aburrirás nunca y él me advierte no te creo eres el loco de la casa por eso nadie nos visita me pongo debajo de ti para ver la oscuridad después cumplió lo prometido si me llevas a la audición voy a hacer bang bang nunca me echo para atrás ese día escondió los zapatos para no ir a la escuela estaba en plan pianista.
Ab eterno
fin del yo no de la escritura es algo que no puede detenerse entonces conoceremos al fantasma del vagabundo el rojo sangre la composición del agua cuánto tiempo necesita la gravedad para transformarse los kurdos no tienen país y yo seré un extranjero en otro lugar cortado por las piedras las tierras que busco ya no existen y el mar se ha retirado jarrón usado por los griegos para mantener el vino puro.
[i] – Idea del poeta escocés Jonh Burnside (1955-2024).
[ii] – Ídem.
[iii] – Ida Vitale.
Visitas: 38






Deja un comentario