
Auspiciado por el Instituto Cubano del Libro, se celebró a las 11 de la mañana en la emblemática Calle de Madera el habitual espacio del Sábado del Libro, esta vez con la presentación de Lecturas de juventud, textos de Alejo Carpentier, recopilados por Rafael Rodríguez Beltrán, al amparo de la Casa Editora Abril.
Fue su presentador el subdirector editorial de dicha institución, Santiago Jerez Mustelier. En sus palabras tituladas: «Lecturas de juventud: un hito imprescindible en el desarrollo cultural de Cuba», lo clasifica como uno de los tesoros que posee la editorial.
En el compendio se recogen artículos de un joven Carpentier, donde aún afloran los gustos de los padres, pero ya con una vasta cultura. Carpentier no solo se mueve en la crítica literaria, sino va más allá, hacia las artes plásticas, la arquitectura, la música. Un periodismo incipiente que se ve obligado a ejercer por la crisis económica imperante en la Isla y que le da nueva vida al diario La Discusión, desde la sección «Obras famosas».
Santiago Jerez nos dice desde su análisis:
Lo primero que intuye el lector cuando se acerca a los textos que de una manera exquisitamente cronológica se nos presentan, son la profundidad intelectual, la destreza narrativa, la agudeza al situar en el contexto cada obra y sus personajes, la habilidad probada en descascarar grandes clásicos e ir a sus esencias, la rica variedad de estilos que cultivó y su gigantesca y vasta cultura. No se deshace en elogios, no opina a la ligera, asienta aseveraciones que estremecen si uno comprende que las escribió un joven de tan solo 17 años.
Establece una conexión intrínseca producto creativo-creador, explota la relación autor-obra con una singularidad formidable, lo que él llama observar las obras con personalidad, sin afirmaciones pseudointelectuales, con el ánimo también de contradecir las ideas preconcebidas.
Y termina su escrito aseverando: «Hoy más que nunca el periodismo cubano está necesitado de críticos como Carpentier, que saquen del letargo esa especialidad, que, con honorables exponentes en algunas manifestaciones como la música y el cine, va perdiendo terreno cada día más, al punto de convertirse en un espécimen raro y en peligro de extinción».
Tanto el presentador, como el compilador estuvieron de acuerdo en que es un libro imprescindible para dirigentes de las instituciones culturales y quienes deseen acercarse al periodismo, no solo como carrera, sino como lectores y críticos de la profesión.
Rafael Rodríguez Beltrán, Doctor en Ciencias Pedagógicas y miembro de la Asociación Alejo Carpentier, no solo concibió la obra enciclopédica, sino que fue también su prologuista. En sus 163 páginas, como bien dijo a las cámaras, trató de mostrar al Carpentier periodista que siendo joven poseía ya una sólida cultura.
En este compendio está la visión que tenía el gran barroquista de La Habana de personalidades como Pompeyo Gener, Pierre Benoit, Oscar Wilde, Pérez Lugin, Alberto Lamar Schweyer, Edgar Allan Poe, Marco Polo, H. G. Wells y Aristófanes; donde se manifiestan su valentía y su sagacidad demostrando su filosofía de que: «Nada es más errado que admirar ciegamente a los clásicos».
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