
El investigador Jorge Domingo Cuadriello (La Habana, 1954) dio a conocer una obra insólita y utilísima. Se trata de Complemento de un diccionario biográfico cubano; compendio de unas 1 300 entradas dedicadas a figuras poco relevantes de la historia y la cultura cubanas o que fueron significativas en algún momento, pero que terminaron en el olvido. Con el sello de Espacio Laical Publicaciones, el libro no incluye a personalidades bien conocidas, sino a aquellas que podrían considerarse secundarias. «Es, sencillamente, lo que el título anuncia: un complemento», afirma el también crítico y narrador, autor entre otros títulos de Reseñas de libros y de los cuentos contenidos en El descenso. Con él conversamos en esta Esquina de fraile.
No es el primer diccionario que publica Domingo Cuadriello. Antes aparecieron Diccionario bio-bibliográfico de escritores españoles en Cuba, con ediciones en Sevilla y La Habana, y en coautoría con Ricardo Luis Hernández Otero, otro de seudónimos cubanos que apareció primero en Barcelona y luego en Estados Unidos. Son, dice su autor, obras de referencia dirigidas principalmente a investigadores, historiadores, periodistas…
Para él, asumir la tarea de llevar adelante un diccionario, de carácter biográfico en su caso, impone, como punto de partida, la selección, de acuerdo con su relevancia, de las figuras a incluir. Después, su caracterización; si fue poeta, abogado, militar, músico, pintor… Es esta una información que no pude faltar. Consignar las fechas de nacimiento y muerte de esas figuras y el lugar donde ocurrieron son datos ineludibles, así como la alusión, por somera que sea, a su trayectoria vital, con sus aciertos y también sus errores.
Figuras secundarias u olvidadas hay muchas en Cuba, como en cualquier otro país. Cuál fue entonces su criterio de selección. Esto es, ¿cuál si y cuál no para aparecer en su diccionario? inquiere el cronista.
Domingo Cuadriello responde que descartó a todas las personalidades cubanas encumbradas, ya bien conocidas, y, claro está, no tomó en consideración a un buen hijo de vecino, a una abnegada ama de casa, a un laborioso agricultor, pese al respeto que le merecen obreros y campesinos.
Puntualiza: «Quizás a muchos les sorprenda la inclusión, por ejemplo, del verdugo Paula Romero, del pistolero Mario Salabarría y del represor batistiano José de Jesús Castaño, pero fueron individuos muy conocidos en su momento y por alguna razón entraron en la historia de su época».
Añade:
En gran medida este cuasi diccionario es el resultado de la revisión de la prensa cubana principalmente de la etapa republicana, labor que durante muchos años he llevado adelante como investigador literario. Un dia tuve la feliz iniciativa de comenzar a anotar los obituarios de muchos de estos personajes ya olvidados que encontraba en el Diario de la Marina, El Mundo, Información y otros periódicos. Al paso del tiempo y después de volcar todas esas noticias en la computadora, consideré que no debía dejar de pasar más años y que era el momento de cerrar la obra. Y ahí está, al servicio de quien desee consultarla.
En opinión del cronista, el Complemento, de Jorge Domingo Cuadriello carga demasiado la mano en figuras poco relevantes del Ejército Libertador. El autor no lo estima así. Comenta que muchos de esos mambises de grados intermedios sobresalieron en el interior del país, que fueron reconocidos en su momento, y posiblemente hoy sean de interés para historiadores locales. Cree que las historias regionales también merecen respeto y, lejos de cualquier habanocentrismo, incorporó a su libro a personajes que sobresalieron en espacios distantes de La Habana.
En el caso de los oficiales del Ejército Libertador, dice que en algunos casos pudo precisar la fecha de la muerte. Sucede así con la del coronel Juan Masó Parra, traidor a la causa independentista, dato este, el de la defunción, que no se registra en el Tomo I, Biografías, del Diccionario enciclopédico de historia militar de Cuba, elaborado por el Centro de Estudios Militares del MINFAR. Considera que conocer la fecha del fallecimiento de una figura ya olvidada es sumamente importante porque a partir de ahí puede el investigador seguirles el rastro pues la fecha le da la posibilidad de remitirse a la prensa de esos días, de recurrir a determinados archivos; es una pista para llevar adelante el proceso investigativo.
Expresa Domingo Cuadriello que una vez publicado el Complemento, le dirigió una mirada crítica implacable. Cree hoy que pudo haber avanzado mucho más, pero, ya con más de 70 años de edad, le pareció que había llegado el momento de cerrarlo. Tampoco piensa acometer un diccionario biográfico cubano. De ninguna manera se lanzaría ya, comenta, a ascender ese Himalaya. Piensa que una obra de ese tipo, objetiva y sin exclusiones por motivos políticos, debe ser una obra colectiva, como lo es La enciclopedia de Cuba y el Diccionario enciclopédico de historia militar. Cree que de modo mancomunado puede arribar a puerto seguro un barco de tan grande envergadura. Sí está seguro, y lo dice sin modestia alguna, de que su Complemento de un diccionario biográfico cubano constituye una contribución al conocimiento de nuestra historia y una herramienta útil en manos de investigadores o simples amantes de nuestro pasado.
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