
En la obra de Regino Pedroso y Aldama (Unión de Reyes, 5 de abril de 1896- La Habana, 7 de diciembre de 1983) se reúnen las tres etnias conformadoras de la nacionalidad cubana: la europea, la africana y sobre todo la asiática, enfatizada en sus textos plenos de mordacidad y reflexión. Es el iniciador de la tendencia proletaria dentro de la poesía social cubana, en una época en que algunos poetas orientaban en forma clasista su creación lírica.
Nueva canción
¡Yo he de vivir en ti...! Cuando nuestras manos
sean polvos de luz en el aire,
y nuestras bocas estén desnudas de palabras,
y nuestros ojos lejanos ya no roben paisajes,
viviremos en ti en un aliento de eternidad.
Será una mañana, una tarde, o en una noche cualquiera
de la de los rebaños de los días futuros;
cuando en las calles las mujeres
besen a los desconocidos en la explosión del júbilo;
o al doblar de una esquina,
en los espejos de las bayonetas;
o en las llamas de las pupilas,
cuando bajo los astros las nuevas masas canten.
En un beso de amor, una gesta guerrera,
o en un grito de vida,
de algún modo sobre el mundo se asomarán
nuestras imágenes.
Desde nuestras oscuras cárceles del presente
nos desdoblamos hasta ti, momento futuro.
Y nuestras manos, en plenitud cordial,
te lanzan en fragmentos de cantos pedazos vivos
de nuestras vidas
a través de la noche en que el viento abanica el paisaje.
¡Estaremos en ti, porque no moriremos;
porque te sentimos hasta el dolor en nuestras carnes!
¡Viviremos en el gesto musculoso de los que te forjen
y en el potente aliento de los que lleguen!
36¡Estaremos en ti en el gran grito unánime!
¡Cuando desborde el canto o el beso de júbilo;
o cuando el gran poema del triunfo canten las bayonetas;
o cuando millones de brazos gigantes construyan lo nuevo;
en el taller o en el tumulto!
Y aunque nuestras manos ya sean polvos de luz en el aire,
y nuestras bocas estén desnudas de palabras,
y nuestros ojos lejanos ya no roben paisajes,
como un gran grito de eternidad,
también, junto a las de mis fraternos
compañeros de sombras,
en alguna ventana de la vida
se asomará mi imagen.
Eternidad
Nada alteró mi inmensa serenidad. Yo estaba sobre el dolor, la vida, lo arcano y lo futuro, tal como una montaña de mármol, inmutable, alzado en el camino silencioso y desnudo. Indiferente, eterno, me miraron los astros, la noche, el mar, los vientos, los altos montes mudos; indiferente, eterno, como un mito hecho carne y hecho dios, en el vórtice descendente del mundo. Y pasaron los siglos... ya ni el más débil rastro quedaba como signo de la existencia humana sobre la gran planicie de la tierra, ni un árbol. Sólo en la calcinada pedrecidad terrestre aún yo un sueño más largo de eternidad soñaba, fatal en lo infinito sobre el tiempo y la muerte.
Five o’ clok tea
Voy con las manos sucias de grasa... Los hermosos vehículos no se detienen cuando los llamo; y marcho por las calles, pródigo de saludos, pero los hombres me ignoran, y pasan; porque en la fiesta espléndida de la ciudad lujosa llevo las manos sucias de grasa. Sólo el paisaje y el crepúsculo me abrazan cordiales y el viejo pavimento que recuenta el cansado rosario de mis pasos. Pero las grandes vitrinas de lujo me cierran sus puertas; el ascensor de la opulencia no me conduce a las terrazas donde la vida canta y ríe; porque en la hora ebria del té fragante de oro, de enriquecer al mundo, llevo las manos sucias de grasa.
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